RICOBLOG

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jueves, 22 de diciembre de 2011

UN AÑO DE RICOBLOG

Hola, hoy se cumple un año de tu primera publicación y tomándome la libertad de erigirme en portavoz de tus “Cómplices y Amigos” me gustaría hacerte una pequeña encuesta, ¿Puedo? - Por supuesto -

Pregunta. ¿Qué te empujó a iniciar un Blog?

Respuesta. La sensación de disponer de un tiempo libre del que antes no disponía o nunca supe encontrar y hacer algo que siempre he deseado, expresarme por escrito.

P. ¿Expresar qué?

R. Bueno, expresar algo, cualquier cosa que en cada momento sintiese la necesidad de compartir.

P. ¿Quizás eso hace que no sea un Blog temático?

R. ¡Sin duda!, y nunca lo he pretendido, he priorizado la diversidad a la especialización tratando de mostrarme como soy, aunque eso depende más de la opinión de quienes lo visitan que de lo que yo pretenda.

P. ¿Si tuvieses que definir tu Blog, como lo harías?

R. Lo que puedo definir es lo que desearía, me gustaría que se percibiese como un espacio abierto donde se vuelcan mis emociones y se pueden encontrar mis opiniones personales respecto a dichas emociones, con la posibilidad de comentar o contestar desde el acuerdo o el desacuerdo.

P. ¿Eso quiere decir que te importa la opinión de los demás?

R. Por supuesto, confieso que inicié el Blog para mí, como un divertimento personal y una gratificación de mi ego, sin embargo, en estos momentos no reconocer que el Blog ya no solo es mío sería una insensatez, mi sensación es que el Blog es cada vez más un punto de encuentro colectivo, por lo que la voz no puede ser única.

P. ¿Exactamente qué quieres decir?

R. Quiero decir que los demás están ahí y me lo demuestran día a día; muchos con sus visitas, algunos a través de correos y otros mediante comentarios directos en el Blog. Pero sea cual sea la señal que recibo el mensaje es el mismo: ¡RECUERDAME!

P. ¿Quieres decir que hoy escribes de otra manera?

R. No, no lo creo, seguramente sigo cometiendo los mismos errores literarios, de hecho me he apuntado a un taller de escritura para perfeccionar, o al menos mejorar, mis deficiencias técnicas, lo que sí sé es que escribo desde un espacio emocional distinto, un espacio del que he desaparecido como protagonista para convertirme en un proveedor de ideas y sensaciones para los demás.

P. Última pregunta: ¿Cómo valoras Ricoblog después de un año?

R. ¡Sorprendente e inesperado! El 13 de febrero, prácticamente dos meses después del inicio del Blog, celebraba las 1.000 visitas, lo hacía impresionado y gozoso al superar todas mis expectativas, pero diez meses más tarde estamos por encima de las 21.500 visitas y esto no lo he hecho yo solo. ¡Es evidente que el protagonista ya no soy yo!

P. Entonces una pregunta más ¿Qué podemos esperar de Ricoblog en su segundo año?

R. Esta pregunta tiene dos dimensiones, yo puedo responder a una de ellas, desde el convencimiento de que es más difícil mantenerse que llegar, por ello pondré todo mi esfuerzo en estar ahí, convencido de que la sinceridad, la transparencia y la entrega de uno mismo es lo único que merece la pena. La otra dimensión depende de los demás, el Blog se mantendrá vivo si hay participación, si percibo señales de que su contenido interesa.

Sea cual sea el futuro del Blog, este primer año ha resultado indescriptible.

sábado, 17 de diciembre de 2011

¡QUE VIENE EL GORDO!

¡Qué viene el Gordo! Expresión que de niños nos hubiese hecho temblar y que de adultos nos sigue haciendo temblar aunque por razones distintas.
El Sorteo Extraordinario de Navidad, también conocido como Lotería de Navidad, es sin duda, el más popular que se celebra en España. Aprobado por las Cortes de Cádiz en 1811, se celebró por primera vez en 1812, el premio gordo fue para el número 03604, el precio del billete (los diez décimos) era de 40 reales y el premio de 8.000 pesos fuertes (moneda de 27 gramos y un 97% de plata pura).
Este año, casi 200 años después, la crisis económica y el aumento en la cantidad asignada a los premios principales, está siendo las causas de un aumento en las ventas de décimos, tanto en su forma tradicional a través de las administraciones como vía internet. La crisis económica hace que la gente se ilusione e intente esta opción para “tapar agujeros” aun admitiendo la dificultad de resultar agraciado, incluso muchos, por no decir la mayoría, pronostican por adelantado el fiasco de no estar entre los afortunados; esto convierte al 22 de diciembre en el día de la salud, pues la frase más repetida ese día es: “Lo importante es tener salud”.
En cuanto al aumento de los premios principales, El Gordo pasa a suponer 400.000 euros por décimo en lugar de los 300.000 del año pasado y el segundo premio también crece pasando de 100.000 euros por décimo a 125.000, el tercero ya no presenta variación alguna y se mantiene en los 50.000 euros al décimo como en 2010.
De esto se ha enterado todo el mundo, entre otras cosas por que “Loterías y Apuestas del Estado” se ha preocupado de publicitarlo. Lo que sin duda no ha trascendido, al menos con el mismo grado de penetración, es otro aumento que se produce en este sorteo, me refiero al de los números en juego que han pasado de los 85.000 números distintos de 2010 a los 100.000 de 2011, lo que provoca una disminución en la probabilidad de que a una persona le toque uno de los premios.
A la vista de esto, “matemáticamente, la mejor opción es no jugar” y es que el cálculo de probabilidad de que “toque” es muy sencillo, la fórmula es conocida por todos: “casos favorables entre casos posibles”, es decir, si compro un determinado número para el sorteo, la probabilidad que existe de que me toque el gordo de Navidad es de 1 entre 100.000, o sea, un 0,001 por ciento, la pregunta es sencilla ¿Cuántas cosas emprenderíamos en nuestra vida si la probabilidad de éxito fuese esa?
Otro aspecto inherente a este sorteo es el “error típico” de que hay administraciones más afortunadas que otras, cuando lo que sucede es que su volumen de ventas es infinitamente mayor, por lo que razonablemente ha de repartir una mayor cantidad en premios. Aun siendo una creencia errónea, lleva a muchas personas a hacer largas “colas” ante determinadas administraciones. O la mitomanía de perseguir, como sea, un determinado número que representa o refleja la fecha de un determinado evento, como los atentados de Nueva York, el terremoto de Lorca o el día en que la selección española ganó el mundial de futbol. Parece que este año el número más buscado está siendo el que recuerda el día en que se casó la duquesa de Alba, otros números perseguidos este año son, la visita del Papa y el 15M.
Es evidente que estas supersticiones, sobre la administración o la simbología dada al número ponen de manifiesto la baja conciencia matemática de nuestra sociedad y es que con independencia de la administración en la que se compre o la fecha que aparente representar, la probabilidad de que toque el gordo, en ese número, sigue siendo del 0,001 por ciento.
Solo hay un ganador seguro año tras año y es: “Loterías y Apuestas del Estado”, por ejemplo, este año el total de la emisión asciende a 3.600 millones de euros de los que se suele vender el 90%, es decir, 3.240 millones de euros y dado que el total de premios a repartir alcanza la cifra de 2.520 millones de euros, en el peor de los casos, las arcas registrarán una entrada neta de 720 millones de euros y digo en el peor de los casos porque a dicha cifra habría que sumarle aquellos números o fracciones de número que habiendo resultado premiados, formen parte de ese 10% que no ha sido vendido.
Me gustaría desearos suerte a todos, pero eso no es posible, el gordo solo recae en un número y preferiría que fuera el mío. Jajaja…

