RICOBLOG

RICOBLOG

miércoles, 23 de febrero de 2011

MAS SENCILLO QUE EL MECANISMO DE UN BOTIJO

Es una expresión que a mí se me escapa, porque su sencillez estará en el acto de beber ya que él El botijo es un instrumento técnico preindustrial que roza la perfección. La física, la termodinámica, la respuesta de los materiales minerales transformados, las condiciones climáticas y ambientales, la eficiencia energética, las virtudes saludables de servicio, la eco-efectividad y otros aspectos intervienen o se relacionan de forma directa en el funcionamiento del botijo.
También aspectos culturales le confieren valor social, enorme en tiempos pasados y ejemplarizante en los actuales, el botijo ofrece servicios efectivos para la modernidad ecológica y lo hace con un balance que podemos considerar muy positivo. En el botijo podemos encontrar una frescura rústica y el sabor nutritivo de los minerales desde la visión poética de ese compendio de arte y técnica donde también la belleza está presente en este humilde artefacto de arcilla cocida porosa, sus orgánicas formas proceden de la arquitectura oblonga, que por su parecido a la esfera, puede y porqué no, tener un carácter simbólico de la perfección.
Pero ¿cómo funciona un botijo?: José I. Prieto comenta que lo adecuado de un botijo es dejarlo en un lugar oreado a la sombra. Allí la evaporación espontánea transporta la parte más cálida e inquieta del agua hasta lo alto del recipiente, donde el vapor sufre distintas suertes: una parte es absorbida (que así se dice) por la superficie interior arcillosa de la vasija, prosigue su viaje por los capilares de la materia sólida hasta asomarse al exterior y saltar al cálido aire circundante. Otra parte de lo evaporado opta por la salida directa de aquel encierro oscuro: por la boca y el pitón o pitorro.
Las formas redondas hacia fuera favorecen la ventilación. El aire cálido y seco reemplaza a buen ritmo el húmedo en el interior, evita la saturación sobre la superficie líquida y anima la evaporación. A cada gramo evaporado lo acompañan casi seiscientas calorías, para alivio térmico del sediento. La eficacia enfriadora del botijo decrece con la humedad del aire en torno. Para humedad del 50% un buen diseño genera una diferencia de temperaturas de ocho grados, que mantiene la evaporación del agua. En esas condiciones la potencia consumida por el botijo es de casi un vatio, lo que lo convierte en la nevera más económica. El vatio lo regala el aire circundante, y sirve para evaporar unos 30 gramos de agua al día. La temperatura del agua es el punto de rocío para el aire, y con una excelente ventilación, sería posible refrescar el agua hasta los 10º con aire caliente a 30ºC y seco al 20%.
De entre lo que he leído he elegido la recomendación de escoger preferentemente botijos de arcilla blanca o caolín, los cuales son más porosos, procurando que entre la parte lateral y la cúpula tengan una curvatura más o menos hiperbólica, además estéticamente son más armoniosos.
La realidad científica de las razones que hacen que un botijo enfríe el agua no queda próxima a la sencillez, y además lo importante se queda en el hecho de que un botijo es una vasija de barro  cocido que se usa para refrescar el agua, que tiene una base redonda y un vientre abultado que se estrecha en la parte superior donde se encuentra el asidero por donde se agarra el botijo.
Lo destacable del funcionamiento del botijo es su sencillez, pero su eficacia reside en su humildad, en la sencillez que exhibe sin mostrar en ningún momento su complejidad, ¿Sería lo mismo el botijo si fuese preciso dominar su termo-física para utilizarlo?
Lo cotidiano hace las cosas sencillas y este principio podemos encontrarlo en diferentes situaciones habituales; cuando se riegan las calles en verano buscando refrescar el ambiente, cuando colocas un paño húmedo sobre la frente para disminuir la fiebre o, cuando de forma espontánea, sudas propiciando la refrigeración del cuerpo. Esto nos demuestra la efectividad del agua como agente refrigerante, al comportarse como un ávido consumidor de calor.
¡Be water my friend!

2 comentarios:

  1. ¡Caramba! no habia mirado al botijo nunca de esa manera, una cosa tan sencilla y al mismo tiempo tan compleja, buena explicación para entender el mecanismo, buen invento, ahora con el frigorífico los usamos de adorno.
    ¿Sabes que en casa teneis uno?, pues venga!!!!! a usarlo.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja... Creo que eso nos pasa con muchas cosas que al final no son como nos parecen.

    Es verdad que tenemos un botijo pero lamentablemente ha sacrificado la física y la termodinámica por la estética, aunque no estoy seguro de si su diseño aplastado obedece a pretensiones estéticas o precisamente para poder meterlo en el frigorífico, acto que sencillamente anularía la necesidad de la eficacia del artefacto. Jajaja...

    ResponderEliminar