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sábado, 23 de abril de 2011

VALORES - XV (SACRIFICIO)

“Sacrificio” proviene del latín “sacro+facere”, es decir, hacer sagradas las cosas, honrarlas. Sin embargo, su uso frecuente, no siempre positivo, nos ha llevado a modificar su sentido y hoy lo vinculamos básicamente a dolor o pérdida.

Otra acepción es la de ofrenda a una deidad como muestra de un homenaje o la expiación de alguna culpa, pero quiero referirme a “sacrificio” como acto de abnegación. El valor del sacrificio es el del esfuerzo extraordinario para lograr un beneficio mayor, venciendo los propios intereses, gustos y comodidades. Siempre es posible hacer un esfuerzo para alcanzar una meta ¿Por qué no hacerlo para servir mejor a los demás?

Aunque sacrificio suene muy drástico, es un valor fundamental para superarnos ya que es sinónimo de fortalece de carácter, además de posibilitar el desarrollo simultáneo de otros valores como: Superación, perseverancia, compromiso, optimismo o servicio, por eso no hemos de percibir el sacrificio como castigo o sufrimiento, sino como un aditamento para nuestro desarrollo y crecimiento personal.

Hablar de sacrificio suena a anacronismo en una época que se distingue de las anteriores por ser tremendamente consumista y esta fiebre hacia el consumo nos ha conducido a ser maestros en el arte de dosificar el esfuerzo, estamos convencidos de que “todo” lo que hacemos es más que suficiente, estamos viviendo a flor de piel, lo que nos condena a llevarnos más por nuestros gustos e impulsos que por lo que realmente nos conviene o aprovecha más, o conviene y aprovecha más a los que nos rodean. La exigencia no tiene cabida en este tipo de realidad, pues parece que lo que nos compromete y nos exige, va en contra de lo que nos agrada, por ello, si queremos romper esta dinámica necesitamos combatir el egoísmo, la pereza y la comodidad.

En nuestros días es muy común escuchar que no existen los absolutos, todo es relativo, pero cuando afirmamos que todo es relativo estamos convirtiendo “lo relativo” en “absoluto”. Hemos relativizado todo con el fin de llevar nuestros gustos e inclinaciones a un lugar desde el que no pueden ser cuestionados, es la cultura en que todo depende de algo, que no siempre está bajo nuestro control y que se puede explicar desde cualquier punto de vista. Y es que las cosas nos parecen más fáciles cuando logramos relativizarlas, al poder darles el enfoque que queremos o nos interesa.

El sacrificio está ligado a nuestras acciones y sobre todo a nuestras opciones y cuando lo colocamos en esta perspectiva es cuando cobra su verdadera dimensión de “valor”, hay personas que cumplen de manera sobresaliente con sus deberes y obligaciones pero que pocas veces llevan ese mismo esfuerzo en todos los aspectos de su vida: Familia, amigos, compañeros, vecinos, etc.

La cultura del sacrificio es algo que requiere de humildad y anonimato, de pequeños actos diarios, comunes y corrientes, que pocas veces se perciben si no existe la intención de demostrarlo: como levantarse cada mañana para iniciar las labores que cada uno tenga, hacer un hueco en nuestra agitada vida para escuchar a quien lo necesita, sonreír a pesar de que nuestro estado de ánimo sea contrario, etc.

Sin embargo, en ocasiones caemos en actitudes que restan mérito a lo bueno que hacemos, al empeñarnos en explicitarlo o quejarnos de lo mucho que hacemos y lo poco que nos comprenden. Esto demuestra poco carácter y fortaleza interior.

El espíritu de sacrificio no se logra con las buenas intenciones, se desarrolla haciendo pequeños esfuerzos. Por eso es necesario que tengas en mente:
  • Aprende a darle un tiempo prudente a tus aficiones y descansos.
  • Procura no hablar de tus esfuerzos, ni poner cara de sufrimiento para que los demás se den cuenta de lo mucho que haces.
  • Haz un poco más de lo habitual: juega más con tus hijos; limpia y acomoda algo en casa; recoge la basura de los pasillos; convive con los compañeros de la oficina...
  • Controla y modera tu carácter y estados de ánimo.
Este último punto contempla de alguna manera a todos los anteriores: Haz una lista de las cosas que te desagradan y las que te cuestan más trabajo, elige tres y comienza a luchar en ellas diariamente.

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