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sábado, 18 de junio de 2011

EL COMPROMISO DE COMPROMETERSE

Todos consideramos que es algo importante cuando hablamos del compromiso, sin embargo, el número de seguidores incondicionales se reduce considerablemente a la hora de actuar conforme a sus exigencias.

Una persona comprometida es aquella que no solo cumple sus obligaciones sino que llega a sorprendernos y es que no basta con cumplir con lo previsto o estipulado, todo compromiso tiene muchas implicaciones, un compromiso es como una brújula que orienta nuestras acciones; hacia donde nuestras acciones apuntan, apunta nuestro compromiso. No debiéramos olvidar nunca que nuestro compromiso genera expectativas en los demás y en función de ellas tomarán decisiones sobre lo que van a hacer a futuro.

El compromiso, sin duda, reside en nuestro lenguaje, está en nuestra manera de hablar y escuchar, está directamente relacionado con nuestra manera de “estar” en el mundo y de “ser” en él; con la manera de relacionarnos con nuestros valores o principios fundamentales y con la integridad con que vivimos.

La persona comprometida es generosa, busca como dar más afecto, cariño, esfuerzo, bienestar, etc., en definitiva, va más allá de lo que supone el deber contraído. Es feliz con lo que hace, lo que le permite no ver el compromiso como una carga, sino como un medio idóneo para crecer como persona mediante el servicio a los demás. Para ello, transforma promesas en realidades, sus acciones hablan más alto que sus palabras, saca tiempo cuando no lo hay y en definitiva impone el triunfo de la integridad sobre el escepticismo.

La persona comprometida proclama con valentía sus intenciones, sabe que son la base para provocar cualquier tipo de cambio, de crear algo que hasta entonces no existía y está abierta a admitir maneras de pensar distintas y aplicar nuevas y diferentes maneras de hacer. No podemos comprometernos solo con aquello que que nuestro sentido común nos dicte como posible o conocido, el compromiso tiene que jugar en el terreno del “riesgo”, ante lo que no es posible todavía, si no nos comprometemos, o lo hacemos de forma condicional, seguiremos generando más de lo mismo.

Las exigencias de un incondicional compromiso se encuentran en función del ámbito en que éste se dé, entre los más importantes podríamos citar:

Como amigos: La amistad no es utilitaria, hay que cultivarla manteniendo el contacto por alguno de los miles de medios de los que hoy disponemos y pendientes siempre de su bienestar.

Como hijos: No solo es cuestión de sinceridad, obediencia, ayuda en casa y esfuerzo en los estudios, alcanza a detalles de cariño y pequeños servicios que los padres nunca demandan pero agradecen mucho si los reciben, pues siempre los anhelan.

Como esposos: Por supuesto y más allá de la fidelidad, elemento indispensable, es preciso avivar permanentemente el amor y la comprensión como antes de casarse, solo es preciso recordar las conductas que nos permitieron alcanzar el matrimonio (bueno, o la vida en pareja que parece más acorde con los tiempos que vivimos).

Como trabajadores: No es suficiente con cumplir escrupulosamente con el horario y las tareas encomendadas, el compromiso alcanza a las conductas que favorecen un buen ambiente y a la actualización de conocimientos para el perfeccionamiento profesional.

Como ciudadanos: Hemos de ir más allá de la sensación de que poco podemos hacer, como si viviéramos aislados, así que lo hagan los que puedan, un ejemplo tonto: reciclar correctamente la basura mejora la sociedad.

Esto solo son algunos ejemplos de hasta dónde puede y debe llegar el compromiso, siempre un poco más allá, tampoco debemos olvidar preservar la imagen y nombre de los demás, para mí es especialmente triste oír a alguien hablar de forma descalificadora de algún amigo, un hijo, un padre, la pareja, su empresa o país, pues nos muestra una persona sin compromiso.

Ortega y Gasset dijo: “Yo soy yo y mis circunstancias”, yo os propongo un pequeño cambio en la frase y abracemos una que diga: “Yo soy yo y mis compromisos”.

2 comentarios:

  1. Sería genial, sería estupendo y bueno cumplir con nuestros compromisos, lo malo es que a veces para cumplir unos, incumplimos otros.
    Dificil labor.......

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  2. Tienes razón, pero hasta ahí ha de llegar nuestro compromiso ante la responsabilidad de, a veces, tener que priorizar.
    Un largo abrazo.

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