miércoles, 14 de diciembre de 2011

¡Y YA VAN SESENTA!

Mañana es mi cumpleaños. Me levantaré con un año más durante el que es probable que haya acumulado nuevas experiencias, unas mejores que otras, miraré el móvil y tendré algunos mensajes de gente que ha recordado la fecha. Recibiré algunas llamadas por teléfono y me preguntarán si tengo previsto algún plan por ser mi cumpleaños. Les diré que no tenía nada planeado. La costumbre de cumplir durante tantos años lo ha convertido en un día normal.
Eso es lo que diré pero no es cierto, ya lo veo. Me levantaré, y me diré a mí mismo: “Es mi cumpleaños. Tengo un año más, el día de hoy ha de ser especial.” Y es que cuando cumples años te crees que todo el mundo debería tener la obligación de saberlo y tratarte de forma especial porque en el fondo, tú sientes ese día como señalado con el estigma de la felicidad, incluso ante la gente con la que te vas cruzando por la calle, que aunque no te conocen  deberían notar que para ti es un día especial.

Si recibes algún regalo te parecerá lógico y lo aceptarás con gusto, si no recibes ninguno sentirás como un vacio, como si al mundo se le hubiera olvidado que es tu cumpleaños. Parece que uno espera que el día de su cumpleaños se encuentre próximo a la perfección, que le haga sentirse pletórico y llegar a la noche satisfecho con los acontecimientos, pero en general esta posibilidad depende más de las expectativas que de lo que previsiblemente ha de suceder.

Algunos dicen que uno se siente más viejo de repente. En mi caso, después de tantos “quince de diciembre”, estoy entrenado y desde luego no experimento esa sensación; recibo la nueva edad tan solo como un año más y con la sensación de que lo mejor de cada edad es cumplir la siguiente, de empezar un nuevo periodo de 365 días para seguir aprendiendo y afrontando nuevos objetivos, y si físicamente he de menguar lo trataré de contrarrestar con un crecimiento personal, fundamentalmente en el terreno de las emociones.

Por otro lado, como soy de natural vanidoso, también comentaré que me encanta esa esperada frase de: “¿Qué cumples 60 años? ¡No lo aparentas para nada!” y desde luego no me cuestiono si es un comentario sincero o de complacencia y no lo hago porque evidentemente lo acepto como sincero, o eso es lo me digo a mí mismo. Jajaja… Además llevo mucho tiempo oyendo proclamar el 90 – 60 – 90 como un ideal. Pues bien, si ya  he alcanzado el 60, ¡Ahora a por los 90!

Pero no puedo “dormirme en los laureles” y he de espabilar si quiero hacer todas esas cosas que aun deseo hacer y todas aquellas que debo hacer. Sin duda mañana será un día especial ¡Será el primer día del resto de mi vida! Por ello me deseo “un feliz cumpleaños” y a vosotros que os sintáis tan plenos como me siento yo.

domingo, 11 de diciembre de 2011

MIS "LARGOS ABRAZOS"

Desde luego no tengo ningún inconveniente en explicar, como me habéis pedido algunos, por qué es habitual que en mis despedidas utilice la expresión “Un largo abrazo”, en la que os llama la atención el adjetivo “largo”, pero antes creo que debo aclarar lo que para mí significa dar un abrazo, que a veces puede decir o expresar todo lo que se quiere.
Pertenezco al colectivo que piensa que el contacto físico nos ayuda a sentirnos bien, y un exponente claro de dicho contacto físico es el abrazo. Un abrazo puede suplir esas palabras adecuadas que en algunos momentos no encontramos para expresar nuestros sentimientos, o paliar una cierta falta de atrevimiento por timidez personal.

Aspectos como estos nos conducen a una pregunta, ¿Qué nos proporciona un abrazo?: Cuando un amigo está en problemas el abrazo significa “cuenta conmigo, aquí estoy para ayudarte”. Si hace tiempo que no ves a alguien significa “que alegría verte de nuevo”. Si alguien ha perdido un ser querido es un “no estás solo, comparto tu dolor”. Si es un momento especial es “tu alegría es la mía”. En definitiva es una muestra de solidaridad y acercamiento.

Y es que un cálido y sincero abrazo transmite confianza, protección, amor, seguridad, fuerza, etc., los abrazos suelen provocar ciertas reacciones fisiológicas positivas y no solo en quién es abrazado sino en quién abraza, pues mediante el abrazo realizamos un acto que supone afianzar nuestros sentimientos.

Creo que el abrazo debe hacerse desde el corazón, con la calidez suficiente que permita sentir, al abrazado, las emociones que se desean transmitir y sostenido en el tiempo para que demuestre el verdadero compromiso del abrazo entregado; un abrazo fugaz puede resultar protocolario, frio y ausente de sentimientos, este tipo de abrazos solo pueden generar indiferencia o rechazo.

