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lunes, 14 de marzo de 2011

VALORES - II (AMISTAD)

La amistad es un sentimiento personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato, con la relación continua, como dice la fórmula católica del matrimonio, “para lo bueno y para lo malo, hasta que la muerte nos separe”. Y es que la amistad nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes. Hay amistades que surgen en los primeros momentos y otras tardan años en hacerlo, pero en uno y otro caso, si la amistad es verdadera es “para toda la vida” y es que la amistad verdadera no está sometida al tiempo y al espacio, no tendría sentido una expresión del tipo “durante esta semana seremos amigos”.
La amistad es una de las relaciones interpersonales más comunes que tenemos las personas a lo largo de nuestra vida, esa cotidianidad nos puede llevar, no a degradarla (eso no sería posible) pero sí a utilizarla con cierta gratuidad al graduar como amistad meras relaciones personales, que aunque sean buenas no alcanzan el nivel preciso para merecer tal título.
Para los filósofos griegos la amistad es un regalo de los dioses. Aristóteles menciona tres tipos de amistad: por interés, por placer y por el bien; pero solo la que surge del bien merece llamarse amistad. La amistad se demuestra en la preocupación por el amigo interesándose por su bienestar, por sus problemas y logros. Un amigo es el que está en todo momento, el que te levanta cuando estás decaído. Es en el problema donde la amistad se pone a prueba. Cicerón dijo: “Solo en el peligro se conoce al verdadero amigo”
Una actitud amistosa solo es posible si se cumplen las siguientes condiciones:
  • Una actitud de generosidad, disponibilidad y entrega.
  • Estar abierto al otro, sintonizar con sus deseos, proyectos, alegrías y penas.
  • Un lenguaje veraz, sincero y directo.
  • Fidelidad, paciencia y cordialidad.
  • Respeto y comprensión.
La verdadera amistad encierra un alto valor por cuanto ofrece posibilidades de enriquecernos como personas a través de la entrega que implica en sí misma. “La amistad es lo más necesario de la vida” (Aristóteles), “Todas las glorias de este mundo no valen lo que un buen amigo” (Voltaire). Y es que sin la amistad las cosas pierden sentido, de ahí que para conservarla e incrementarla no dudemos en correr riesgos.
Una de las características de la amistad es la confianza en el trato mutuo, siendo una de sus bondades la facilidad de comunicación. Las personas necesitamos expresar y confiar nuestros sentimientos e ideas; podemos confiárselas a las discretas páginas de un diario, siempre dispuesto a recoger nuestras confidencias, pero el diario no toma iniciativa, no responde, no transmite unos afectos de los que carece. Este es el privilegio del amigo, tan capaz de recibir como de dar, de acoger nuestras aflicciones y confiarnos las suyas.
Un amigo es más que una persona. Algo que no es físico, algo que siempre llevas contigo. Es eso que recoges por el camino y guardas en tu cajita de cristal, cuidadosamente acomodado en su interior de terciopelo, una cajita que cuidas con todo tipo de mimos por su fragilidad.
Un amigo no es la persona que ves sino la que sientes, en la que crees y en la que confías, es por la que darías todo…, menos tu cajita de cristal.

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