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sábado, 17 de septiembre de 2011

EL CUERPO, CÓMPLICE DE NUESTRO LEGUAJE

Hace algunos días edité una entrada relativa al refranero español, un modismo de expresión popular y habitual hasta hace algunos años, pero que sin duda hoy en día solo protagoniza páginas que pertenecen a la historia; también lo hice sobre los mensajes cortos a móviles, actuales protagonistas destacados en el arte de la comunicación, fundamentalmente entre jóvenes y adolescentes. Pero nuestro lenguaje tiene otras peculiaridades que subsisten y mantienen todo su vigor, como esa enorme batería de “frases hechas” que barnizan su significado real, con capas de sátira, ironía y a veces pretendida suavidad, para evitar expresiones más hirientes o molestas para el destinatario.

Pero, de este fenómeno lo que más me ha llamado la atención es que el protagonista destacado de estas “frases hechas” es el cuerpo humano, en efecto, múltiple y diferentes partes del cuerpo humano son utilizadas como elemento de metáfora o trampolín para formular sentencias, a veces de contenido contundente, pero en formato “light”.
No me cabe la menor duda que la lista que adjunto no es absoluta y que existen aun más “frases hechas” ligadas a partes del cuerpo humano, pero creo que resulta suficientemente representativa de mi reflexión:

Al pie del cañón
Se aplica a alguien que siempre está disponible.
Caérsele el pelo
Estar a punto de recibir una pena o castigo por algo.
Con pelos y señales
Cuando se expresa o dice algo con todo tipo de detalles, a veces, incluso en exceso.
Costar un ojo de la cara
Cuando el precio es desorbitado o muy superior a lo considerado normal.
De boca en boca
Algo que se conoce y extiende por comentarios.
Estar de morros
Estar de mal humor o enfadado con alguien.
Estar hasta las narices (la coronilla/el cogote/el moño)
Estar muy cansado física o moralmente. Estar muy enfadado. Estar harto.
Estar metido hasta el cuello
Estar totalmente implicado en un asunto.
Estirar la pata
Expresión coloquial de morirse.
Hacer oídos sordos
No querer enterarse de algo. No hacer caso. No prestar atención. Es como si, de repente, uno tuviera la capacidad de cerrar los oídos.
Hacerse la boca agua
Desear algo mucho, sobre todo de comida y bebida.
Le zumbarán los oídos
Cuando se habla de alguien en su ausencia
Meter la pata
Equivocarse, cometer un error.
No abrir la boca
No hablar.
No dar pie con bola
Equivocarse de forma continua.
No pegar ojo
No dormir o dormir muy poco.
No tener dos dedos de frente
Ser un insensato.
No tener pelos en la lengua
Atrevimiento u osadía a la hora de hablar, sin miedo a las consecuencias.
No tener pies ni cabeza
Sin sentido.
No tener un pelo de tonto
Ser muy listo.
Ojos como platos
Gustarle mucho a uno  algo.
Pillar con las manos en la masa
Descubrir a alguien en un momento generalmente comprometido.
Poner el dedo en la llaga
Hablar de la realidad, aunque ésta sea dura, perjudicial o cruel. Tratar el asunto más delicado de una cuestión.
Poner los dientes largos
Provocar la envidia de alguien. Hacer desear algo con avidez o vehemencia.
Ser un bocazas
Ser una persona que habla demasiado, generalmente de forma imprudente o insultante.
Ser un cabezón
Ser muy testarudo.
Ser un manazas
Ser una persona que no tiene habilidad manual y estropea todo lo que pasa por sus manos.
Tener en la punta de la lengua
Estar a punto de acordarse de algo.
Tener entre ceja y ceja
Tener manía.
Tener la cabeza muy dura
Ser un cabezota.
Tener la lengua muy larga
Hablar demasiado y, generalmente, de forma inadecuada e inoportuna. No saber guardar un secreto.
Tener los pies en el suelo
Ser realista y práctico.
Tener mucha cara (jeta/morro/rostro)
Ser muy atrevido y desvergonzado.
Tener un corazón de oro
Ser muy generoso. Tener buenos sentimientos.
Tener una mano larga
Propensión a apropiarse de lo ajeno.
Tomar el pelo
Engañar o gastar una broma a alguien.

¡Cierto! Es verdad que hay otra categoría de expresiones o “frases hechas” que he obviado, porque su formato puede resultar grosero o de mal gusto para mucha gente, pero están ahí y no pueden ser ignoradas, porque entre otras cosas, además de ser de uso común, pretenden o se les confiere una mayor contundencia que a las anteriores. Por ejemplo:
“No me sale de los co….” Forma enfática con la que pretendemos dejar claro nuestra negativa a hacer algo.

“Poner los hue… sobre la mesa” Que expresa enfrentarse de manera decidida a algo o a alguien.
“Podías meterte la lengua en el c…” Claro deseo de que alguien calle, que guarde silencio.

“Vete a tomar por c…” Manifiesta de forma clara que deseamos perder de vista a alguien, o cuando menos que no nos interesa nada su opinión.
En fin, voy a sacar una conclusión consciente de que carece de toda base científica, pero si nuestro cuerpo juega un papel tan importante en nuestra comunicación, ¡CUIDÉMOSLE!

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