RICOBLOG

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domingo, 30 de septiembre de 2012

EXALTACIÓN DE LA ANTEPENÚLTIMA



Antepenúltima es la posición que algo o alguien ocupa cuando se establece un orden o clasificación conforme a cualquier tipo de criterio; la posición antepenúltima implica estar inmediatamente por delante de la penúltima que es inmediatamente anterior a la última o postrera. Sin embargo, para que pueda existir la posición antepenúltima, el colectivo clasificado ha de contar al menos con tres unidades, cosas o personas a ordenar, y curiosamente en un colectivo de tres la posición primera y la posición antepenúltima son coincidentes, aunque suenen tan diferentes, “la primera” nos suena a triunfo, mientras que “la antepenúltima” nos lleva a pensar en un pobre resultado.
Yo quiero referirme a una auténtica antepenúltima, en concreto se trata de la letra “X” antepenúltima de nuestra abecedario o como podría decirse en términos vulgares “es la tercera por la cola”, una letra que ocupa menos de media página en nuestro diccionario de la RAE y que las palabras más destacadas que nos ofrece son xenofobia y xerocopia, presumiblemente poco usuales en el acervo común de las personas, en un plano de comunicación cotidiano.
Pero la “X” es rebelde e inconformista, por eso y como no se detiene ante la triste vida de una letra poco usual, ha logrado conquistar otros espacios que a priori parecen no pertenecerle, ¿Transformismo o alquimia gramatical? ¿Suplantación? Lo cierto es que su presencia, por habitual, no es cuestionada por nadie, ¡Siempre ha estado ahí!
La descubrimos en el colegio, primero formando parte de los números romanos; la “X” era igual a diez y a partir de ahí formaba parte en la construcción de infinitas cifras, posteriormente como elemento matemático  que representaba el signo de la multiplicación y más adelante como variable algebraica, siendo la “X” la representación escrita de la denominada incógnita a determinar en las ecuaciones, aun recuerdo ax2 + bx + c = 0, donde a, b y c eran números y había que determinar el valor de “X”.
También se hizo un hueco como factor demográfico consiguiendo que se encuadrara como “Generación X” a todas aquellas personas nacidas con posterioridad al “baby boom”, es decir desde 1970 hasta 1981 y cuyas características predominantes no son objeto de esta entrada.
El ocio tampoco se libró de la “X”, la recuerdo en los boletos de “Apuestas Deportivas Benéficas”, familiarmente conocidos como “Quiniela”, donde la “X” recogía, como resultado, el empate de los dos equipos en competición. Y algunos años después, como código moral tras la apertura y relajación de la censura, donde la “X” se convirtió en un aviso de aquellas películas que presentaban un alto contenido erótico o porno.
Para la “X” todo espacio es limitante por lo que permanentemente procura ampliar o acentuar su presencia, como lo hizo en el terreno de la indefinición, incertidumbre o intriga y encontramos expresiones o titulares como: “llámalo X” expresión popular perteneciente al terreno de la indefinición, “Factor X” o programa televisivo, de ámbito internacional,  en busca del talento innato y oculto, e incluso “Expediente X”, título elegido para recoger las intrigas y secretos oficiales más profundos, que narrados en clave de ficción, se desea no lleguen al común de los mortales, por no citar Malcom X o X-Men.
Posiblemente entendiendo que sus límites clásicos envejecían, la “X” da una pirueta mimética para actualizarse y hacerse un hueco en el terreno de la criptografía SMS, y se presenta como un grafismo de fuerte presencia, lo encontramos en expresiones como: “xD” (que creo dice “por Dios”) o “xK” algo más complicada pues podría ser “porqué, porque, por qué, o por que”, esperemos que el contexto facilite su comprensión.
Sin duda cabría algún ejemplo más sobre el pluralismo de la “X”, pero deseo terminar con lo que me parece su mayor expresión, vigente hace años y vigente en la actualidad, aunque es cierto que en ella precisa de una clara asociación con la vocal “e”, juntas forman “ex” y manifiestan o informan ¡Sobre lo que fue y ha dejado de ser!
Pero la "X" es algo más, es la muestra de que hay cosas que parecen ser y ya no son, o que podrían ser si te empeñas.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

