¿Por qué etiquetar con el epígrafe “entretenimiento” lo
que parece que sin paliativo alguno debería considerarse violencia y en la
mayoría de los casos escalofriante? ¿Cómo es posible que en el siglo XXI
subsista el debate: ¿Tradición o
aberración? ¿Cultura o maltrato? No negaré que provengan de antiguas
tradiciones pero eso no las exime de constituir conductas perversas y
depravadas, tampoco negaré que hayan formado parte de nuestra cultura, algo que
no debería impedirnos eliminarlas por buscar la diversión a base de
sufrimiento, menoscabo y vejación de animales indefensos.
Hablo
de las fiestas populares “tradicionales” con sufrimiento animal en las que las víctimas mayoritarias son toros, pero también hay
otros animales que sufren esta violencia, como cabras, burros, aves, ardillas y
palomas entre otros. Algunos claros ejemplos de ello son:
- Toros con las cornamentas ardiendo.
- Aves o ardillas decapitadas.
- Peleas de carneros y gallos.
- Caballos que cruzan hogueras.
- Lanzamiento de cabras y pavos desde los campanarios.
- Incluso hormigas rociadas con vinagre...
La lista de eventos y lugares que se repiten cada año
es tan amplia y reprobable que no merece la pena enumerarla.
Entre 60.000 y 70.000 animales
son maltratados durante las fiestas populares celebradas en España, lo que al
menos a mí me parece una verdadera aberración y más aun cuando en la mayoría de
los casos estas fiestas se fomentan y patrocinan desde la “Administración” que
incluso publicitan como atractivo turístico, y… ¿Quién es más animal, el
maltratado o el facilitador de dicho maltrato?, sin eximir de responsabilidad a
los fanáticos y acérrimos seguidores que las defienden, posibilitan y disfrutan ¿Ésta es la forma de inculcar en los
niños y jóvenes un trato respetuoso hacia los animales?
Esta situación nos proporciona
situaciones de incoherencia que cuando menos son irónicas o cínicas, valga de
ejemplo la del Parlament de Cataluña prohibiendo las corridas de toros y
blindando los “Correbous” (Entre los diversos tipos de Correbous que se
realizan, destaca el “bou embolat”, toro embolado, en el cual se ata al toro por las patas y el rabo,
inmovilizándolo, para ponerle antorchas o bolas inflamables en los cuernos,
para luego soltarlo en las calles.
Será muy difícil terminar con el
maltrato animal mientras continúen financiándose con fondos públicos con
desatención de otras necesidades sociales aunque puedan ser menos “divertidas”.
La diversión y alborozo, tanto de habitantes habituales del lugar como de
posibles visitantes curiosos, no exige ese sacrificio tan poco humano, baste
recordar a modo de ejemplo fiestas populares de gran relieve como La Feria de
Sevilla, Los Carnavales, Las Fallas o la Tamborrada, entre otras muchas
fiestas, en las que la gente disfruta sin que ningún animal sea infligido con
maltrato o sacrificio alguno.
Me parece lamentable ser
reconocidos a nivel internacional por semejantes aberraciones, que ponen de
relieve el grado general de incultura y poco respeto por los derechos de los
animales. Deberíamos plantearnos seriamente ¿Por qué motivo siguen “ejecutándose”
estos actos de celebración irrespetuosos con los animales? ¿Por qué algunos se
amparan en la "tradición" creyendo que la tradición sirve para
legitimar estas brutalidades?, y ¿Qué es lo que lleva a un pueblo a disfrutar y
justificar este tipo de crueldades impropias de cualquier país que pretenda ser
considerado civilizado?
Sé que el tema no tendrá una
resolución fácil, pero tal vez no sería mala idea empezar por unificar las
distintas normativas que regulan estas fiestas en lugar de tener una distinta en cada una de las
17 comunidades.
Y
aún con esta asignatura pendiente, nos seguimos considerando el único ser vivo
racional e inteligente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario