RICOBLOG

RICOBLOG

viernes, 4 de marzo de 2011

LIDERAZGO SE ESCRIBE CON "S"

En mi opinión, las empresas españolas, pequeñas, medianas o grandes, pero sobre todo estas últimas, padecen un mal endémico, éste no es otro que su estructura de directivos y mandos intermedios, estructura que por simplicidad, en adelante, denominaré como “directivos”.
Los directivos de las empresas españolas son fundamentalmente grandes técnicos, personas que dominan, incluso de forma sobresaliente, la ejecución técnica de las tareas que les han llevado a liderar o dirigir, un equipo, departamento o área de una empresa.
Personas tan eficientes en la ejecución técnica de las tareas de las que ahora son responsables, que les cuesta asumir o admitir que esas tareas se puedan ejecutar con la misma eficiencia si son ejecutadas por otras personas.
A su vez, no han sido formadas en el ámbito de la dirección de personas, por lo que es muy frecuente que ni les guste, ni admitan, la responsabilidad de tener que encargarse del crecimiento personal y profesional de las personas que se le encomiendan, y aunque no lo admitan en el fondo no se ven como responsables del desarrollo de "su gente", pero como no les queda más remedio ejercitan las funciones del mal entendido “jefe” ignorando las recomendables de “líder”.
La soledad del directivo hoy ya es un tópico para la mayoría de los que, hace tiempo, aprendieron que ir por su cuenta alimentando su ambición no sirve. El liderazgo requiere humildad. Hay que superar la farsa de que los líderes tienen todas las respuestas y saben a dónde van. Las soluciones llegarán de la acción de un colectivo,  convenientemente dirigido.
Esto choca con un contexto en el que los directivos, en lugar de crear las circunstancias para que quienes trabajan bajo “sus órdenes” desempeñen su trabajo, lo que hacen es propiciar un clima que desmotiva y desmoraliza, y generalmente lo hacen desde el terreno de la inseguridad personal generando un entorno de desconfianza y oscurantismo, e incluso, a veces, de temor.
¿Culpamos a los directivos por sus carencias, o a quién los nombra sin tener en cuenta la responsabilidad real que les encomienda? Lo cierto es que nada es blanco o negro y muchos directivos hacen poco por su futuro profesional en cuanto a gestión de personas, pero los responsables de las promociones y nombramientos de las personas que han de integrar la “estructura de mando” deberían cuantificar este aspecto y solo designar personas que posean o puedan poseer, la verdadera capacidad del liderazgo que no es otra que dominar las “CINCO ESES”: seguridad, serenidad, superación, servicio y sinergia.
SEGURIDAD: Es autoconocimiento, autoconfianza y autoestima. Los directivos con talento tienen un buen conocimiento y aceptación de sí mismos, de sus capacidades y puntos fuertes. Saben quienes son y quienes no son, y saben transmitirlo en sus relaciones con los demás. Son también conscientes de sus puntos débiles. Los admiten y los integran en su personalidad.
El directivo mediano/mediocre muestra escaso conocimiento de sí mismo y de sus puntos fuertes, o los sobrevalora. Trivializa o ignora sus puntos débiles, que se convierten en fragilidades ante amenazas. Minusvalora éstas o se bloquea ante ellas.
SERENIDAD: Es autocontrol, estabilidad y dominio de emociones, así como una madurez personal, flexibilidad ante el cambio y ante lo nuevo o imprevisto. Los directivos con talento no se dejan dominar por sus emociones. Pueden ser apasionados, pero no viscerales ni irreflexivos. Emociones, pensamiento y acción están integrados y en razonable equilibrio. Ante el escaso talento aparece cierto desconocimiento de las propias motivaciones y mundo emocional, ignorándolos o suprimiéndolos.
Los directivos con talento muestran asimismo una gran capacidad para enfrentarse a situaciones difíciles que implican confrontaciones y fuertes desgastes emocionales. No buscan estas experiencias abrasivas, pero tampoco las rehúyen. Las abordan y resuelven.
SUPERACIÓN: Es iniciativa, perseverancia, y tenacidad, estableciendo metas alcanzables y realistas, con riesgos medidos. Los directivos con talento son personas enormemente resistentes a experiencias perdedoras. Saben ganar a los puntos, no necesariamente por KO. En ellos predomina el logro sobre el poder. Cuando influyen en otros es para servir al puesto, no para servirse del puesto. Los directivos de escaso talento buscan resultados brillantes a corto plazo: poco realistas, excesivamente ambiciosos o desproporcionados a sus capacidades y posibilidades. Predomina en ellos el poder formal y estatus sobre el logro. Se sirven del puesto más que servirlo.
SERVICIO: Significa empatía y capacidad de comunicación. Como decía Gracián: “Primero el trato, después el entendimiento”. Primero comprender, después ser comprendido.
Los directivos con talento entienden lo que sienten los otros. Comunican sentimientos y opiniones. Comparten logros y reconocimiento. Tienen clara orientación al servicio y a anticiparse e identificar las necesidades de los demás. Preguntan mucho y escuchan mucho más. Los directivos con escaso talento muestran ausencia de estas capacidades o presencia de mensajes de comunicación vagos o contradictorios.
SINERGIA: Significa desarrollar, motivar e impulsar al equipo hacia logros y resultados, obteniendo lo mejor de cada uno y generando sinergias entre ellos: un equipo formado por buenos músicos bien orquestados. Quién tiene talento, posee una gran capacidad de influir, comunicarse y trabajar eficazmente con los demás, fomentando un clima abierto de trabajo. La persona transmite claridad y coherencia entre palabras y hechos, construyendo equipos de alto rendimiento. Practican un liderazgo de patrulla, del Séptimo de Caballería, más que de Llanero Solitario. Tienen tolerancia cero a la soledad del directivo y buscan feedback continuamente. Los directivos de escaso talento muestran un liderazgo con mensajes ambiguos o contradictorios, pobre comunicación, relación uno a uno con subordinados, ausencia de equipo y algunas relaciones disfuncionales con la organización.
Estas son las cinco “eses” en las que reside al menos el 90% de la eficacia del liderazgo en un directivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario