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domingo, 24 de febrero de 2013

DEDICACIÓN Vs DESÁNIMO



En mi opinión Dedicación y Desánimo son dos fuerzas que pelean en la misma dirección pero en sentido contrario, ambas se dan en el terreno de la evolución y crecimiento personal, pero mientras una tiende hacia los logros perseguidos, la otra te aleja de ellos.

La dedicación te proporciona una actitud de esfuerzo por alcanzar un objetivo anhelado, definido…, una actitud que te empuja a llegar hasta el final; la dedicación representa el camino del logro, te hace consciente de todas las dificultades a superar, al menos de que existirán y te exigirán determinados esfuerzos.

La dedicación es un resultado, no habrá dedicación sí previamente no se ha tomado la decisión de alcanzar una meta, es preciso una elección y no podemos ignorar que elegir no es nada fácil, cuando eliges manifiestas una prioridad que irremediablemente viene acompañada de una renuncia: “Esto en lugar de esto otro”, si no se superan las dudas y mostramos una definición clara y contundente, la dedicación no aparece.

Solo el conocimiento y la consciencia del mismo te proporcionan acceso a la elección de forma consistente y con la firmeza precisa para garantizar un componente básico de la dedicación, este no es otro que la perseverancia, nada apunta a que pueda resultar un recorrido cómodo, pero creo que desde luego es el único para llegar.

Por lo contrario el desánimo conduce al abandono de anhelos, es una inclinación propia del ser humano, aspectos como las dificultades y los prejuicios nos pueden arrastrar a la parálisis o al abandono de objetivos, y esto siempre se mueve en dirección contraria a la dedicación.

Contrariamente a la dedicación, el desánimo es universal y contagioso (como los bostezos). Es universal porque no atiende a edad, nivel socioeconómico, sexo o cualquier otro factor propio de la persona, todos somos susceptibles de decidir no iniciar o continuar un nuevo camino y es contagioso porque el “desanimado” es capaz de argumentar y justificar lo injustificable, lo que suele calar en su entorno.

Además, para las personas proclives al desánimo, esto representa un proceso repetitivo, no suele ser un episodio permanente que sería patológico y requeriría de ayuda profesional, sino como una especie de luces rojas que se encienden ante indecisiones o falta de voluntad que se presentan o pueden hacerlo de forma intermitente. Pero avanzar con demasiadas luces rojas puede resultar tedioso e irritante, elementos básicos de la frustración.

La dedicación exige intensidad, convicción y fortaleza. El desánimo proporciona amargura, desilusión y tristeza. La dedicación perfectamente podría ser sinónimo de esfuerzo, el desánimo podría serlo de desesperanza.

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