RICOBLOG

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jueves, 30 de junio de 2011

DESTERRANDO LA FRUSTRACIÓN

Generalmente cuanto más fuerte es el deseo de la meta, tanto más intensa es la frustración cuando no se alcanza el objetivo. Por tanto, cuanto mayor sea la motivación por alcanzar una meta o la trascendencia de satisfacer una necesidad y nos veamos imposibilitados de alcanzarlo, mayor será la frustración que experimentaremos pues sentiremos que hemos fracasado en lo que nos habíamos propuesto y también será más difícil el reponernos del suceso o salir del estado de frustración. Es muy probable que esta idea sea poco contestada, pero en mi opinión, la frustración, como el dolor o el desengaño no son castigos y aunque puedan ser tóxicos o nocivos para el desarrollo personal, también pueden  ser desde su lado positivo, verdaderas lecciones de aprendizaje si se tratan con la perspectiva adecuada.

El termino frustración lo aplicamos a las circunstancias que dan como resultado la falta de satisfacción de una necesidad o un objetivo. De acuerdo con esta concepción podemos decir que se puede llegar a presentar en cada una de las etapas de nuestra vida, por ejemplo cuando éramos pequeños y había un juguete que deseábamos con gran anhelo y que se nos negaba la posibilidad de tenerlo, o cuando ya adultos y en nuestra vida profesional vemos impedida la posibilidad de ascender dentro de una empresa u obtener el aumento que tanto se desea. Ambas situaciones son totalmente distintas y de adultos pueda ser que consideremos la primera como una cosa superflua y sin importancia, pero las dos necesidades en su momento las consideramos muy importantes para nosotros, por lo que el mero hecho de no ser satisfechas o alcanzadas nos generan algún nivel de frustración.
Con esto no pretendo decir que la mejor receta ante la frustración sea el tiempo, porque si bien es cierto que el tiempo cicatriza las heridas, no es menos cierto que durante ese proceso de cicatrización las heridas duelen. La frustración se produce cuando las expectativas de la persona no coinciden con los hechos reales. Lo que frustra no es tanto la adversidad como el hecho de que los acontecimientos no se produzcan como uno esperaba. El inmaduro espera que los acontecimientos se sucedan siempre del modo que más le conviene. Cuando esto no es así, le resulta difícil aceptar que sus previsiones eran incorrectas y que había concebido unas expectativas infundadas. Lo común en estos casos es buscar un culpable, porque resulta más fácil que aceptar el propio error. La persona de experiencia, por el contrario, analiza objetivamente todas las posibilidades. Piensa en el resultado final y no se inquieta por los pequeños reveses que ha previsto ya como inevitables.
La frustración en la mayoría de los casos tiende a ser acumulativa, por lo tanto, una persona al vivir una serie de situaciones frustrantes de pequeña importancia, pero que vayan sumándose, puede que al final logren desequilibrar su vida y que llegue a sentirse frustrada, aun cuando cada una de estas situaciones, individualmente gestionadas, no le causarían frustración en absoluto, pero el intervalo en que ocurren y la susceptibilidad de la persona en ese momento es un factor importante para que estas le puedan generar un estado de frustración.
Por lo general, la inmadurez de una óptica miope hacia la vida en la que lo importante es lo inmediato, hace que la frustración sea moneda corriente en nuestra sociedad, compuesta en su mayoría por personas emocionales e inmaduras que confundimos nuestros sueños e imaginaciones con la realidad. Pero esta realidad no existe para la persona de experiencia que tiene su vista puesta en el horizonte y sabe que cada traspié, al fin y al cabo, le acerca más rápidamente a su objetivo.
La forma en que reaccionaremos y los efectos que nos conllevará cuando veamos insatisfecho un objetivo, dependerá en gran medida del entorno en que nos hallamos desarrollado y también del ambiente en que nos desenvolvamos, por otro lado, no todas las personas sentirán en mismo grado de frustración que otras ante las mismas situaciones u objetivos incumplidos. Las situaciones frustrantes se presentaran siempre a lo largo de nuestra vida, ya que no existirá una vida perfecta, pero, el deber es de la persona de no dejarse derrotar ante estas y aprender de ellas para poder seguir adelante y luchar por las nuevas situaciones que se nos presentaran en el desarrollo de nuestras actividades.
En la vida es muy importante ponerle ilusión a las cosas, pero cuidado… ¡Vive de ilusiones y cosecharás desencantos!

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