AMOR PROPIO



El amor propio, pariente directo de la autoestima, es fundamental para llevar una vida satisfactoria. El amor propio nos proporciona seguridad, valor, respeto y satisfacción de uno mismo, esto exige autoconocimiento, es decir, conocer nuestras cualidades y fortalezas, pero, también los defectos y debilidades.
¿Qué sucede cuando te ves ante el espejo? ¿Te sientes cómodo con lo que ves?, o te preguntas ¿Quién es ese personaje que está frente a mí, al que no me gusta parecerme?
Alcanzar el amor propio tiene algunas dificultades, principalmente porque es necesario aprender a aceptar lo que eres y lo que tienes, saber hasta dónde eres capaz de llegar y admitir que cometerás errores, comprender que por mucho que lo pretendas no siempre agradarás a todo el mundo.
Pero el amor propio no es cultivar o pulir nuestra personalidad como nos recomiendan tantos y tantos libros de “autoayuda”, eso es gimnasia para el ego, lo que puede llegar a ser pernicioso pues el egocentrismo exhibe ignorancia, la ignorancia sobre la verdad de uno mismo, la ignorancia sobre nuestra verdadera potencia interior, que no tiene por qué coincidir con la pretendida.
El amor propio implica trascender nuestros miedos y las máscaras que nuestro ego proyecta, trascender no es rechazar o negar todo aquello que nos puede llegar a incomodar, es conocerlo y admitir que ciertas cosas son las que son, pero eso no debe impedirnos reforzar todas aquellas que nos hacen sentir completos y tratar de eliminar o cambiar las que nos limitan.
En nuestro mundo hay personas fuertes y personas débiles, las primeras salen adelante y dejan huella, las segundas sucumben y pasan desapercibidas. El amor propio es una característica de las personas fuertes a las que las débiles ven como seres perfectos, lo que les conduce a renegar de sus pretendidas imperfecciones.
Lo único que separa a los débiles de los fuertes es no ver que estos también tienen imperfecciones, sin embargo, han sabido aceptarlas. Los débiles eluden sentirse responsables de sus fracasos amparados en la coartada de la mala suerte, creen que son los únicos que fracasan, no obstante los fuertes fracasan más veces porque lo intentan más, pero de ello aprenden. Los débiles ante el fracaso se repliegan y deciden no volver a tropezar en la misma piedra. Los fuertes saben que la piedra será siempre la misma, pero tienen la facultad de abordarla de diferentes maneras. No hacer nada ante la piedra es como dar un paso atrás.
El débil seguirá siempre siendo débil porque no confía en él, porque no tiene amor propio, lo que afecta a su autoestima, verdadero pilar de su vida. Solo el amor propio nos proporcionará la fuerza precisa para pelear por lo que deseamos lograr; si aun no gozamos de esa cualidad no nos queda más remedio que “resetear” nuestras viejas creencias, inculcadas desde nuestra herencia cultural.
Aprende a quererte de forma sincera y podrás querer a los demás. Aprende a quererte de forma sincera y serás querido.

