Uno de los grandes errores del ser humano que limita su crecimiento personal es creer que los demás tienen que pensar exactamente igual a como piensa él, que tienen que reaccionar igual porque eso es lo “normal”. ¿Lo normal para quién? ¿En qué momento? ¿Bajo qué circunstancias? Las cosas cambian con tan solo cambiar nuestro punto de observación, y para ello es preciso no olvidar que cada uno tiene su historia, su entorno, su día a día, sus gustos y por supuesto sus creencias.
Tú eres tú, el otro es el otro. Esto te hace un ser único y especial, pero es precisamente eso mismo lo que hace al otro un ser único y especial. No eres tú sino tu “ego”, el que cual caballero del “siglo de oro” defiende a capa y espada, frases dogmáticas tales como: “Sin título universitario no serás nadie”, “Si no lo haces en estos momentos ya no podrás nunca”. Sentencias sin fundamento, pronunciadas desde tu modelo mental.
En realidad, toda persona en este mundo tiene sus propias expectativas, las que sin duda alguna pretende alcanzar; puede que en esa persecución de tus propias expectativas puedas encontrarte con personas que recorren un camino similar, con ellas te sentirás a gusto e identificado; sin embargo, con muchas otras no percibirás esa posibilidad de “encuentro”, con esas hay que extremar la sensibilidad hacia las relaciones personales para evitar un posible rechazo y por el contrario asumir la diferencia y divergencia de recorrido, con tolerancia y respeto. Esto es lo que habitualmente se denomina “aceptación del otro”.
Tú eres tú y cómo dijo Pablo Neruda: “No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie porque fundamentalmente “Tú” has hecho y haces tu vida… No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente”.
Que entiendas esto puede ser importante, pero es más importante aun que asumas que esto es aplicable a “ti” y al otro, que la forma de ver las cosas es de todo menos universal, que lo que para ti solo puede ser de una manera, para el otro ha de ser justo al contrario y dado que andamos por la vida expuestos a la probabilidad de que se nos trate de manera similar a como tratamos nosotros a los demás, tengamos muy en cuenta las muy diferentes maneras de poder ver las cosas, si nosotros lo hacemos tendremos más posibilidades de que lo hagan con nosotros.
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