Para la mayoría de
los mortales que en estas fechas damos por concluido el descanso estival, llega
el momento de regresar y aunque literalmente significa “volver al lugar de
donde se partió” se me antojan ciertas precisiones. Hablando en términos
materiales parece que no se le puede poner pega alguna a la definición, pero
pensando en el terreno emocional puede que no regresemos allí de donde partimos
o que nuestras metas e intenciones contemplen horizontes diferentes.
No voy a referirme
expresamente al síndrome pos-vacacional por la reincorporación al trabajo pues
no creo que fuese justo olvidarse de muchos otros “amigos” que condicionarán nuestro
reentrar en lo cotidiano y se me ocurren algunos como:
La vuelta de las
vacaciones suele ser un momento similar al fin de año en el que solemos
formular nuevos propósitos y que suelen coincidir en ambas ocasiones, ya sabes,
que si dejar de fumar, ir al gimnasio, mejorar nuestro inglés, etc. Yo
garantizo mi admiración al que logre al menos uno de ellos, pero es que año
tras año suelen ser los mismos.
El indeseado
encuentro con la báscula chivata y traidora que nos arranca la expresión “tiene
que estar estropeada” pero que nos recuerda ciertos excesos estivales, ¡Dios
mío peso lo mismo que una persona que mida unos 50 centímetros más que yo! ¿Qué
puedo hacer para crecer?
El reencuentro con
ese personaje “entrañable” que todo el mundo llama “jefe” y con el resto de
compañeros a los que te empeñas en enseñar la ingente colección de fotos
digitales que has almacenado, mientras ellos tratan de contarte las
apasionantes anécdotas de sus vacaciones.
La interminable
lista de nuevos coleccionables que esperaban tu regreso: Las 200 mejores
miniaturas de sillas neoclásicas y de época, abanicos, plumas, best seller,
películas, cursos de idiomas, los mejores cascos, pastelería creativa,
fascículos pluri-temáticos, etc., colecciones interminables que resultan
carísimas y que difícilmente se concluyen.
De nuevo el metro o
el autobús, verdaderos estímulos para tu capacidad de tacto y olfato.
¡Los colegios no
han empezado! ¿Qué haces con los niños?, y ¿De dónde sacarás el presupuesto
para los nuevos libros, uniforme y material escolar?
El buzón repleto de
cartas y el temor de abrirlas todas, las claramente publicitarias solo
incordian pero otras como las del banco, Hacienda o DGT siempre intimidan y
ello aún teniendo la conciencia tranquila.
Las nuevas
temporadas de las series de televisión, esas que si no demuestras estar
familiarizado con ellas tu entorno no te reconoce como normal.
El infernal y
chirriante aparatejo que llamamos despertador y al que le pega más la
denominación de máquina diabólica que siempre nos sorprende y altera en el
mejor momento.
No me costaría
demasiado seguir alargando esta lista pero creo que es suficiente para
acreditar que probablemente acentuamos en exceso el síndrome pos-vacacional en
la vuelta al mundo laboral, cuando en realidad son muchos los factores que nos
devuelven a una realidad que nuestra relajación estival había adormecido.
Bueno creo que me
estoy enrollando y la única razón de esta entrada era recordar que el Blog
vuelve a estar operativo y lo hace con un único propósito: “Seguir publicando
lo que pienso sin juzgar lo que se pueda pensar de mí. Con esa premisa nació
Ricoblog y así continuará”.
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