Esto que en una dimensión física puede resultar más o menos fácil en función del grado de sinceridad que se transmite, se complica cuando el abrazo es una expresión escrita, lo que me ha llevado a tratar de enfatizar el mensaje mediante la expresión “un largo abrazo”, que responde al deseo de resaltar la entrega mediante el abrazo y el compromiso del mismo al sostenerlo más allá de lo que supone un simple abrazo.

Siempre que decidas dar un abrazo, entrega tu alma, conecta tus sentidos, permite que fluya la simplicidad de un gesto que puede marcar grandes diferencias. ¡Bríndate en cada abrazo…!  Así contribuirás a la felicidad de otros y a la tuya propia.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

OPORTUNIDAD - riesgo

“Algunos siempre encuentran sitio para aparcar, otros se quejan antes de arrancar el coche porque no habrá sitio”. ¿Oportunidad, Riesgo o Actitud?

Es fácil entender que una oportunidad es una coyuntura en la que se da una conveniencia de tiempo y lugar que posibilita nuevas opciones, sin embargo, no es la única percepción que se tiene ante las diferentes oportunidades que se nos presentan, también percibimos el vértigo de posibles riesgos y que lo que parecía una oportunidad termine siendo un contratiempo; si no se diese esta segunda percepción nunca dudaríamos en intentar aprovecharlas todas.

Este juego de Oportunidad-Riesgo a veces nos conduce a fantasear soñando con ser lo que no somos o tener lo que no tenemos, ¿Quién no se ha puesto alguna vez el “disfraz de héroe” con el que romper barreras? ¿Quién no ha forjado alguna vez un sueño que le permite lograr lo que desde la realidad se antoja inalcanzable? Esta conducta nos permite llegar, emocionalmente, a metas gozosas desde la impunidad.

Algo sobre lo que no cabe ninguna duda es que a lo largo de nuestra vida tropezamos con un sinfín de oportunidades, situaciones que modificarían nuestro rumbo habitual si decidiésemos afrontarlas, pero ante muchas de ellas algo nos paraliza y al impedirnos su aceptación o riesgo, declinamos la posibilidad de cambio. Otras veces nos pasan desapercibidas porque se alejan considerablemente de nuestro razonable entorno de aceptación.

Esa privación del deseo de modificar un estatus habitual viene provocada por una rara sensación de inseguridad que tiene su origen en un dilema: Este no es otro que la probabilidad de que se presenten contingencias adversas que no compensen las expectativas de mejora personal, o que sencillamente lleguen a exigir esfuerzos o sacrificios a los que no estamos dispuestos. La trayectoria unidireccional de nuestro proceso mental nos invalida, en ocasiones, para detectar las oportunidades que pueden surgir con motivo de las adversidades que se nos presentan, que pueden venir acompañadas de posibles nuevos horizontes.

Esta conducta humana se manifiesta en múltiples órdenes de nuestra vida, de hecho, en el mundo financiero o terreno de las inversiones se tabula desde el concepto de “Aversión al riesgo” que recoge la predisposición de una persona a aceptar una oferta (oportunidad) con un cierto grado de riesgo antes que otra, que aun con mayor rentabilidad se perfila como de mayor riesgo. Desde este mismo ámbito también se ha acuñado el término “Coste de oportunidad” que representa el valor de aquello a lo que se renuncia. Y es que aunque en la actualidad la unidad de cambio transaccional sea el dinero, el “trueque” sigue presente en nuestras decisiones y es que cuando elegimos algo lo hacemos “a cambio de otra alternativa”.

Pero al margen del terreno de la economía y las finanzas, las personas seguimos teniendo que tomar decisiones sobre las oportunidades y riesgos que se nos presentan cada día. Desde mi experiencia personal puedo decir que las mejores cosas me han pasado siempre que he dicho “SÍ”, siempre que he dado un paso adelante pensando más en las ventajas que en las posibles adversidades.

¿Mi último sueño? Crear la norma “ARO” Análisis de Riesgos y Oportunidades”. Lo he abandonado porque me parece pretencioso y es que en la toma de decisiones ante las posibles oportunidades intervienen un sinfín de variables, tanto culturales como emocionales, incluso en ocasiones el entorno o momento en que se presentan y solo se me ocurría el primer punto:

“En caso de duda se valiente aunque no suicida”.

sábado, 3 de diciembre de 2011

¡TENGO QUE APRENDER A DIALOGAR!




Debo partir desde mi concepto de diálogo como la búsqueda de un punto de encuentro entre los que dialogan y aunque es cierto que existen gestos, muestras y señales, el protagonista destacado del diálogo es “LA PALABRA”.

En un mundo en que las palabras son tan importantes, un verdadero diálogo es fundamental; está claro que no todo se dice con intención de hacer daño, o de mostrar ingratitud o supremacía sobre el interlocutor, pero no es menos cierto que existen algunos elementos tóxicos para el diálogo sobre los que conviene reflexionar:
Puntualizar: Por racional y serena que sea la puntualización, si se convierte en habitual será generadora de conflictos.

Recriminar: Recibir palabras desde la recriminación dificulta la aceptación y empuja a la defensa lo que obstaculiza el encuentro de soluciones.

Sermonear: El silencio del sermoneado no suele estar acompañado de la escucha, es un simple bloqueo emocional o una señal de desinterés.
Reprobar: Responder con un “Sí, pero…” tras una aparente aprobación viene lo que se percibe como un reproche o censura.

¡Te lo dije!: Provoca irritación y alejamiento, es como “meter un dedo en el ojo”.
¡Lo hago solo por ti!: Demuestra falta de gratuidad o generosidad; empuja a pensar que se espera una compensación.

¡Deja, que ya lo hago yo!: Fórmula aparentemente educada, pero en el fondo jactanciosa y descalificante para el interlocutor, suena a juicio o sentencia sobre la incapacidad del interlocutor.
Es evidente que no se trata de una lista cerrada, pero tal vez suficiente para llevarnos a la reflexión de que nuestra forma de decir las cosas puede provocar  estados de ánimo no deseados, o peor aún, nos desnuda, mostrando lo que realmente pensamos pero tratamos de disfrazar.

Que nuestra capacidad de diálogo mejore pasa por reconocer de forma humilde que a veces fallamos, que no prestamos la suficiente atención a nuestro interlocutor para detectar que se encuentra en una mala situación o que su interpretación ha sido errónea; ese reconocimiento lejos de ser una debilidad es una fortaleza extraordinaria para un buen diálogo y existen técnicas que nos pueden ayudar:
Preguntar antes de afirmar: La razón es buscar y sopesar argumentos antes de aceptar como bueno o definitivo lo que creo saber. Requiere de un proceso intelectual crítico.

Pedir comprobación antes de sentenciar: Confirmar las respuestas obtenidas. Toda sentencia implica un pronunciamiento que fija una posición, que puede resultar desafortunada o precipitada si no han sido convenientemente verificadas las respuestas. En este propósito la técnica de parafrasear dichas respuestas será una magnífica alianza.
Evocar antes de explicar: Mediante la evocación podemos acceder al terreno emocional de nuestro interlocutor, menos proclive a la confrontación que el ámbito racional dominado desde la capacidad cognitiva, y es que como decía Santo Tomás de Aquino “No existe nada del intelecto que antes no pase por los sentidos”.

Actuar antes de pensar: Generalmente nos dejamos atrapar por la aceptada supremacía del pensamiento sobre la acción, pero el conocimiento de lo que hay que hacer no garantiza la capacidad o dominio de su ejecución; eludir esta situación requeriría incluir en el diálogo acciones concretas para posibilitar el logro de las metas.
Estas técnicas, pautas o “artes” nos pueden ayudar a crecer en nuestra condición de dialogantes, y como tantas otras son entrenables, no son simplemente herramientas estratégicas, son un claro paso hacia el crecimiento personal.

jueves, 1 de diciembre de 2011

RESIGNACIÓN, TOLERANCIA O ACEPTACIÓN

Resignación, Tolerancia y Aceptación, sin duda suenan a términos convergentes y que los tres implican que “algo se admite”, pero las diferencias surgen cuando se analiza en qué grado o con que consecuencias se realiza esa admisión.

Los términos mencionados responden a la forma sustantiva de los verbos resignar, tolerar y aceptar. Resignar significa: “Someterse, entregarse a la voluntad de alguien, conformarse con las adversidades”. Tolerar es: “Sufrir, llevar con paciencia, resistir, soportar”. Y Aceptar: “Aprobar, dar por bueno, acceder a algo”.

Una vez más el propio lenguaje tiene una dimensión emocional, y es que mis sensaciones serán distintas cuando me someto, cuando soporto o cuando acepto. Mi forma de percibir las cosas y en consecuencia mis reacciones vendrán condicionadas por los estímulos que condicionen mi conducta.

Desde la postura de la “Resignación” se realiza un acto de abolición de la personalidad, se cae en el sometimiento, se renuncia a la propia voluntad y uno se entrega a lo inevitable: “Nada depende de mí, todo sucede porque no podía suceder de otra manera… ¿Qué podía hacer yo?”. Eso es lo que se dice el resignado, ajeno a su posible protagonismo en todo aquello que le sucede. ¡PARA MÍ ES COBARDÍA!

¿Y desde la “Tolerancia”? ¿Qué sucede desde la tolerancia? Tal vez es la respuesta ante aquello que no nos gusta pero que no queremos o no nos atrevemos a hacer frente, que nos hace pensar que socialmente nuestro posicionamiento puede ser cuestionado, o que nuestro fuero interno aun se cuestiona. ¡PUEDE NO SER COBARDÍA, PERO SÍ FALTA DE CLARIDAD!

Y nos queda la “Aceptación”, la aceptación es un estado emocional que nos permite una comunión perfecta entre quienes somos y lo que pasa a nuestro alrededor, solo desde la aceptación podemos comprometernos con lo que sucede y solo eso, el compromiso, nos permite convertirnos en actores de los acontecimientos que nos rodean. Nos gusten o no, procurando potenciarlos o modificarlos, pero desde dentro y formando parte de ellos. ¿Cómo puedo no participar en aquello que me afecta personalmente?

Por otro lado, la idea de aceptación aparece muy vinculada a la psicología y la autoayuda. En este sentido, “aceptación” se refiere a que una persona aprenda a vivir con sus errores; es decir, que acepte su pasado. De esta manera, podrá encarar el futuro con una nueva perspectiva y aprovechar las oportunidades que le brinda la vida.

La aceptación también puede estar dirigida hacia otras personas, con un sentido similar: aceptar sus errores y sus equivocaciones, priorizando lo bueno por encima de aquellas cuestiones que generan dolor, rechazo o cualquier otra emoción que clasificaríamos como negativa.

La aceptación incluso puede referirse a la aprobación física, cuando un sujeto tiene que aprender a aceptar su cuerpo tal como es y evitar sentirse deprimido al respecto.

La decisión es tuya: “Resignación, Tolerancia o Aceptación”. Mi opinión, que nunca consiste en una recomendación o consejo, es que: La resignación es pobre, la tolerancia es gris y la aceptación te hace grande. 

sábado, 26 de noviembre de 2011

"LA CIUDAD ME MATA"

“La ciudad me mata”. No me cabe duda que no es una expresión exagerada, desde luego su literalidad lo sería pero no las consecuencias que al parecer provoca vivir en una gran ciudad. Las ciudades son el paradigma del desarrollo social y tecnológico que nos ha llevado a vivir más y “mejor”, pero que no resulta fácil adaptarse a ellas. Un elevado número de estudios científicos ponen de manifiesto que las personas que viven en grandes núcleos poblacionales tienen mayor riesgo de padecer enfermedades mentales que quienes lo hacen en el medio rural y existe una razón biológica.

Esta mayor propensión en el “urbanita” ha sido investigada recientemente por un equipo de científicos alemanes y canadienses, observando un patrón de activación cerebral, ante el estrés, que solo está presente en los habitantes de las ciudades. Lo que han constatado es que nuestras hormonas sufren una transformación como consecuencia de la vida en la ciudad y aunque sus autores reconocen haber hallado solo una correlación y no una asociación causal, sin llegar a ser una explicación definitiva no es un mal punto de arranque, abriendo una prometedora vía de investigación.

Los investigadores, conforme a un reciente estudio publicado en la revista “Nature”, detallan un curioso experimento que arranca desde la premisa de que el estrés es uno de los principales factores que provocan la aparición de trastornos mentales como la ansiedad, la depresión o la esquizofrenia.

