RICOBLOG

RICOBLOG

domingo, 8 de julio de 2012

TOMAR DISTANCIA


Hace unos días al leer la expresión “tomar distancia” vino a mi cabeza algo que tenía prácticamente olvidado, o cuando menos adormecido, me refiero a ese odiado ejercicio que debíamos ejecutar a diario en el patio del colegio a la voz de “alinearse”; puestos en fila debíamos poner el brazo estirado y los dedos de la mano derecha sobre el hombro del de adelante, sin hablar, sin reír y completamente derechos, como en formación militar no era sino un ejercicio de orden, disciplina y respeto a la autoridad. Recuerdos de una época en la que el compromiso social, las ganas de un mundo más abierto y el no callarse a tiempo podían pasar una elevada factura. No juntarse, no hacerse notar, no correr riesgos, ser prudentes y… ¡Tomar distancia!
Hoy, unos más o menos canosos, otros más o menos calvos y todos con mayor o menor presbicia, lo vemos como una época oscura y que se ha tornado bastante borrosa, pero recuerdo que todo era blanco o negro, esta puede ser la causa de mi pasión por los infinitos matices del color; la única preocupación que me queda de aquella época es si aquel dichoso ejercicio diario de “tomar distancia” se ha quedado de alguna manera impregnado en nuestra conducta actual, impidiéndonos abrazar sin condicionantes ciertos cambios y mantenerlos allí, donde apenas podemos rozarlos con los dedos y un brazo estirado.
Pero el texto que me provocó estos recuerdos no tenía nada que ver con ellos, pues trataba sobre la conveniencia de tomar distancia psicológica respecto de los problemas para afrontarlos con mayor eficiencia; recuerdo una frase que me hizo tomar interés por el texto y que sentenciaba: “Aunque los humanos se esfuerzan por ser sabios, con frecuencia no logran serlo cuando razonan sobre temas que tienen implicaciones personales profundas”.
La conclusión que obtuve de esta lectura es la de que si tienes una perspectiva egocéntrica procesas la información de forma distinta a si tu perspectiva es más universal, y es que el egocentrismo te priva de la humildad intelectual que resulta precisa para reconocer los límites del conocimiento propio. Sí aceptamos que el egocentrismo te proporcionará opiniones más polarizadas, tomar distancia de dicho eje puede acercarte a reflexiones menos absolutas y exentas de condicionantes personales.
También “tomar distancia” te puede proporcionar moderación y aunque para algunos la moderación pueda resultar un síntoma de suponer insulso, aburrido o poco entusiasta, lo cierto es que te va a proporcionar cierta inocuidad ante la solemnidad, la rigidez y los excesos que surgen tantas veces de quienes están convencidos de que lo que piensan siempre es la verdad.
Yo apuesto por la apertura y la elegancia de los que son capaces de ponerse en el lugar de los otros, creo que los que entienden de estas cosas lo llaman empatía, de los que saben relativizar e imaginar diferentes percepciones o puntos de vista.
En este aspecto el sentido del humor me parece importante porque hay en él cambios de perspectiva y sutileza. Hay agudeza, ingenio, capacidad para salirse de lo obvio, para operar pequeños giros y descolocar con gracia, en definitiva para “tomar distancia”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario