RICOBLOG

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viernes, 18 de febrero de 2011

VULNERABILIDAD: ¿DEBILIDAD O FORTALEZA?

Hay personas que entienden que cuando dan las gracias, muestran aprecio o admiración por otras personas lo que están haciendo es demostrar la necesidad que tienen de ellas y esto les hace vulnerables y por tanto peligroso, son personas con dificultad para “exponerse”.
En coaching ontológico defendemos la idea contraria, creemos que la vulnerabilidad nos aproxima a los demás. En suma, que la vulnerabilidad, lejos de ser una debilidad, es una fortaleza.
Unas y otras personas, por lo general suelen responder a las siguientes formas de pensar:
VULNERABILIDAD = DEBILIDAD

VULNERABILIDAD = FORTALEZA

Estas personas tienen firmemente arraigada la idea de que los demás están esperando ver su “punto flaco” para atacar. En el mundo de la empresa, especialmente, “hay mucho tiburón esperando el momento adecuado”. “No se puede bajar la guardia”. “Hay que estar siempre alerta”, etc.


Estas personas creen que la vulnerabilidad es precisamente lo que más nos conecta con los demás. Creen que cuando nos mostramos vulnerables nos hacemos más humanos, más cercanos, más confiables, a los ojos de los demás.

Estas personas tienen bloqueado el acceso a muchos tipos de conversaciones, ya que mostrarán dificultades para pedir ayuda, para decir “no sé”, para dar las gracias, para reconocer que ellos solos no pueden. Están más cerradas al aprendizaje, ya que el primer paso para aprender es reconocer que hay algo que “no sé” o que “necesito aprender”.


Estas personas tienen más conversaciones disponibles. Pueden decir “no sé”, “necesito ayuda”, “yo solo no puedo”. Pueden hablar de lo que les falta, de lo que les da miedo, de lo que necesitan de los otros. Pueden agradecer y reconocer las virtudes de los demás, están más abiertas al aprendizaje, puesto que tienen más facilidad para aprender de los demás.
Estas personas generan mucha antipatía a su alrededor. Los demás ven claramente sus dificultades (aquellas que tanto se esfuerza en ocultar son precisamente las más evidentes), pero juzgan prepotente, vanidosa o poco humilde su actitud. Por eso, cuando tienen un fallo, los demás se alegran e incluso lo celebran. ¡A fin de cuentas es de carne y hueso, como todos los demás! Esta reacción “vengativa de los otros” tiene el efecto de reforzar todavía más la creencia de origen: “los demás esperan ver mi punto débil para atacar. No se dan cuenta de que es precisamente esa creencia la que genera la reacción de los demás y no al contrario.

Estas personas generan más simpatía a su alrededor. Los demás ven claramente sus dificultades pero también ven que las afronta con honestidad y con humildad, que están abiertos a aprender y a pedir ayuda. Cuando tienen un fallo, encuentran apoyo y comprensión.



Si estás dispuesto a probar nuevas conversaciones, podrás practicar el feedback positivo y evaluar sus consecuencias y, al hacerlo de manera reiterada, las viejas creencias terminarán dando paso a otras nuevas más eficaces y potentes.

2 comentarios:

  1. Muy interesante, José Luis. Es cierto que las personas solemos tener un miedo atávico, diría yo,a mostrarnos tal como somos, es decir, a mostrar nuestra vulnerabilidad. Deberíamos aprender que siendo más humildes y cercanos a la larga somos más fuertes y más seguros.

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  2. Así es, estamos totalmente de acuerdo, tu sabes lo que opino de la humildad y lo necesaria y conveniente que es para la humanidad.

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