Una vez superado el fatídico fin del mundo que se nos
anunciaba y tras un nada deseable 2012 en el que la economía española
descenderá entorno al 2% de su PIB, las esperanzas deseamos ponerlas en 2013,
pero… ¿Cuáles son los datos a considerar a la hora de pronosticar como será este
nuevo año? Recordando las primeras clases de macroeconomía, que hace años
recibí, yo diría que los que componen la demanda global, es decir, el consumo y
la inversión que se financia mediante el ahorro y todo ello tanto de carácter
interno como externo y tanto del sector público como privado, la cuestión es ¿Qué
podemos esperar de ellos?
Dado que el sector público tiene entre sus objetivos prioritarios que a finales de 2013 el déficit que presentemos sea el 3%, ante severas dificultades para conseguirlo todo apunta a una nueva subida del IVA y no para gastar más, ya que alternativamente el gasto público habrá de disminuir. El consumo privado tampoco parece que pueda aumentar en un escenario de sueldos congelados o recortados y cifras de desempleo insospechadas hace unos años, a lo que se suma la práctica nulidad de créditos al consumo por la acentuada falta de liquidez de la banca. Esto me hace aventurar que no podemos esperar mejoras desde el consumo interno, ya sea público o privado.
Dado que el sector público tiene entre sus objetivos prioritarios que a finales de 2013 el déficit que presentemos sea el 3%, ante severas dificultades para conseguirlo todo apunta a una nueva subida del IVA y no para gastar más, ya que alternativamente el gasto público habrá de disminuir. El consumo privado tampoco parece que pueda aumentar en un escenario de sueldos congelados o recortados y cifras de desempleo insospechadas hace unos años, a lo que se suma la práctica nulidad de créditos al consumo por la acentuada falta de liquidez de la banca. Esto me hace aventurar que no podemos esperar mejoras desde el consumo interno, ya sea público o privado.
En cuanto al consumo externo habrá que esperar a ver el
comportamiento de la economía mundial, que desde luego no pasa por sus mejores
momentos, tampoco parece que nos podamos convertir de la noche a la mañana en
una economía mayoritariamente exportadora y de nuestra mejor oferta hacia dicho
consumo externo, como es el turismo, no cabe esperar un gran crecimiento sobre
2012, una vez que este año ya hemos absorbido el efecto rechazo a otros
destinos competidores pero inestables política y socialmente hablando. Esto me
hace pensar que una leve pero insuficiente mejora en nuestra balanza comercial
vaya a suponer un motor para la recuperación.
En el terreno de la inversión interna pinta parecido, la
inversión pública seguirá el camino de contracción iniciado por el gasto y la
privada presenta los mismos frenos que el consumo, mínima capacidad de ahorro y
ausencia de créditos. En cuanto a la inversión externa las expectativas tampoco
se presentan alentadoras, con una deuda pública por encima del 80% del PIB el
ahorro exterior solo vendrá incentivado por altas primas de riesgo que a su vez
agravan el endeudamiento.
Todo esto, que para algunos puede resultar complicado, se
simplifica cuando llegas a las consecuencias y con ello a la realidad que nos
está tocando vivir; se nos transformó en una sociedad acostumbrada a un gasto
público desmedido e irresponsable que hoy genera un descontento generalizado,
descontento que lejos de ser descalificable adquiere cierta legitimidad ante
los actuales niveles de desigualdad, pero lo cierto es que en los últimos años
hemos gastado lo que no teníamos, eso nos ha proporcionado una sensación de
confort insostenible del que ahora nos sentimos despojados y a su vez el gasto
privado se dejó contagiar entrando en la misma dinámica de exceso.
Alguna vez hemos oído expresiones cómo: "el dinero
no da la felicidad", "el dinero corrompe", "es pobre pero
honrado", "nadie se hace rico trabajando", "si es rico algo
malo habrá hecho", "el dinero es la fuente de todos los males",
"la pela es la pela", "por dinero lo que haga falta" etc...
Pero también habrá que hablar de otras cosas.
Creo que lo que cada uno de nosotros espere de 2013 debe estar fuera del terreno económico, pues
en este aspecto aun nos queda un camino duro por recorrer, esto no es solo una
crisis a resolver con medidas económicas, esto es la necesidad de un cambio de
modelo, por supuesto económico pero también social, lo que tengo claro es que
en la mejor de las soluciones las cosas no volverán a ser lo que fueron o nos
parecieron ser.
Yo tengo el firme propósito de aferrarme a mis valores y
dejar crecer mis emociones, hacer más grande el hueco para la familia, la
amistad y todo aquello inmaterial que nos rodea y no viene gravado por el IVA
ya que su precio no está en euros, sino en sinceridad, entrega y compromiso.
Tampoco puedo olvidarme de que será importante dedicar buenas dosis de esfuerzo
y sacrificio para alcanzar nuestros objetivos.
¡¡¡
FELIZ 2013 !!!
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