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domingo, 6 de noviembre de 2011

"EL CASCARRABIAS" ¡UN GRUÑÓN QUE ME AGOTA!

  Son personas descontentas con el mundo, personas que de forma permanente se encuentran insatisfechas. Son los que solemos llamar “Cascarrabias” y a mí personalmente me agotan.
Yo soy partidario de la existencia de cierto inconformismo, creo que en un nivel moderado es bueno y necesario. Hace que las cosas se muevan, que lo que parecía inmutable llegue a cambiar, creo que es un elemento básico de superación personal y lo considero el motor que empuja a alcanzar nuevos retos. Es como el atleta que no se conforma con su marca y entrena para sumarle unos centímetros a su salto o ganarle unos segundos a su carrera.

Pero el inconformismo del “Cascarrabias” no es una fuente de energía para la mejora, es simplemente la razón permanente de la queja ante todo: En agosto porque hace mucho calor, en enero porque hace mucho frío, el lunes porque está empezando la semana y los viernes por que se aproxima su odiado final, pórtico de los tediosos sábados y domingos.

Con estas personas nunca vas a acertar hagas lo que hagas, si te esmeras en ser agradable te tildarán de “pesao”, si les concedes cierta distancia te echarán en cara que pasas de ellos y no los tienes en cuenta; si les comentas algún malestar que padeces, a ellos les duele una y otra cosa, pero dolor de verdad, si te ha sucedido algo a ellos también pero mucho peor, ¡Eso si que fue horrible!

Hay una frase que pronunciaba un entrenador del Barça, con cierto acento holandés que resume la esencia de los cascarrabias: “Siempre negativo, nunca positivo”. El mayor drama de los cascarrabias es que en esta vida ni se puede tener todo ni se pueden cambiar todas las situaciones, pero ellos nunca valoran lo que tienen ni aceptan lo que sucede a su alrededor.

La voz discordante del cascarrabias nunca contiene una reclamación, se queda en una simple queja. Pero, ¿Cual es la diferencia entre una reclamación y una queja?

La reclamación es posible cuando hay por medio un compromiso claro en el que se especifican las condiciones de satisfacción para cada una de las partes; el incumplimiento por parte de uno legitima al otro, de pleno derecho, a reclamar por lo incumplido, en este ámbito “los reclamos” pueden resultar efectivos.

Cuando dicho compromiso no existe o las condiciones de satisfacción no han quedado claras, el pretendido incumplimiento solo permite una queja, lo que no va más allá de un simple lamento. Esta es la situación del cascarrabias que suele eludir compromisos claros y concretos y pasa a evaluar su grado de satisfacción desde sus propias expectativas, no siempre razonablemente probables. Esto hace que las quejas sean inefectivas para mayor desesperación y queja del cascarrabias.

Que todos conocemos alguna persona así ¡Seguro! Lo verdaderamente importante es plantearnos si nosotros mismos en alguna ocasión tenemos ese comportamiento. Si nos decimos sí, es el momento de tomar precauciones, un estado, que puede llegar a convertirse en permanente, de insatisfacción solo provoca amargura crónica.

Si un cascarrabias nos agota con su actitud negativa y continua ante la vida, procuremos no agotar nosotros a los demás.

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