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jueves, 1 de septiembre de 2011

LA VUELTA AL "COLE"

¡Ya estamos en septiembre! Para un elevado número de personas las vacaciones ya han terminado y para otros están a punto de terminar. En este momento, para muchos, aparece el fantasma llamado “Síndrome postvacacional”. Este síndrome dicen caracterizarse o venir provocado por el cambio en los hábitos y costumbres, de la conducta vacacional, que puede generar síntomas molestos como fatiga, mal humor, insomnio, dificultad para concentrarse, tristeza, ansiedad, etc.

Como inexperto en la materia, no voy a negar la posibilidad de que tal síndrome se manifieste, sin embargo, siempre he tenido un mar de dudas al respecto, o cuando menos, preguntas para las que no he encontrado respuestas sólidas y convincentes.

Puedo admitir que la vuelta al trabajo después de las vacaciones no sea fácil, no en vano supone pasar de una situación placentera, relajada y generalmente divertida, a situaciones conocidas de esfuerzo, responsabilidad y compromiso, pero en mi opinión, la verdadera razón no reside en eso, el denominado “síndrome postvacacional” creo que responde a otras motivaciones.

Es curioso que tras once meses de duro trabajo tan solo se necesiten, no unos días sino unas horas para asumir nuevos hábitos ante lo que van a ser las anheladas vacaciones, es cierto que llevas tiempo preparándolas, en algunos casos incluso meses. Seguramente ese es el primer factor, las vacaciones no duran treinta días, hay un periodo previo de máxima ilusión, un periodo en el que se maneja y sueña con el dónde, cómo y cuándo. Hay que planificar convenientemente lo que será el paraíso estival. Sin embargo, durante la última semana de vacaciones no planificas el regreso al trabajo, más bien maldecimos los pocos días que quedan para volver.

Llegado a este punto podríamos preguntarnos: ¿Qué razones o factores más, provocan tal resistencia o dificultad para regresar al trabajo, llegando incluso a generar un fuerte estrés?

Un factor importante pertenece al ámbito informático, hemos de empezar por llamar al Help Desk para que nos activen una nueva contraseña, pues hemos olvidado la que teníamos o ésta ha caducado, pero el verdadero monstruo nos espera hasta que conectamos con el servidor, pudiendo comprobar con terror como más de trescientos correos esperan nuestra respuesta y eso a pesar del esfuerzo por dejar la “bandeja de entrada” lo más limpia posible, incluso a cero, antes de irnos de vacaciones.

El siguiente factor puede venir motivado por el momento en que has de comenzar a comentar tus aventuras veraniegas con el resto de compañeros, estás dispuesto a disfrutar con tu relato, pero a la vez te agobia que tus andanzas no despierten envidia y admiración, o peor aún, que no estén a la altura de las vacaciones de los demás, ¡Sería un desastre!

Pero para mí el factor más decisivo se encuentra en el grado de identificación que tienes con tu trabajo y las tareas que has de realizar; y mientras que unos recuperan una actividad profesional que desempeñan con vocación e incluso con pasión, otros regresan a una actividad que no les gratifica o incluso que odian y esto sí que es estresante.

Durante el primer día, la existencia de uno o varios de estos factores se sobrelleva con cierta desenvoltura, sin duda es un día de transición, todo el mundo, incluido “el jefe”, comprenden y aceptan que es un día para practicar la indulgencia, pero si eres candidato al “síndrome postvacacional” todas esas caras que hoy te rodean, a media sonrisa, mañana las encontrarás estúpidas.

En fin, si eres propenso a que te pase solo tienes dos soluciones, o identificas que factor o factores te estresan para gestionarlos de otra manera, o te entregas a la resignación buscando el consuelo en once meses después que volverás a coger vacaciones, bueno incluso unos meses antes que empezarás a prepararlas, yo desde luego prefiero la primera de las dos soluciones.

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