domingo, 23 de septiembre de 2012

EL ABURRIMIENTO



La definición académica de aburrimiento es: Cansancio, fastidio, tedio, originados generalmente por disgustos o molestias, o por no contar con algo que distraiga y divierta.
¿Acaso existe en este mundo algo más difícil de soportar que el aburrimiento? Muchos dirán que sí y opinarán que mucho peor es soportar la pobreza, los dolores físicos, las enfermedades o la vejez, pero también los pobres, los enfermos y los ancianos se aburren. Y aunque los cambios se sucedan con alta velocidad, el devenir de los acontecimientos en la persona es lento, repetitivo y habitual.
Algunos definen el aburrimiento como un estado de ansiedad, el miedo sin objeto, una inquietud interior. Pero hay algo peor que el aburrimiento: el miedo a aburrirse, por eso muchos se llevan un libro a todos lados, aunque regresen a casa sin haberlo abierto, o el móvil del que solo se separan para ducharse o dormir, pero lo mantienen cerca.
Aquellos que se encuentran aburridos podrían considerarlo como una mera pérdida de tiempo, pero generalmente lo consideran aún peor. Por otra parte, puede pensarse que tener mucho tiempo libre causa aburrimiento. De hecho, el tiempo parece transcurrir más lento cuando alguien sufre de aburrimiento.
Los programas de televisión son sustituidos por otros, más invasivos, por falta de audiencia, los deportes son cada día más peligrosos, el turismo de aventura es cada vez más arriesgado y el uso de drogas aumenta, parecería que la gente no puede vivir sin excitaciones y sobresaltos.
Parece que la persona no puede estar sin hacer algo, simplemente dejándose estar, sólo con él mismo o compartiendo su tiempo tranquilamente con algún otro ser extraño como él que esté sin hacer nada. Esto pasa principalmente en las grandes ciudades y no en los pequeños pueblos, donde la gente todavía duerme la siesta, da de comer a sus animales, cocina comida casera y se sienta en la puerta para no hacer nada, solamente para observar a los pocos que pasan. A lo mejor deberíamos evolucionar hacia una vida más sencilla.
Nunca antes en la historia de la humanidad el hombre tuvo tantas cosas y tantas oportunidades como en la actualidad para no aburrirse. Tampoco jamás estuvo tan ocupado. Sin embargo, el aburrimiento es uno de los mayores flagelos del llamado mundo civilizado. El aburrimiento está en nuestras vidas porque siempre estamos deseando “lo que no es” y no disfrutamos “lo que es”, porque necesitamos cambios, o creemos desearlos.
No voy a negar que una forma de combatir el aburrimiento sea desterrar la inacción. El problema es que desde la cuna la persona ha hecho un culto del entretenimiento y de sus ocupaciones no siempre justificadas, por lo que acaba siendo víctima del aburrimiento. Esto hace que las personas sedentarias y sin deseos de salir a realizar unas u otras actividades, sean las que más se sienten aburridas. Es normal que si siempre estamos inmersos en la rutina terminemos por sentirnos de esa manera.
Pero no es una fórmula que venga acompañada de un certificado de garantía total, precisa de otros ingredientes como disfrutar “de lo que es” y asumir las bondades “de una vida más sencilla”, a veces, incluso a solas con uno mismo.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

SE LO QUE QUIERO HACER, PERO... ¡NO LO ESTOY HACIENDO!



No voy a negar que en mis escritos anteriores haya un sustrato personal; en dichos escritos se encuentran mis valores, mis emociones y la reflexión que hago de todo ello, sin embargo, en este, he decidido dar un paso más y convertir el texto en una confesión.
Aun no hace tantos años que había más de una situación que me generaba una gran intranquilidad y desasosiego, hoy en día esas mismas situaciones se presentan con menos frecuencia y abordo la desazón, que puedan generarme, con mayor serenidad.

“Sé lo que quiero hacer, pero no lo estoy haciendo”

Esta situación es un estado de incongruencia entre lo que quiero hacer y veo que no hago, afortunadamente comprendí que esto afectaba a mi equilibrio personal al trascender a otros ámbitos de mi vida ¿Por qué?
El escenario que diseña una circunstancia como esta se asimila a la de una gota sobre una masa de agua tranquila; esta inicia una serie de sucesivas ondas concéntricas que se va expandiendo de forma imparable y aunque su epicentro corresponda a un solo aspecto concreto de nuestra vida, esas ondas pueden llegar a invadir otras áreas en las que no nos sentíamos mal, consiguiendo provocar otras inquietudes, desconcertantes por inexplicables.
La parte gratificante es que esta misma teoría es aplicable a las situaciones o emociones positivas que igualmente generarán sus ondas concéntricas con alcance sobre el resto de áreas de nuestra vida, equilibradas o no. Esto puede llegar a ser una solución si las ondas alentadoras pueden subsumir a las que nos intranquilizan, pero no es menos cierto que pueden resultar insuficientes o simplemente un bálsamo temporal cuyos efectos terminarán desapareciendo. Las ondas no son eternas y aunque solo sea una posibilidad, las direcciones de ida y venida de las diferentes ondas pueden tejer una red de confusión aun mayor.
Potenciar nuestras emociones personales que generan ondas favorables siempre será beneficioso, pero el camino más directo es actuar sobre las tóxicas, las que nos llevan a vivir la incongruencia de lo que queremos hacer pero no hacemos.
La acción directa me llevó a conjugar tres verbos: Hacer, Mover y Negar:
Es evidente que para hacer lo que digo que quiero hacer, solo tengo una salida, ¡HACERLO!
Pero no se puede hacer nada si no es a través de la acción y esta exige un esfuerzo que posibilite que las cosas cambien de situación. ¡MOVIMIENTO!
Y ¡NO! No necesito saber por qué no lo hice antes, saberlo podría ser útil pero no es necesario.
Puede haber caminos más largos o más cortos, lo que no hay es caminos más fáciles. El momento de soñar con el hada madrina, con la que de una u otra manera todos hemos soñado, se nos ha pasado. Es el momento de tener claro algo muy simple aunque no siempre fácil…
No se trata de atravesar el camino que nos incomoda sino recorrerlo con determinación. Es el momento de descubrir que somos más que las historias que nos contamos.

¡ME GUSTARÍA ENCONTRARTE EN EL CAMINO!

domingo, 16 de septiembre de 2012

COMBATIR LA PREOCUPACIÓN - 2ª



Debido a mi anterior post, con este mismo título, he recibido varios emails vuestros con algunas preguntas y comentarios, que en primer lugar deseo agradecer y que me llevan a realizar algún matiz sobre el mismo, ya que todo apunta a que mis comentarios crearon algunas dudas, o como mínimo les faltó precisión.
En general pensamos que siempre nos expresamos con toda claridad y de forma inequívoca, no obstante, las dudas de los demás deberían hacernos cuestionar si realmente es así.
Su título trataba de dejar claro el objetivo de la publicación que no era otro que combatir la preocupación, una preocupación generalmente motivada por la ansiedad o el estrés que nos pueden generar ciertos recuerdos del pasado o determinados anhelos de futuro y que puede atenazarnos, ¿La fórmula?: Ocuparse en lugar de preocuparse y eso lo he de hacer hoy, es decir, en el presente.
En ningún caso mi pretensión fue ignorar o negar el nexo existente entre los tres ámbitos temporales de cualquier ciclo vital, pasado, presente y futuro; nexo evidente e incuestionable.
Es importante recordar que “estás” y “eres”, en tu vida presente, donde te han colocado tus pensamientos y emociones que pertenecen al pasado y lo que hiciste con todo aquello. ¡Sí! Tu realidad actual no es sino la consecuencia de tus pensamientos emociones y acciones del pasado, algo que incluso llega a ser ajeno a tus habilidades y a tus capacidades.
Imagínate por un momento que tu “yo” presente es como un espejo, artilugio diabólico que refleja exactamente el resultado de tus pensamientos, sentimientos y acciones pasadas y recuerda que un espejo no juzga, se limita a reflejar aquello que se pone ante él. Por ello, resulta baladí juzgar la imagen que se te presenta delante, por el contrario es el momento de “ocuparse” de la oportunidad que te brinda el espejo de ajustar esos pensamientos, sentimientos y acciones hacia nuevas y futuras situaciones.
No es una tarea fácil centrarse con claridad y determinación en lo que en un futuro quieres lograr y tampoco es frecuente concluir que serán tus pensamientos, sentimientos y acciones actuales, las que propiciarán o imposibilitarán el lograrlo, donde “estaré” y quién “seré” en el futuro se inicia hoy, en mi presente.
Sin duda, las posibles frustraciones de sucesos pasados y la zozobra o incertidumbre de tus sueños o anhelos futuros, son la base de tu preocupación actual y es ahora, en tu presente, cuando puedes actuar dejándote arrastrar por esa preocupación, o bien ocupándote de lo que el espejo te muestra de tu pasado y lo que desearías que reflejara en el futuro, ese ejercicio debería hablarte sobre lo que hacer con tus pensamientos, sentimientos y acciones.
¡Fructífero presente para un feliz y dichoso futuro!