RICOBLOG

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viernes, 8 de abril de 2011

VALORES - XII (HONESTIDAD)

Ser honesto pasa por ser genuino, auténtico y objetivo. La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad). La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son". Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta.
Sin duda nos puede ayudar a comprender que es honestidad, el hacer un breve recorrido por lo que no lo es:
No es la simple honradez que lleva a la persona a respetar la distribución existente de los bienes materiales. La honradez es sólo una consecuencia particular de ser honestos y justos.
No es el mero reconocimiento de las emociones "así me siento" o "es lo que verdaderamente siento". Ser honesto, además implica el análisis de qué tan ciertos son nuestros sentimientos y decidirnos a ordenarlos buscando el bien de los demás y el propio.
No es la desordenada apertura de la propia intimidad en aras de "no esconder quien realmente somos", implicará la verdadera sinceridad, con las personas adecuadas y en los momentos correctos.
No es la actitud cínica e impúdica por la que se habla de cualquier cosa con cualquiera… la franqueza tiene como prioridad el reconocimiento de la verdad y no el desorden.
Hay que tomar la honestidad en serio, ser conscientes de cómo nos afecta cualquier falta de honestidad por pequeña que sea… Hay que reconocer que es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria. Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio. La deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el encubrimiento es una disposición a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio, tiñe la vida de confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz, la luz de la verdad.
La deshonestidad no tendría ningún papel en un mundo en que imperara la realidad y estuviera habitado por seres humanos plenamente conscientes. Desgraciadamente, los humanos abrigamos una variedad de tendencias e impulsos que no armonizan espontáneamente con la razón. Hacemos muchas cosas que la prudencia nos aconseja ocultar. Mentir es una “fácil” herramienta de ocultamiento y, cuando se emplea a menudo, pronto degenera en un vicio que arrastra hacia lo contrario.
¿Cómo se cultiva la honestidad? Como la mayoría de las virtudes, conviene desarrollarla y ejercitarla en armonía con las demás. Cuanto más se ejercita, más se convierte en una disposición afincada. Pero hay una respuesta rápida que se puede dar en tres palabras: “tomarla en serio”. No debemos olvidar que, los valores deben primero vivirse personalmente, antes de exigir que los demás cumplan con nuestras expectativas.
Recordemos que el valor de la honestidad: Es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada quién lo que le es debido. La persona honesta, por sí misma, es garantía de fidelidad, discreción, trabajo profesional y seguridad en el uso y manejo de los bienes materiales.
Por el comportamiento serio, correcto, justo, desinteresado y con espíritu de servicio que adquirimos mediante la honestidad, esta se convierte en uno de los valores más importantes para el perfeccionamiento de nuestra personalidad. Cuando un ser humano es honesto se comporta de manera transparente con sus semejantes, es decir no oculta nada, y esto le da tranquilidad.
No obstante, el día a día nos brinda, con claridad, una serie de obstáculos o barreras para la honestidad:
La impunidad que demuestra que se pueden violar las leyes y traicionar los compromisos sin que ocurra nada (ejemplo claro de ello, la clase política).
El éxito de los "vivos" y los mentirosos, que hacen parecer ingenuas a las personas honradas y responsables, pues trabajan más y consiguen menos que aquellas que viven de la trampa (ejemplo claro de ello, la clase política).
La falta de estímulos y reconocimientos a quienes cumplen con su deber y defienden sus principios y convicciones a pesar de las dificultades que esto les pueda acarrear (ejemplo claro de ello, la clase política).
¡BUSCA LA VERDAD EN TI MISMO ANTES DE BUSCARLA EN LOS DEMÁS! Desde ahí, uno empieza a entender la realidad de la honestidad.

2 comentarios:

  1. Un tema muy interesante "La Honestidad" si todos tuvieramos como fin último el bienestar del prógimo...

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  2. No puedo estar más de acuerdo con tu comentario.
    Un largo abrazo.

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