RICOBLOG

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domingo, 25 de noviembre de 2012

MIS QUIMERAS:" El Camino"



Esa mañana cuando me levanté y decidí iniciar el camino tuve la sensación de encontrarme ante un nuevo sendero, las malas experiencias y sinsabores vividos quedaban atrás, pero a la vez también lo hacían los buenos consejos recibidos, esperanzas y momentos de satisfacción. En un giro del sendero percibí una sombra alargada detrás de mí que me perturbó, presentí que intentaba alcanzarme logrando hacer flaquear la firmeza de mis piernas, era él, ¡Mi ayer!, pero también sentí una sensación de alivio al observar que arrastraba un bulto de apariencia muy pesada.
Esa imagen me hizo suponer que venía cargado  de mis frustraciones, desencantos, sueños rotos, anhelos perdidos y todo aquello que prefería no recordar, esto me proporcionó un soplo de esperanza, no necesitaba retroceder para intentar frenarlo, lo más probable es que no pudiese mantener mi ritmo y cada metro me proporcionaría algunos centímetros de ventaja.
Sin embargo, algo sucedió en aquel momento, de repente me pareció que el sendero se empinaba, que las piedras y baches se multiplicaban bajo mis pies, lo que me llevó a plantearme si la mejor solución no sería sentarme al borde del camino y permitir que “mi ayer” llegase hasta mí.
¡Sucumbí ante la tentación y lo hice! Pero… en esos momentos sucedió algo, delante de mí apareció una luz, que parecía proceder del final del sendero y que me preguntaba: ¿Sabes que la mochila que te está lastrando es un equipaje emocional? ¿Sabes que dicho exceso te limita ante sensaciones nuevas? Para después decirme ¡Las piedras no están en el sendero, están en tu equipaje! ¿Por qué no son esas las que dejas al borde del camino y continúas de forma más ligera en busca de nuevos destinos?
Cuándo esa luz inició su desvanecimiento, el claroscuro del sendero desde sus barreras y dificultades, también me habló: “No niegues tus recuerdos pero no permitas que te impidan avanzar, ¡Progresa hacia tus nuevas metas!, y si no las tienes entonces si puedes sentarte al borde del camino, tu ayer hará el resto. Si el pasado no ha supuesto haber aprendido  y asimilado la necesidad de avanzar mediante nuevos retos, el camino no es el sendero a recorrer, el camino es la espera de que una y otra vez te atrape el pasado.
El mensaje final que recibí fue a coro, la luz que se desvanecía y el claroscuro del camino que avanzaba sin freno, de forma coral sentenciaron: “Dado que la vida es un permanente viaje, no siempre es fácil hacer el equipaje más adecuado”.
Me puse en marcha de nuevo, como si esas luces hubiesen sido un linimento analgésico y emprendí la búsqueda de un lugar apacible que calmase mis expectativas, tal vez un lago plácido o un valle repleto de colores y aromas llenos de vida nueva, en ese momento creí ser consciente de haberme liberado del exceso de peso de mi mochila, notaba un paso más ligero, por fin había admitido que mi ayer siempre formaría parte de mí, pero que no podía permitir que fuese el protagonista de mi presente.
Admito que las piedras del camino no desaparecieron, que las rampas continuaban ahí, pero entendí que la nostalgia a veces nos impide el control del compromiso y la responsabilidad de crearnos a nosotros mismo.
Después de esto solo puedo decir: Tú eliges el equipaje emocional que te acompañará en tu sendero.

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