Los voluntarios que se prestaron a la realización del experimento debían resolver una serie de ejercicios matemáticos mientras su cerebro era escaneado mediante resonancia magnética funcional. A la tensión de enfrentarse a la aritmética se sumaba la actitud poco “piadosa” de los investigadores, quienes agobiaban aun más a los sufridos participantes echándoles en cara lo mal que lo estaban haciendo o diciéndoles que sus resultados se quedaban por debajo de la media del resto; como resultado todos ellos experimentaron un evidente estrés, aunque mostrando diferentes niveles de reacción de sus cerebros. La región cerebral denominada amígdala mostraba  una actividad superior en quienes se habían criado en la ciudad que los que vivían en el campo.

Dado que a la amígdala se le atribuye el rol de procesador de las relaciones emocionales, los autores del estudio convienen que el desarrollo de trastornos de ansiedad, depresión y otros comportamientos, como por ejemplo la violencia, se den con mayor frecuencia en un entorno “urbanícola” que en un ámbito rural, pues es el tipo de vida de la ciudad el que provoca una mayor activación en dicha región cerebral.

Para Jesús de la Gándara, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos: “vivir en la ciudad nos altera psíquicamente” pero, ¿Qué es lo que más nos afecta del estilo de vida urbano? Según Gándara: “la prisa, la falta de tiempo y, sobre todo, la sensación de que no tenemos el control”. Supongo que se refiere a esa sensación de falta de control sobre un elevado número de acontecimientos que a diario nos suceden a quienes vivimos en las grandes ciudades, como distancias a recorrer, exceso de tráfico, etc.

Si el problema es la ciudad el camino lo marca la búsqueda de una solución y no creo que esta venga de la mano de un regreso progresivo a la vida rural, que se me antoja una utopía ante un proceso de urbanización incontenible, de hecho se calcula que en 2050 viviremos, o vivirán, en grandes urbes el 69% de la población. Si esto es así solo queda una vía, la de tratar de encontrar fórmulas que hagan más llevadera la vida en las grandes ciudades.

lunes, 21 de noviembre de 2011

¿UN SISTEMA ELECTORAL PERVERSO O CADUCADO?

Creo que está claro que una de las señas de identidad de este Blog es la de ser apolítico y así pretendo que siga siendo, pero no puedo evitar hacer algunas reflexiones sobre los resultados electorales de ayer 20 de noviembre.
Una vez más los resultados ponen de manifiesto el incumplimiento del principio de constitucionalidad que exige el valor igual de los sufragios. Esto implica que el voto de cada ciudadano debe tener una incidencia parecida en la configuración de la representación, independientemente de la circunscripción en que ejerza su derecho al voto.

El siguiente cuadro nos pone en evidencia que cualquier parecido con el principio constitucional es pura ficción, más bien es un escarnio a la democracia y voluntad social, al primar la “calidad” de determinados votos sobre otros.

En el cuadro podemos comprobar cómo UPyD ha necesitado 228.048 votos por escaño y en el caso de IU-LV de 152.801, sin embargo a CIU le han sido suficientes 63.391 votos por escaño y a AMAIUR exclusivamente 47.661, desde luego mi opinión es que los resultados son injustos y desproporcionados.


Esta perversión es el fruto del maridaje de la Ley D’Hondt y la asignación del número de cargos electos por circunscripción electoral, asignación que se realiza independiente y previa a la celebración de las elecciones, con criterios poco transparentes y que viene suponiendo una sobre-representación de los partidos nacionalistas en la “Cámara Nacional”, beneficiándose por presentarse a unas elecciones generales y por tanto de ámbito nacional, en un muy reducido número de circunscripciones electorales y donde tienen una fuerte implantación.
Pero no solo los partidos nacionalistas son los grandes beneficiados por la Ley D’Hondt y el reparto de cargos electos por circunscripción electoral. Los “grandes” también salen bien parados, de hecho el PP solo ha necesitado 58.230 votos por escaño y el PSOE 63.399 votos.

Simplemente mirando el cuadro siguiente veremos que en el caso de constituirse el nuevo parlamento a partir de un sistema sin circunscripciones electorales y un reparto directamente proporcional a los votos recibidos, sin Ley D’Hondt, el PP no habría obtenido mayoría absoluta, el PSOE habría perforado aun más su suelo electoral, IU-LV se convertiría en la tercera fuerza política con 25 diputados y UDyP en la cuarta con 17 y más aun, al existir una circunscripción electoral única, ni CIU, ni AMAIUR ni EAJ-PNV alcanzarían el mínimo preciso para tener grupo propio en la cámara, la consecuencia inmediata habría sido cambiar los denominados partidos bisagra y sus prebendas, por la representación plural de la sociedad española.


Y es que lo de tener o no tener grupo propio en el Congreso de los Diputados no es baladí, ya que permite contar con más recursos económicos y técnicos en la Cámara, independencia a la hora de gestionar sus iniciativas, más tiempo en las intervenciones en los plenos y representación en los órganos de dirección del Congreso. Esta puede ser otra injusticia más del sistema: que UPyD con el 4,93% del total de votos emitidos y alcanzando el mínimo de 5 diputados, no disponga de grupo propio, lo que no les pasará a CIU, AMAIUR o EAJ-PNV, que aun alcanzando el 4,38%, 1,44% y 1,40% de los votos ejercidos, es decir menos que UPyD, al superar el 15% de las circunscripciones en las que se han presentado si tengan dicho privilegio.
Debo confesar que cada vez que hay elecciones, este amargo sabor de la injusticia me resulta inevitable. El sistema electoral viene perjudicando electoralmente y de forma histórica a IU-LV (partido con el que no comparto la mayoría de las ideas) y al que ahora se suma UPyD al que le espera el mismo destino marginal, salvo que alguien con sentido común promueva una modificación en la Ley Electoral que lo corrija.

viernes, 18 de noviembre de 2011

¿AVESTRUZ O PINGÜINO?

Como consecuencia de un extraño emparejamiento, allí estaban en la línea de salida para disputar una carrera de velocidad: el avestruz buscó a su alrededor en un intento de localizar a su oponente, cosa que no logró hasta que dirigió su mirada hacia abajo, al tiempo que exclamaba ¡Pero si es un pingüino! Es verdad que presentan algunas semejanzas fisiológicas: Ambos caminan sobre dos patas, tienen pico, ponen huevos y poseen alas que no les permiten volar, pero, ¿A la hora de correr por tierra?...

El pingüino comenzó su preparación para la carrera, mediante sus acostumbrados ejercicios de calentamiento, mientras el avestruz simulaba hacer lo mismo, conocedora de su aplastante superioridad. Cuando estaban preparados, el árbitro se acercó a  la línea de salida y tras las consabidas palabras de ¡preparadoooos, listoooos!, sonó el pistoletazo que marcaba el inicio de la carrera.

El pingüino con su paso típico y torpe avanzaba hacia la meta sin mirar atrás, quería llegar el primero y lo consiguió, cuando miró hacia atrás pudo ver en la línea de salida, como el avestruz sacaba su cabeza de debajo de la tierra, donde la había metido asustada por el pistoletazo de salida.

He leído varios artículos en los que se desmiente que esa actitud corporal del avestruz sea cierta, pero veraz o leyenda me “venía al pelo”, y como no es una fábula no acaba con una moraleja pero me facilita algunas reflexiones:

Si no te enfrentas a tus miedos no alcanzarás tus metas y es cierto que cuando nos llega el pistoletazo de salida, si no estábamos suficientemente preparados, el miedo nos puede conducir a la inmovilidad. Y es que en momentos de bienestar, todos podemos dar lo mejor de nosotros mismos, pero lo importante y más complicado es hacerlo en momento difíciles, en momentos de tensión, en momentos de crisis, que es cuando realmente se precisa de poner en valor todo nuestro talento.

Otra posible reacción es la contraria, la de atacar a aquel que se cruce por delante, sin pensar las consecuencias de nuestras decisiones, en esos caso perdemos la claridad mental, la ofuscación nos lleva a hacer y decir cosas que en circunstancias normales evitaríamos. Pero, hacemos y decimos cosas por las que luego sentimos arrepentimiento y gastamos un montón de tiempo y energía en tratar de reparar algo que podía haberse evitado.

Es tu momento de decidir: Ser avestruz y creerte el “Rey del Mambo” y mejor que los que te rodean, o ser pingüino y hacer virtud de tu constancia, entrenamiento y preparación, para estar siempre listo.

¿En tu vida personal y/o profesional que eres, Avestruz o Pingüino?

Si te epetece ver un vídeo divertido con la carrera, visita:
http://youtu.be/oXMbWRWQBRQ

domingo, 13 de noviembre de 2011

EL CALCETÍN PERDIDO ME AYUDÓ

No ha sido pereza porque lo he intentado una y otra vez, simplemente estaba bloqueado, perdido, como vacío; con el amargo sabor y sentimiento de culpa por el deber incumplido, pero durante estos últimos días he sido incapaz de escribir nada. Me he sentido deudor de mi blog y de todos vosotros “Cómplices y Amigos” que lo seguís.

¡Basta! O cambio la dinámica o la dinámica acabará por cambiarme a mí si la permito convertirse en hábito.

¡Ya está! Escribiré sobre esa sensación de asombro y malestar que sientes cuando al vaciar la lavadora descubres que hay un calcetín al que le falta la pareja, ¡Un calcetín ha desaparecido! Es una de esas cosas típicas que crees que solo te pasan a ti hasta que te das cuenta que les sucede a todo el mundo, de hecho, si tecleas en Google “calcetín perdido” te devuelve textualmente: “Aproximadamente 350.000 resultados”, incluso en Internet puedes encontrar el Bureau of Missing Socks, esta Agencia de Calcetines Perdidos se afana en insistir que mientras los Ovnis, el monstruo del lago Ness y el Yeti son pura especulación, la desaparición de calcetines es un hecho probado.

Y desde luego no es un tema baladí, tengamos en cuenta que si un español medio pierde alrededor de tres calcetines al año y lo multiplicamos por la población española, estamos hablando de un total de 120 millones de calcetines perdidos cada año y si fuera de nuestras fronteras pasan cosas similares, la cifra de calcetines que se pierden, cada año, adquiere dimensiones desorbitadas. Las preguntas son:

¿Dónde están esos millones de calcetines? ¿Hay agujeros negros en el Universo suficientes?

Lo que sí parece evidente es que el origen de estas desapariciones está en ese elemento doméstico y fogocitador de tan añorada prenda, que no es otro que la lavadora; pero si su destino final es una incógnita, también lo es cómo será su nueva vida, recordemos que han sido creados suaves, livianos y emparejados de dos en dos como gemelos inseparables o parejas perfectas, ¿Qué les espera tras su desaparición?

A mí solo se me ocurren dos caminos: un recorrido penitente de búsqueda continua de la pareja perdida o la metamorfosis de adaptarse al acoplamiento con una nueva pareja, opción esta nada fácil dado el increíble multidiseño existente en prenda tan minúscula.

He llegado a pensar que la razón sea bastante menos misteriosa y se trate de un simple acto de rebeldía de algunos de ellos que, no pueden soportar ser tratados con la despreocupación que con frecuencia hacemos, al arrojarles de forma indiferente al fondo de la cesta de la ropa sucia, enrollados en sí mismos como consumados contorsionistas y sin el mínimo reconocimiento hacia el sudor y olor que han padecido durante su jornada en activo.

Hay otra posibilidad, aunque debo admitir que la considero menos probable, que consistiría en admitir que los calcetines llegan a nosotros con una carga genética herencia de su pasado: Cuando junto a otras prendas eran lavadas en el rio y razonablemente las prendas más pequeñas eran las candidatas a ser arrastradas por la corriente, perdiéndose rio abajo. Esa carga genética les impulsaría a desaparecer, cuando ello fuera posible.

No sé, pero mi racionalidad me hace creer más en la veracidad inexplicable de la lavadora que en la condición genética del “calcetín Judini”, lo que me coloca emocionalmente de su lado pero no me esclarece nada referente a su nuevo destino. De lo que sí estoy convencido es de que si algún día podemos aportar alguna luz a este misterio, algunas de nuestras más sufridas prendas no lo agradecerán. 

martes, 8 de noviembre de 2011

CON TODO MI CARIÑO CARLOS

He decido esperar a que se fuera extinguiendo la luz del día, como ayer sucedió con la tuya, mientras pienso que la oscuridad me acercará más a ti, para escribir estas líneas y dedicarte mi solitario y callado homenaje.

Cada vez estoy más convencido de que llegamos a este mundo con una fecha de caducidad asignada, la “P_ _ _ _ _” es que no nos viene impresa, por lo que nos puede sobrevenir de forma inesperada como estoy seguro que te ha sucedido a ti, aunque también estoy seguro de que si tuvieses la oportunidad de explicarnos porque te ha pasado en este momento, te sobrarían argumentos.

No voy a buscar palabras bonitas ni grandilocuentes, para ensalzar tus virtudes, que como dicen de las meigas “haberlas hailas”, también tenías tus defectos y manías, lo que no siempre te hacían una persona fácil de tratar, ¡Como todos, vamos!

Pero no es tu perfil de persona lo que me ha venido a la cabeza y al corazón cuando me han comentado tan turbadora noticia, lo que ha removido mis emociones han sido los “cientos” de horas, que codo con codo, hemos compartido en proyectos, tareas y responsabilidades, repletas de acuerdos y desacuerdos, aunque menos de estos últimos que de los primeros.

Hoy me esfuerzo por enfriar al máximo mis emociones de dolor, amargura y por supuesto de resignación que se me antoja un acto de sumisión, que tu repudiabas, y abrazarme a la aceptación, pretendiendo el reconocimiento de la realidad desde este proceso de duelo de lo que ya no será.

Desconozco si existe otra vida y si es así como será, pero lo que sí sé es que los que continuamos en esta ahora tenemos una tarea, sin duda más difícil para unos que para otros, y es la de aprender a vivir sin ti.

Mi eterno y sincero abrazo Carlos.

domingo, 6 de noviembre de 2011

"EL CASCARRABIAS" ¡UN GRUÑÓN QUE ME AGOTA!

  Son personas descontentas con el mundo, personas que de forma permanente se encuentran insatisfechas. Son los que solemos llamar “Cascarrabias” y a mí personalmente me agotan.
Yo soy partidario de la existencia de cierto inconformismo, creo que en un nivel moderado es bueno y necesario. Hace que las cosas se muevan, que lo que parecía inmutable llegue a cambiar, creo que es un elemento básico de superación personal y lo considero el motor que empuja a alcanzar nuevos retos. Es como el atleta que no se conforma con su marca y entrena para sumarle unos centímetros a su salto o ganarle unos segundos a su carrera.

Pero el inconformismo del “Cascarrabias” no es una fuente de energía para la mejora, es simplemente la razón permanente de la queja ante todo: En agosto porque hace mucho calor, en enero porque hace mucho frío, el lunes porque está empezando la semana y los viernes por que se aproxima su odiado final, pórtico de los tediosos sábados y domingos.

Con estas personas nunca vas a acertar hagas lo que hagas, si te esmeras en ser agradable te tildarán de “pesao”, si les concedes cierta distancia te echarán en cara que pasas de ellos y no los tienes en cuenta; si les comentas algún malestar que padeces, a ellos les duele una y otra cosa, pero dolor de verdad, si te ha sucedido algo a ellos también pero mucho peor, ¡Eso si que fue horrible!

Hay una frase que pronunciaba un entrenador del Barça, con cierto acento holandés que resume la esencia de los cascarrabias: “Siempre negativo, nunca positivo”. El mayor drama de los cascarrabias es que en esta vida ni se puede tener todo ni se pueden cambiar todas las situaciones, pero ellos nunca valoran lo que tienen ni aceptan lo que sucede a su alrededor.

La voz discordante del cascarrabias nunca contiene una reclamación, se queda en una simple queja. Pero, ¿Cual es la diferencia entre una reclamación y una queja?

La reclamación es posible cuando hay por medio un compromiso claro en el que se especifican las condiciones de satisfacción para cada una de las partes; el incumplimiento por parte de uno legitima al otro, de pleno derecho, a reclamar por lo incumplido, en este ámbito “los reclamos” pueden resultar efectivos.

Cuando dicho compromiso no existe o las condiciones de satisfacción no han quedado claras, el pretendido incumplimiento solo permite una queja, lo que no va más allá de un simple lamento. Esta es la situación del cascarrabias que suele eludir compromisos claros y concretos y pasa a evaluar su grado de satisfacción desde sus propias expectativas, no siempre razonablemente probables. Esto hace que las quejas sean inefectivas para mayor desesperación y queja del cascarrabias.

Que todos conocemos alguna persona así ¡Seguro! Lo verdaderamente importante es plantearnos si nosotros mismos en alguna ocasión tenemos ese comportamiento. Si nos decimos sí, es el momento de tomar precauciones, un estado, que puede llegar a convertirse en permanente, de insatisfacción solo provoca amargura crónica.

Si un cascarrabias nos agota con su actitud negativa y continua ante la vida, procuremos no agotar nosotros a los demás.

jueves, 3 de noviembre de 2011

INMEDIATEZ; UN VÉRTIGO PELIGROSO

En estos momentos en que la tecnología parece el timón de nuestras vidas, hay una palabra que con toda probabilidad sobresale de entre la mayoría, y no es otra que “INMEDIATEZ”.

La ubicuidad de la información que nos ofrece Internet, a tan solo un clic, hace que las cosas que antes nos costaban tiempo y esfuerzo, hoy tengan la condición de fáciles e inmediatas.

“LEA HOY EL PERIÓDICO DE MAÑANA”, esto no es sino el reclamo del diario “El Mundo” para promocionar la suscripción de Orbyt, plataforma digital con servicios y contenido exclusivos. ¿Hay mayor inmediatez que adelantarse a mañana?

Hoy resulta tan trascendental lo inmediato, que no hace tanto que la responsable de los servicios informativos de una importante cadena norteamericana, recibió una severa llamada de atención por cubrir la noticia del tsunami de Japón doce minutos más tarde que Twitter. ¡Doce minutos, que barbaridad, toda una eternidad!

¡Ahora todo es para ya!, el mundo no espera, la consigna es correr, correr y correr. La inmediatez que tiene múltiples ventajas, como una moneda, también tiene su cruz; desde mi punto de vista estas son algunas consecuencias:

¿Qué nos garantiza que manejamos una información de calidad, con el suficiente contraste, y no fruto de un falso “gurú” de los que existen a cientos en la Red? Si manejamos una información falsa o inexacta, sin duda nos conducirá a conclusiones equívocas.

¿En qué medida cercena nuestra profundidad de pensamiento? Nuestro apetito insaciable por más y más información puede llegar, por acumulación, a dificultar su correcto procesamiento impidiendo el desarrollo de un pensamiento propio.

¿Qué ha pasado con la presunción de inocencia? Con tanta y tan inmediata información, las personas y los medios se convierten en implacables y se pelean por juzgar y condenar, aunque luego deban retractarse, pero el daño está hecho, la sombra de la duda persistirá para muchos, la honra de alguien inocente ha sido mancillada por la premiosidad de una información “inmediata” y con alta probabilidad de ser inexacta. ¿Pero cómo y quién recompone la honorabilidad del perjudicado?

Otro universo afectado es el audiovisual, en el que hoy en día llega a confundirse el dinamismo con la interrupción. No hace tanto tiempo que un programa, fuese cual fuese, película, concurso o serie, tan solo se interrumpía para facilitar un avance informativo considerado como trascendental, como una tragedia, un golpe de estado o el fallecimiento de una personalidad relevante y que no iba más allá de un enunciado para emplazarte a ver la noticia.

Esas interrupciones excepcionales se han convertido en habituales, merced a la lucha por la inmediatez, y mientras estás viendo como se lucha por preservar la supervivencia del rinoceronte blanco en peligro de extinción, aparece en tu receptor un mensaje que te dice: “En breves minutos estaremos contigo para contarte lo que Belén Esteban opina sobre…”

Al final, y para que la TV no pierda comba con respecto a otros medios de comunicación, como las redes sociales, interrumpe constantemente sus programas con mensajes y subtítulos que anticipan noticias, al final, cuando llega el telediario, noticiero o como cada cadena quiera llamarlo, ya lo han contado todo y por ello la única fórmula que les queda es:

“Cómo les hemos venido anticipando, vamos a contarles…” Y te explicitan lo que te van a contar.

A continuación te lo cuentan.

Y acaban con un… “Les hemos contado…” Y lo repiten de nuevo.

Dos versiones cortas, una para empezar y la misma para terminar y una un poco más larga en medio pero repetitiva de ambas. La pregunta es: ¿Es una necesidad informativa contarte las cosas tres veces, o se trata de cumplir una franja horaria prevista en la programación con un noticiario ostensiblemente vaciado por la competitiva inmediatez con otros medios de comunicación, que les lleva a gotear, minuto a minuto, lo que va sucediendo?

Antes para presumir de cierta personalidad culta se decía: “Yo solo veo telediarios y documentales”, fuera verdad o no, pero lo cierto es que en la actualidad solo nos quedan los documentales y esperemos que por mucho tiempo. El rinoceronte blanco y otras especies se lo merecen. 

domingo, 30 de octubre de 2011

¿POR QUÉ NO ME DIVIERTE VER CUADROS?

Mientras me encontraba en plena reflexión de por qué no me divierte ver cuadros, tropecé con una cita de Picasso que textualmente dice: “Todo el mundo quiere entender el arte ¿Por qué no intentar entender el canto de un pájaro? ¿Por qué se ama la noche, las flores, todo lo que nos rodea, sin intentar entenderlos? Pero en el caso de una pintura la gente tiene que entender. (…) Quienes intentan explicar las pinturas andan muy desencaminados”.
Tal vez ese era mi problema, mi convencimiento sobre la falta de comprensión o entendimiento de los cuadros que miraba, sin embargo decidí investigar un poco más lo que me llevó a recabar un par de comentarios adicionales:

“En la música hay formas sonoras compuestas en un fragmento de tiempo; en la pintura formas visuales compuestas en un pedazo de espacio. Un megalómano cierra sus ojos para escuchar la música con toda intensidad; cuando miramos un cuadro ¿Al menos amortiguamos otros sentidos para centrarnos solo en ver”.

“Un cuadro como cualquier objeto artístico es una “obra abierta”, no es solo una expresión del pintor sino que se completa, se cierra con la mirada y las sensaciones que provoca en el que lo contempla; es decir, el espectador reelabora el objeto artístico con su percepción personal”.

Estos cometarios me abrían nuevas vías respecto a la sentencia de Picasso, pero me sonaban un tanto abstracto. Si quería progresar en el acto de mirar cuadros, necesitaba cosas más concretas; una conversación con una amiga muy vinculada al mundo de la pintura, me facilitó algunas pistas:

Hay varios aspectos que podemos apreciar en una pintura: la temática, la técnica, el manejo de espacios, luces y sombras, perspectiva y estilo al cual pertenecen, que completan la visión personal del observador.

Temática: Cada pintura tiene un motivo, a veces reconocible y otras no pero siempre interpretable. Muchas veces, también hay un trasfondo místico, otras un gran simbolismo o una abstracción que define al cuadro.

Técnica: La técnica empleada en un cuadro puede ser acuarela, oleo, acrílico, tempera, carbón, etc. Esto habla, no solo del material con el que se efectuó la pintura, sino también del soporte (papel, tela, etc.) y el instrumental empleado. En función de esto hay manejos del claroscuro, luces, brillos, pinceladas, etc., que denotan el nivel adquirido por el artista y la destreza con que domina dicha técnica.

Manejo de espacios, luces y sombras: Especialmente en algunos movimientos o estilos pictóricos se destaca el manejo de estos aspectos. Pintar un cuadro implica plasmar en dos dimensiones (ancho x alto) lo que ocurre en un escenario en tres dimensiones (ancho x alto x profundidad). El dominio de la luz y la sombra permite visualizar la profundidad y la reflexión de la luz sobre los objetos. La maestría de un artista radica muy especialmente en el dominio de estas habilidades.

Perspectiva: La perspectiva implica un conocimiento real de la relación de tamaños, alturas, forma y proporciones entre objetos situados a determinada distancia del observador respecto de otros situados a una distancia mayor. La perspectiva es, por otro lado, una de las técnicas más difíciles de adquirir, donde interviene de manera preponderante la habilidad natural de un pintor.

Estilo: Un estilo es una serie de códigos que permiten identificar a una obra como perteneciente a una época y forma de encarar un cuadro, de manera particular. Cada época ha generado un estilo reconocible ligado a la evolución del resto de las artes.

Gusto y apreciación personal: Partiendo de los conocimientos y experiencias personales cada persona interpreta libremente una obra de arte. El conocimiento de los parámetros mencionados anteriormente enriquece esa apreciación y hace que se pueda observar de manera distinta que un objeto sin valor artístico.

Bueno lo cierto es que lo veo complicado; tengo la sensación de que las pautas facilitadas por mi amiga no son de incorporación inmediata y que exigen ponerlas una y otra vez en práctica intentando convertirlas en hábitos, por lo que, a corto plazo, continuaré en una situación similar, aunque desde luego voy a intentarlo, ¡Alguien me ha mostrado un camino!