La responsabilidad es un concepto bastante amplio, que guarda relación con la necesidad de asumir las consecuencias de aquellos actos que realizamos. Se trata de uno de los valores humanos más importantes, que surge de la capacidad humana al poder optar, entre diferentes opciones, y actuar haciendo uso de la libre voluntad.
La responsabilidad no sólo tiene relación con las consecuencias de nuestros actos, sino que también está asociada a los principios o valores, a aquellos antecedentes a partir de los cuales la persona ejerce su libre voluntad y actúa. De este modo, es comprensible que la responsabilidad esté en juego cuando una persona comienza a realizar ciertas actividades sin tener motivos reales para hacerlo, aún en el caso de que dicha acción traiga resultados positivos o favorables.
La responsabilidad de las personas es de suma importancia, ya que se trata de uno de los valores que permiten mantener en orden la vida en comunidad, demostrando con el resto el compromiso con las propias decisiones y con las consecuencias que éstas pueden generar tanto a la persona en sí como a quienes lo rodean.Las personas responsables se diferencian de aquellas que no lo son en que las primeras siempre tienen en cuenta lo que están haciendo y no cuestionan si encuentran límites en las reglas que hayan de observar para cumplir sus objetivos. Por otra parte, una persona que carece de responsabilidad es aquella que siempre busca excusas para justificar aquello que no realizó, además de no mostrar un serio compromiso ante determinados asuntos hasta asegurarse de que las cosas están bien encaminadas. Es por esto que la responsabilidad, además de comportarse como uno de los valores humanos por excelencia, es tan considerada en múltiples ámbitos de nuestra vida, desde la búsqueda de un empleo, hasta todo tipo de relaciones interpersonales.
Solo el ser humano es responsable. La responsabilidad, la autonomía y la libertad son lo mismo y si no lo son, terminan convergiendo. El simple hecho de tener cosas, poseer desde un trabajo a una familia, pasando por propiedades de muy diverso tipo, llave anejas diferentes responsabilidades.
La Responsabilidad y la conciencia son inseparables: no existe verdadera conciencia sin responsabilidad y viceversa, no existe responsabilidad sin conciencia. De modo que, si la evolución tiende, como parece, hacia estados de una mayor conciencia, debemos esperar un crecimiento análogo de nuestra responsabilidad.
A la vista de todo ello parece importante proponer una ampliación del actual horizonte "ético". La conciencia y la responsabilidad pueden extenderse también en áreas mucho más amplias de aquellas que normalmente consideramos.
Nadie es totalmente autosuficiente ni actúa solo para sí mismo. Las relaciones sociales, familiares, trabajo, ocio…, constituyen una red de interdependencias.
Nadie que asuma su proceso de maduración puede inhibirse de dar respuestas a los sucesivos requerimientos con que se encuentra. Tiene que responder porque se le exige hacerlo, es decir, tiene que ser responsable. El movimiento ha de ser doble. Asunción de unos compromisos, y exigencias de que estos compromisos se cumplan satisfactoriamente. La responsabilidad es la respuesta a una demanda, implícita o explícita, a una expectativa de respuesta.
Y SURGE EL CONCEPTO DE RESPONSABILIDAD SIN CULPA:Hoy se está produciendo un cambio en la noción de responsabilidad, y no solo en la moral, sino también en la civil. El mal moral es más difuso y menos específico que el daño legal. Más allá de las exigencias legales, uno es moralmente responsable de lo que hace o deja de hacer. La responsabilidad frente a un daño no siempre va vinculada a la noción de culpa.
¿Quién es responsable de un accidente aéreo, de la drogadicción, del hambre...?, males que deben de ser reparados, independientemente de que puedan ser imputados a alguien. Pues bien, si el compromiso que debería fundar la responsabilidad civil es impreciso, más lo será el compromiso que ha de fundar la responsabilidad moral. Mientras la moral fue subsidiaria de la religión, de un dios, el mal consistía en desobedecer su ley. Uno era responsable de incumplir una promesa con el creador de todo. Desaparecida esa relación como base del juicio moral, los daños o los males que hoy han venido a sustituir a los antiguos pecados son aquellos que afectan a toda la humanidad, que no siempre cuentan con un o unos culpables claros. Males que deben de ser reparados.
Somos responsables de aquello que tratamos de moldear en nuestra vida y debemos ser responsables, también, de nuestra voluntad de vivir.Por todo esto, me parece que la Vida, la Conciencia y la Responsabilidad constituyen un importante trinomio.
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