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miércoles, 6 de abril de 2011

EL NUEVO SISTEMA FINANCIERO

Si una persona “corriente” (espero que el término se considere un piropo y no un epíteto descalificador) tiene la osadía de intentar leer un artículo de contenido económico que le ayude a entender todo esto del nuevo sistema financiero y dicho artículo empieza: “Si la CECA lamenta que la legislación no se pronuncie sobre la estructura jurídica y mercantil que debe conformar un SIP, puede resultar minorada la pretensión estimulante del FROB…”
Es más que probable que uno abandone su intento y continúe sin tener muy claro que es lo del nuevo sistema financiero.
Y es que la primera dificultad estriba en la, demasiado frecuente, utilización de acrónimos y el esfuerzo por intentar identificar el significado de sus siglas, por ejemplo el primer grupo es quizás el más conocido, por lo que poca gente pensaría que son las siglas de “Congreso Especial de Caraduras y Aprovechados” la mayoría son conscientes de que se trata de la “Confederación Española de Cajas de Ahorro”, pero… ¿Y las otras?
Tal vez no todo el mundo sepa que SIP no es el “Síndrome de Imprudente Pasividad” sino el “Sistema Institucional de Protección”, pero ante tan clarividente epígrafe la pregunta siguiente es ¿Y en qué consiste?
Pues bien, Al menos en España, un Sistema Institucional de Protección, SIP, es un mecanismo de consolidación de entidades de crédito, concebido para su mutua autoprotección. Al proceso de agrupación de varias entidades bajo un SIP se lo conoce popularmente como fusión fría. Los SIP han sido concebidos en el contexto de la crisis financiera, que ha situado a parte del sistema financiero español y, en particular, a un buen número de cajas de ahorro, en situación de debilidad.
Y la tercera espina que nos hizo abandonar la lectura del artículo económico fue el FROP que no se trata del “Frente Revolucionario de Obreros Parados”, porque realmente es FROB que es el “Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria” que tiene por objeto gestionar los procesos de reestructuración de entidades de crédito y contribuir a reforzar sus recursos propios en los procesos de integración entre entidades. Este tiene una dotación (claramente insuficiente, por lo que crecerá) de 9.000 millones de euros, de los cuales el 75% (6.750 millones de euros) está financiado con cargo a los presupuestos y los remanentes del Fondo de Adquisición de Activos Financieros y el 25% restante (2.250 millones de euros) por los distintos fondos de garantía de depósitos de bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito.
Y es que mucho ha cambiado el sistema financiero español en los últimos dos años. Antes de la crisis económica de 2008 (esa que no existía y que era solo fruto de la febril imaginación de los agoreros), cajas y bancos no paraban de abrir sucursales en cada esquina. Sin embargo, el fin de la burbuja inmobiliaria (entre otras cosas) evidenció la inviabilidad del modelo.
En el contexto de incertidumbre actual, la “FUSIÓN” se dibuja como la solución idónea para evitar la quiebra o pasar por situaciones difíciles con problemas de solvencia o liquidez. En general, el objetivo que debe perseguir una fusión entre bancos y bancos, cajas y cajas o cajas y bancos, es provocar sinergias de grupo: reducir costes, resultar más eficientes y favorecer al usuario, pero se diga o no se diga, estamos ante un proceso de “bancarización” de “Las Cajas”.
Las claves de la “bancarización” son:
1. Cajas y bancos: La gran diferencia es que las primeras no tienen socios inversores, no cotizan en Bolsa, tienen consejeros 'políticos' y sólo pueden recapitalizarse con sus beneficios.
2. Mapa de cajas: Se ha pasado de 45 entidades a las actuales 17, a través de 13 fusiones. Cinco pequeñas cajas se mantienen independientes.
3. Seguridad: El Gobierno asegura que todos los depósitos en cajas y bancos están garantizados.
4. Fusiones: Ha habido entre cajas de la misma comunidad, interregionales; entre cajas y cajas o cajas y bancos; fusiones puras o frías (SIP), en las que se mantiene la autonomía.
5. Plazos: En febrero, las entidades deberán haber presentado sus cuentas y en septiembre (o quizás antes) se sabrá cuáles cumplen con el capital mínimo requerido. Los bancos son los que más fácil lo tienen y una solución para las cajas es convertirse en bancos. La bancarización no representará cambios significativos para los usuarios.
¡Bueno, todo es lo que uno puede llegar a leer en los diferentes artículos económicos, si no abandona en el intento!, pero el otro día leí una carta de un ciudadano en un periódico, que abordaba una nueva dimensión, en la carta explicaba que por decisión del Estado, sin avisarnos y sin consultarnos, cada uno de nosotros hemos contribuido con 5.000 euros para sacar a los bancos a flote. Pero da gusto ver las facilidades y beneficios con los que nos agradecen el esfuerzo, por ejemplo hoy han subido un 5% las comisiones por el uso de tarjetas de crédito y de débito.
Este último comentario no es una ironía, porque es cierto que nos cuesta dinero el que a los bancos y cajas les vaya bien, pero también es cierto que nos cuesta mucho más caro el que les vaya mal.
Lo único que me tranquiliza de todo esto es que la función social de “Las Cajas” no va a desaparecer como puede apreciarse en la viñeta final de la imagen del principio, que he recibido hoy mismo vía email.

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