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miércoles, 30 de abril de 2014

COMO UN REY, UN PRÍNCIPE Y UN MENDIGO



El refrán popular completo es “Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo”, ya le decía el caballero de la triste figura, conocido como Don Quijote, a su escudero y fiel Sancho Panza: ”Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”. Todo parece indicar que va de fuerte a sencillo, empezando por el desayuno, continuando por el almuerzo (comúnmente conocido como comida) y la cena.

No se trata de dilucidar entre quien lo hace bien y quien lo hace mal, pero… ¿Te has dado cuenta que en la mayoría de las ocasiones termina sobrando comida? Desde luego esto se aleja mucho del refrán de rey, príncipe y mendigo y con independencia de la repercusión en el bienestar de la persona, todo apunta a un claro despilfarro.

No obstante, siendo una frase o refrán de uso casi universal, al final resulta que todos tenemos nuestro propio horario, nuestros hábitos, y desde luego todos mostramos una clara tendencia a practicar aquello que nos interesa; no deja de ser curioso los diferentes recursos o argumentos que se utilizan para justificar una u otra situación.

“Yo por la mañana soy incapaz de tomar nada”, “Cuando me levanto solo el café me da vida”, “¡Como cantidad!, pero con rapidez por el horario”, “Casi no me da tiempo a comer”, “Ceno con abundancia porque ya no tengo prisa”, “Por la noche me pongo ciego”, etc. Al final es como si el refrán no nos hubiese quedado claro, almorzamos como príncipes, cenamos como reyes y desayunamos como mendigos, al menos es lo que hacen muchos.

Hay quién habla de que resulta preferible cinco comidas al día en lugar de tres y se refiere a desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, sin duda son especialista dietéticos pero no se les otorga la razón de forma incuestionable, al menos que yo conozca, lo cierto es que hablan de una dieta rica y variada, incrementando el consumo de frutas y verduras, reduciendo el consumo de grasas.

Yo me atrevería a decir que una alimentación sana y equilibrada pasa por aportarnos aquellos requerimientos energéticos y de nutrientes que necesitamos para vivir, por supuesto para funcionar adecuadamente y desde luego no pone en peligro o riesgo nuestra salud y calidad de vida.

Puede parecer una bobada o algo sin mayor importancia, pero realmente la tiene, una nutrición equilibrada, responsable y habitual va a generar una vitalidad adecuada a tu forma de vivir.

Come lo que quieras, bebe lo que quieras, y asume las consecuencias de lo que comas y de lo que bebas. Esto es lo principal para dibujar tú dieta, “lo que te beneficia y lo que te apetece”.

Tampoco quiero obviar la influencia del alcohol rico en calorías, una caña de cerveza, una copa de vino o un chupito de güisqui, tienen las mismas calorías como un yogur entero, es decir, sin desnatar.

Bueno, no me parece un tema fácil por aquello de los hábitos, pero si pudiese hacer alguna recomendación la que haría ser la de mendigar alguna que otra cena y vigilar ser más príncipe que rey en las comidas.

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