¿Has tenido alguna
vez la idea o el deseo de escribir un libro? Me gustaría sugerirte un título y
algunas ideas.
El título es “LA
ABUNDANCIA”, y el argumento podría girar en torno a aspectos no necesariamente
vinculados a la riqueza, prosperidad o bienestar, o al menos, no circunscritos
a elementos materiales como en principio cabría esperar de tales enunciados.
Lo primero es
pensar y sentir que somos merecedores de abundancia, solo considerarnos acreedores
de ella nos permitirá disfrutarla, el no sentirlo de esa manera bloqueará
nuestra energía. Hemos de identificar las ramas muertas que no nos aportarán
fruto, una buena poda propiciará más fuerza y nuevas posibilidades.
En segundo lugar es
preciso reflexionar sobre la capacidad propia de reconocer nuestra abundancia,
repleta de pensamientos y emociones que buscan romper el blindaje que en
ocasiones nuestras creencias y prejuicios les imponen.
En tercer lugar, un
reconocimiento de la abundancia ajena, sin resquemor y sin envidia, solo con
respeto y conscientes de que la abundancia de los demás es tan lícita y
razonable como la nuestra.
El cuarto paso
consiste en la práctica de compartir, brindar tu abundancia a los demás y participar
de la de ellos, como recuperando la vieja tradición del trueque, cambiando
abundancia por abundancia, sin duda distintas pero que pueden llegar a complementarse
y enriquecerse.
Fijados los
ingredientes principales de la receta solo podríamos mejorarla con un buen
sazonamiento que realce su buen sabor y le proporcione una agradable compostura
aromática. Pero en este punto tú decides, ¡Mi opinión!:
En el amor “La
entrega”: Has de comprometerte con la vida en pareja, consciente de que ha de
ser diferente a otras formas de vida que has practicado anteriormente.
En la pasión “La
picardía”: Mientras buscas los huecos que deja el albornoz de tu pareja.
En la amistad “La
sinceridad”: Respetando criterios que no siempre coinciden con los tuyos.
En la relación
familiar “La responsabilidad”: Para valorar lo que tus padres hicieron por ti
y lo que los hijos necesitan que hagas por ellos, aunque no siempre lo
entiendan.
Y además puedes
añadir todos aquellos complementos que consideres precisos en el condimento de
tu abundancia.
Pero hay algo que
no debes olvidar al escribir tu libro: Si te concentras en la abundancia la
encontrarás en tu vida, si lo haces en la escasez la sentirás llena de
carencias. Es cierto que en tu vida tropezarás con dificultades y sufrimientos,
algo que debes asumir para preservar tu salud emocional y no permitir que
resten tu abundancia.
Llena cada día una
página de tu libro “LA ABUNDANCIA” a base de pequeñas cosas, no precisas que
sean sensacionales, simplemente satisfactorias; sí solo nos fijamos en aspectos
brillantes de nuestra vida esta puede acabar resultando oscura o
desaprovechada, pero lo verdaderamente maravilloso reside en lo que a veces ni
reparamos, ¿O no lo es el acto continuo de respirar, al que no le concedemos la
mínima importancia?
Tu libro no precisa
ser escrito sobre papel, no tiene que ser editado para los demás, a los demás
les llegará si tu libro es verdadero. Ponle imaginación, ponle emociones, ponle
ganas y ¡Escribe tu libro!