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miércoles, 13 de abril de 2011

CUARTO ANILLO. ¡EL IMPERIO CONTRAATACA!

Soy consciente que el título que he elegido puede sonar a ciencia ficción, a episodio de Star Wars, Guerra de las Galaxias, pero para nada, aunque no es menos cierto que en algunos aspectos podría parecer ficción, a un tanto lejano de la previsible realidad. No cabe la menor duda que la era más reciente viene marcada por importantes conquistas científicas y fantásticas innovaciones tecnológicas que, sin duda, han provocado profundas transformaciones en el estilo de vida de las personas, acentuándose de manera importante el concepto de excelencia.
Si nos detenemos brevemente en el concepto de excelencia empresarial podríamos decir que se trata del conjunto de prácticas sobresalientes en la gestión de una organización y el logro de resultados basados en conceptos fundamentales que incluyen: La orientación hacia los resultados, orientación al cliente, liderazgo y perseverancia, procesos y hechos, implicación de las personas, mejora continua e innovación, etc., aspectos entre los que como mínimo cabe destacar que falta recorrido en la implicación de las personas, que no es objeto de esta entrada.
En el otro extremo, o al menos no en el mismo, tendríamos que hablar de la excelencia individual de las personas, pudiendo decir que un ser humano es excelente cuando influye en los demás y busca siempre el bien para él y para los que le rodean. La excelencia es saber amar, saber ser amado y ver siempre las cualidades de las otras personas, buscando constantemente su bienestar. La excelencia es saber servir y apoyar con placer a los demás, porque entre todos se pueden encontrar una mejor forma de hacer las cosas. La excelencia es saber construirse sólidamente como ser humano.
En mi opinión, “El Cuarto Anillo” se nutre de todos aquellos que están pagando las consecuencias de que los otros tres anillos han fallado estrepitosamente ante el mundo de la excelencia, que todo el mundo persigue; y no pretendo redimir o eximir a muchos que se encuentran en él por interés y ambición personal. Veamos:
“El Primer Anillo” está integrado por el Gobierno y las Instituciones, responsables de proveer a los ciudadanos de servicios públicos de excelente calidad, pero evidentemente bajo el viejo principio de igualdad de oportunidades, y como leía el otro día, “eliminar el perverso abismo que separa la isla de los ricos del océano de los pobres”, mediante una política de crecimiento económico, creación de empleo y mejora en la distribución de renta, aspectos que desde luego no parecen vislumbrarse en un horizonte de corto plazo, a pesar de los “brotes verdes”.
“El Segundo Anillo” se conforma desde la iniciativa privada, esfera cuya singular y clara motivación es el lucro, pero sí el apuntar por el mejoramiento continuo del proceso productivo apunta a ser lo más inteligente de las estrategias empresariales, hay elementos que nos dicen algo más. Es evidente que estamos ante las estadísticas de mortalidad empresarial en índices nunca sospechados, probablemente por una insuficiente investigación de mercado, carencias en la planificación estratégica de la empresa, posible falta de experiencia en la moderna gestión empresarial, pero sobre todo por una clara falta de recursos financieros, con evidentes dificultades de liquidez de su circulante, provocada por la restricción del crédito de un lado, y las elevadas tasas de morosidad, incluso desde las administraciones públicas.
“El Tercer Anillo”, altamente variopinto, se nutre de un sinfín de instituciones “sin ánimo de lucro”, entre las que podemos encontrar sindicatos, fundaciones, ONGs, etc., etc., en las que lamentablemente, al menos en un elevado número de ellas, se aprecia una disonancia entre los objetivos que proclaman y las acciones que acometen: altas remuneraciones a sus “funcionarios”, dispendios, comisiones, irregularidades y contratos con clientes y proveedores dudosos, la sospecha que demasiadas veces recae sobre estas actuaciones, quiebra todo tipo de confianza y hacen dudar que los cientos de millos de Euros o Dólares que estas Organizaciones mueven se realice de la forma más igualitaria y equitativa, que socialmente cabría esperar y por supuesto desear.
“El Cuarto Anillo” lo configura la economía informal e incontrolada, la que tristemente conocemos como “economía sumergida”, montada desde los nada deseables pero creativos artificios, cuyo objetivo prioritario es la abstención tributaria, es decir, eludir la obligación de aportar, a la economía común, una parte del esfuerzo productivo propio. Tal ha sido su desarrollo que ha superado todo tipo de discriminaciones o perjuicios sociales, culturales, raciales e incluso profesionales, todo el mundo cabe. Hasta el extremo de que en este colectivo encontramos personas que se han visto inexorablemente atrapadas por la situación, conviviendo con los que se desenvuelven en ella de manera complaciente y que parece que no son pocos.
Desde luego da escalofríos leer que le Producto Interior Bruto de este tipo de economía, subterránea o sumergida, pero desde luego nefasta, supera una decena de trillones de dólares. Sin duda tan gigantesca masa de recursos financieros, libre de aportación tributaria, causa estragos sociales entre las rentas más bajas.
Parece razonable que podríamos “apelar a la mayor” diciendo que la dimensión de este “Cuarto Anillo” podría disminuir, considerablemente, si hubiese un restablecimiento ético entre sus integrantes y que lo que suena a bonito discurso, “de cumplir con las obligaciones cívicas” se convirtiese en una práctica habitual, desde luego no me cabe la menor duda, pero creo que a ese proceso de regeneración de salud ciudadana, los otros tres anillos podrían ayudar mucho mejorando aspectos como:
  • Los centenares de millones de parados.
  • La elevada carga tributaria para unos y liviana para otros.
  • La ambición desenfrenada, tanto en organizaciones públicas como privadas.
  • Una legislación laboral desfasada.
  • Una burocracia excesiva.
  • Costes y trámites (tiempos y papeleo) elevados para la apertura de nuevas empresas.
  • Ineficiencia y falta de credibilidad del Gobierno.
  • Falta de transparencia contable.
Y un montón de variables más que nos llevan a soluciones más fáciles como condenar la venta pirata de CDs, cosa que yo también hago, pero que no son el peor mal que nos ocupa, y es que no todo el mundo que hoy se encuentra en “El Cuarto Anillo” es execrable, porque muchos lo están pasando muy mal.

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