El término erosión
últimamente bien adjetivado por el apellido emocional, lo que da forma a la
expresión “erosión emocional” y es utilizado con frecuencia por los
considerados gurús del management, pero… Lo que realmente nos quieren decir es:
“Los líderes empresariales en la actualidad adolecen de un agotamiento
silencioso que les resta energía para continuar ilusionando a sus equipos”. A
mí, este mensaje me suena a una conclusión: Gestionar la bonanza es fácil, pero
pueden no estar preparados para hacerlo en momentos de dificultad. Sí esto es
así, la pregunta es obvia, ¿Hoy se cuenta con menos líderes en las empresas o
es que una buena parte de los que contaban con dicho reconocimiento no lo eran?
Por otro lado
parece que algo más de cuatro años de crisis han terminado por agotar el
mensaje de “solo es cuestión de tiempo, todo volverá a ser igual” y habría que
empezar a trabajar sobre el principio del cambio de modelo social y económico,
es quizás ahí donde se acrecientan las dudas sobre la existencia de líderes
preparados para ello, líderes que, por otro lado, se parapetan y excusan por el
poco propicio escenario actual. Lo cierto es que durante mis 45 años como
trabajador por cuenta ajena y una carrera profesional que ha recorrido desde
“botones” a “Director General” he conocido muchos “jefes” y pocos “líderes”.
Pero reflexionando
sobre todo esto me parece que “erosión emocional” es fundamentalmente una
expresión acuñada desde una estrategia comercial propiciada por el marketing de
una legión de consultoras a la caza de clientes, entre las que lamentablemente
se encuentran mezcladas las que dominan y pueden proporcionar soluciones
eficientes y aplicables y las que tratan de ampararse en envoltorios de
apariencia milagrosa y parapetadas en pretendidos conocimientos cognitivos.
Sin embargo, si
elimino lo que me parece una etiqueta comercial me viene a la cabeza la
conocida expresión “tener la moral por los suelos”, lo que abre un ámbito nada
privativo del patrimonio de los líderes sino de cualquier persona, razón por la
que también aparece el dicho popular “Me crecen los enanos” y es que hay
momentos en los que las dificultades se te acumulan, pequeñas o grandes
decepciones, no importa su dimensión, generalmente es su coincidencia o
acumulación la que acaba minando tu moral.
Es cierto que hay
gente que cada día está presto para la pelea, que no permite que problema
alguno le avasalle, que encara toda situación con actitud positiva y vaya para
ellos mi admiración, pero nadie está libre de un bajón; aunque dicen que hay
gente a la que nunca le pasa nada desafortunado o que su felicidad no se ve
interrumpida con independencia de lo que suceda, no creo que esto sea así, me
inclino más por pensar que son personas con una actitud positiva que
impermeabiliza su moral, o que ocultan sus verdaderas emociones, el problema
para este segundo grupo de personas es que la erosión emocional, la bajada de
moral o el crecimiento de los enanos pueden desembocar en un proceso depresivo,
al mantenerse bloqueada su espita de escape.
Volviendo a la
erosión emocional del líder, que no niego, pienso que primero hay que
cerciorarse de que se posee tal condición, la de ser jefe no basta, y desde
luego no se puede ser líder si no te preocupas y ocupas de las inquietudes y
vicisitudes que pueden acontecer a quienes pretendes liderar, evidentemente al
margen de muchas otras condiciones del liderazgo que ahora no vienen al caso.
Confieso que esta
entrada viene motivada por la confidencia de una persona que me comentó cierta
indignación que le producía la actitud pasiva de sus colaboradores; tras una
conversación al respecto con dicha persona solo se me ocurrían preguntas que
evidentemente le trasladé, como: ¿Conoces las causas? ¿Qué nivel de indignación
sientes respecto a ti mismo? ¿En tu supuesto liderazgo, orientas o mandas?...
Espero que la respuesta silenciosa que recibí suponga una reflexión positiva
para él y su equipo.
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