Suben las hipotecas, sube la gasolina, sube el gas y bajan los salarios, por eso esto es una “Oda” a los “productos congelados”
No sé si en nombre de un pretencioso “glamour”, de los caprichosos “tics” de la autodenominada “alta sociedad” o de la más esperpéntica de las pretensiones elitistas por parte de quienes pretenden ser minoría, se desterró de la “buena mesa” y sin contemplaciones, todo tipo de productos congelados; los convirtieron en productos inferiores, impropios de personas de “exquisito paladar”, eso sí, en un acto de inmensa generosidad admitían que los productos congelados podían ser aptos para gente menos exigente con la calidad o simplemente de menores recursos económicos.
Hoy, muchos enemigos públicos de tan bastardos productos consumen congelados aunque no lo confiesen y lo hacen porque suponen un alivio para sus castigados bolsillos, “pobrecillos” ni siquiera son conscientes de no haber renunciado a la calidad que creen (en silencio) haber renunciado. Por mi parte, en un momento en que aquilatar lo más posible el presupuesto de la “cesta de la compra” no es nada despreciable, he investigado sobre los “congelados” y como sacarles el máximo provecho, optimizando economía y calidad.
La congelación provoca un efecto mínimo en el contenido nutricional de los alimentos: mientras que las frutas y verduras pierden entre el 15 y el 20% de su vitamina C, en el caso de la carne y del pescado sus nutrientes permanecen casi intactos. Al someter a los alimentos a muy baja temperatura, frenamos su deterioro y la pérdida de sus propiedades sensoriales (olor, sabor) Con este proceso también conseguimos detener o ralentizar la acción de los microorganismos, aunque no lo eliminamos, como sucede cuando los cocinamos con calor intenso. Por este motivo, para evitar riesgos hemos de manipular los congelados de manera correcta.
En el caso de querer congelar debemos tener en cuenta lo siguiente:
- Lo primero es tener congelador y este debe ser de 4 estrellas, si es que queremos congelar, pero para conservar congelados basta con uno de 3 estrellas.
- Envolver el alimento, según sea más conveniente, para evitar quemar o enranciar algunas zonas.
- El papel transparente es adecuado para verduras y frutas, en cambio el de aluminio es para carnes y pescados.
- La carne debe congelarse siempre deshuesada y limpia.
- Los líquidos o zumos deben guardarse en envases plásticos, pero sin llenarlos a tope, ya que el volumen aumenta un 10% tras la congelación.
- El pan y la bollería se congelan muy bien. Debe hacerse cuando están aún bien tiernos y siempre envueltos. Conviene descongelarlos a temperatura ambiente durante un par de horas. Cuando el pan es descongelado al horno queda muy crujiente, pero se endurece al cabo de poco tiempo.
- Los productos de temporada no conviene congelarlos, ya que podemos disponer de ellos frescos, como huevos, leche y algunas frutas como peras y manzanas.
- Si se congelan quesos duros, al cortarlos ya descongelados se desmigajarán.
La descongelación, un proceso también muy importante para poder conservar la calidad del alimento, debe cumplir con algunos requisitos o normas:
- Las verduras y demás hortalizas se descongelan en agua hirviendo, en un tiempo muy breve, o también directamente al microondas según las indicaciones que cada producto lleve en el envase.
- Con respecto a las carnes, si los trozos son muy pequeños, pueden cocinarse directamente. De lo contrario se los puede descongelar a temperatura ambiente, o pasarlos primero al frigorífico (es lo más higiénico) lo cual requiere un tiempo superior.
- Lo mismo con los pescados, si es pequeño directamente se cocina, sino la descongelación será en la parte baja del frigorífico.
- No es adecuado descongelar los alimentos directamente bajo el chorro de agua, debido a que la misma arrastrará algunos nutrientes. Si así se hiciera, el alimento siempre debe permanecer envuelto, para que de esta manera el agua no toque de forma directa el alimento.
Podemos concluir dejando bien claro que además de la practicidad y economía de este tipo de productos y alimentos, si todo el proceso fue llevado a cabo correctamente, la calidad nutritiva es igual a la de un producto o alimento fresco, por todo ello, no acierto a entender por qué han llegado a ser unos productos tan denostados.
¡BUEN PROVECHO!
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