En mi anterior entrada apostaba por no esperar a
enero para entrar en acción en pos de nuevos objetivos, es decir, hacerlo desde
ya; sin embargo desearía introducir algún matiz: Acción desde ya sí, pero…
¿Hacia dónde? El movimiento por sí mismo no garantiza resultados, es más, puede
llegar a suponer un consumo de energía con el único resultado de no haber
llegado a ninguna parte y la inevitable frustración de no poder responder a
nuestra propia pregunta de ¿Tanto esfuerzo para qué? Y es que como dejó escrito
un ilustre señor de las letras, del que dicen le faltaba un brazo, “Por la
calle del ya voy se va a la casa del nunca” y como dice un gran cómico
contemporáneo y no menos ingenioso “Si hay que ir se va, pero ir pa ná”.
Yo he ido a la “casa de nunca” o he ido “pa ná” en
más de una ocasión, hasta que alguien me reveló un método para optimizar
resultados, y puedo certificar que funciona, aunque también he de confesar que
no siempre he sido capaz de aplicarlo, hacerlo exige compromiso y disciplina, y
es que en ocasiones te agrandas y confías tal vez seducido por la relajación
que sugieren logros anteriores y que preferimos adjudicar a nuestras
capacidades espontáneas y no a la aplicación de un método que exige rigor.
Pero hoy quiero compartir ese método que me ha
proporcionado alcanzar algunas de mis metas ansiadas, pero desde luego no es
una pócima mágica porque al final depende siempre de ti, consiste en cinco
pasos o fases, y que responden al acrónimo de “IDEAS”, en concreto:
“1. INDAGAR, 2. DESEAR, 3. ESTRUCTURAR,
4. ACTUAR y 5. SOPESAR”
INDAGAR:
Se trata de un descubrimiento personal, pero un descubrimiento descarnado y
sincero, realizado desde la más íntima mismidad, sin alardes impropios para un
análisis interno, no hay nadie en la galería, solo estamos nosotros. En esta
fase es aconsejable hacer inventario de aquellos resultados obtenidos de los
que nos sentimos más orgullosos, pero lo realmente trascedente es identificar
que fortalezas personales nos permitieron alcanzarlos.
DESEAR:
¿A qué aspiras? ¿Qué tipo de persona o de profesional quiere ser dentro de un
año, o de dos o de cinco? Tú marcas tu tempo, tú decides cuando pretendes
alcanzar lo que te propones.
ESTRUCTURAR:
Esta es una fase de diseño en la que entra en juego la planificación y esta
empieza por elegir de las fortalezas, identificadas en la primera fase del
método, cuales pueden resultar útiles y aplicables y reconocer cuales deben ser
aprehendidas e incorporadas a la conducta personal o profesional, para recorrer
el camino hacia la meta.
ACTUAR:
Elegida la meta, que necesariamente implicará un cambio, un reto, hemos de
implementarlo; sin embargo, entre la fase anterior de diseño y la actual de
puesta en marcha, es preciso no obviar lo que suele ser un fallo demasiado
habitual, este no es otro que olvidar establecer un libro de ruta, “donde
quiero estar y cuando”, con expresión del avance progresivo esperado; esto
exige explicitar las etapas parciales o intermedias por las que razonablemente
he planificado pasar.
SOPESAR:
Sin las fases anteriores que son imprescindibles, esta que es fundamental no
sería posible, el libro de ruta nos permite medir si estamos logrando los
objetivos parciales de acercamiento que nos hemos propuesto, o si es preciso introducir
determinados cambios para modificar el rumbo y alcanzar la meta pretendida,
pero esta fase deberá, finalmente, rendirnos un último servicio para evaluar que
es allí donde querías llegar, ¿Es eso lo que esperabas?, ¿Qué debes ver y cómo
quieres sentirte?
Soy consciente de que la aplicación de un método, a
menudo es un procedimiento contestado y cuestionado, bajo el argumento de que
te resta autenticidad. Yo mismo pase una época en la que cabía esa percepción,
sin embargo fue perdiendo fuerza a medida que notaba como se afianzaba en mí el convencimiento
de que mi propia identidad me la proporcionaba lo que hacía y como lo hacía y
para ello, desde luego, me ayudaba el método.
No hay comentarios:
Publicar un comentario