Por estas fechas y cuando se piensa en la proximidad de la primavera y la floración de los almendros es inevitable pensar en el Valle del Jerte y el espectáculo, difícil de describir, que nos ofrece.
Pero este año y tras vencer el rubor que me provoca confesarlo, debo decir que en pleno Madrid tenemos la oportunidad de disfrutar de tan apacible y apetecible acontecimiento y desde luego yo lo desconocía.
Se trata del Parque Quinta de los Molinos, cuyo nombre proviene de un arroyo que cruzaba la finca “El Quinto” y dos molinos americanos de los años 20 que su último propietario privado adquirió para facilitar el regadío de la finca, este parque se encuentra en la mismísima calle de Alcalá, a la altura del metro de Suances.
En sus 25 hectáreas se pueden encontrar grandes extensiones de arbolado, en las que podemos disfrutar de una gran cantidad de especies (olivos, pinos, eucaliptus, etc) sin embargo, la estrella del parque son los 1.500 almendros que fieles a su cita, esta semana han florecido mostrando su magnífico espectáculo mediante su plenitud cromática en rosa y blanco.
Además de los almendros, en la Quinta de los Molinos podemos disfrutar de la zona dedicada a árboles frutales y de una zona situada al norte del parque de estilo paisajista en la que destacan un palacete, la casa del reloj, un invernadero, una rosaleda, un pequeño lago y, cómo no, los molinos que dan nombre a la quinta.
Desde los años 80 el parque es de acceso público y permite disfrutar a todos los madrileños de esta estampa que anuncia cada año la primavera, aunque este año hay que darse prisa porque las lluvias anunciadas para este fin de semana amenazan con hacer desaparecer el magnífico espectáculo floral de los almendros.
Por otro lado, un elemental ejercicio de justicia exige reconocer que la Quinta de los Molinos no es exclusivamente los almendros y su floración, está su desnudez invernal, sus praderas verdes, paseos acotados por troncos que te proyectan a lugares infinitos. La Quinta de los Molinos se encuentra atravesada por un conjunto de caminos que te dirigen a multitud de sorpresas: grutas naturales, fuentes escondidas, una gran variedad de árboles y arbustos, un lugar ideal para sentarte en torno al estanque y disfrutar del sonido del agua, en definitiva un sinfín de lugares en los que hacer un alto en el camino y disfrutar, todo ello supone un privilegio sin tener que salir de Madrid.
Y es que Madrid está repleto de rincones que parecen escondidos simplemente porque no los conocemos, pero tiene tanto que enseñarnos y ofrecernos… Espacios e historias que en la mayoría de los casos están a la vuelta de la esquina pero no hemos sido capaces de descubrir.
Sin duda necesitamos asumir y admitir que Madrid va más allá de ser únicamente una ciudad estresante donde la gente camina con prisas por el asfalto.
Yo he estado en ese parque, es alucinante!!!
ResponderEliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo, es una pasada.También he descubiero el Parque del Capricho, una maravilla.
ResponderEliminarJose, Jose.... tantos almendros y tan cerca de casa y tú sin saberlo, tienes una puerta muy cerca que precisamente es donde estas los almendros, creo que era la calle Miami, ve a verlos.
ResponderEliminarGracias por el consejo, si he escrito esta entrada es porque estuve el otro día, el domingo me llamaron Ana y Jesus para ir a verlo y tomar el apretitivo, pero no podía ya que había quedado con Javier y Silvia en que les acercaría al aeropuerto.
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