Aprender es adquirir
el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia y enseñar es
instruir, indicar o adoctrinar en determinadas reglas o preceptos. La pregunta
es ¿Eres de los que aprenden o de los que enseñan? De acuerdo que estamos ante lo que se llama una pregunta trampa y es que no creo
que haya nadie que pase toda su vida solo aprendiendo o solo enseñando, el
predominio de una u otra condición es privativo de cada individualidad y es que
todos somos completos aunque diferentes.
La comunicación es un fenómeno inherente a la relación
que mantenemos al convivir en grupo. A través de la comunicación, las personas
obtenemos información respecto a nuestro entorno y podemos compartirla, en
mayor o menor medida, con el resto; la comunicación es parte elemental y básica
del aprendizaje y de la enseñanza.
El aprendizaje ha de suponer un cambio conductual o, al
menos, un cambio en la capacidad conductual. Dicho cambio debe ser perdurable
en el tiempo. Y ha de ocurrir a través de la práctica o de otras formas de
experiencia. Al referirme al aprendizaje como proceso de cambio conductual,
asumo el hecho de que implica adquisición y modificación de conocimientos,
estrategias, habilidades, creencias y actitudes
El proceso de aprendizaje es una actividad individual que
se desarrolla en un contexto social y cultural. Es el resultado de procesos
cognitivos individuales mediante los cuales se asimilan e interiorizan nuevas
informaciones (hechos, conceptos, procedimientos, valores), se construyen
nuevas representaciones mentales significativas y funcionales (conocimientos),
que luego se pueden aplicar en situaciones diferentes a los contextos donde se
aprendieron. Aprender no solamente consiste en memorizar información, es necesario
también otras operaciones cognitivas que implican: conocer, comprender,
aplicar, analizar, sintetizar y valorar.
Nuestro conocimiento siempre se mostrará incompleto, y es
el comparar, repetir, dudar, curiosear, experimentar, lo que hace que las
personas desarrollamos la fuerza creadora del aprendizaje, sin embargo, exige
tener la mente abierta y no estar demasiado seguro de las certezas propias; con
humildad se puede aprender lo que ignoramos y conocer mejor lo que ya sabemos.
Por su parte enseñar requiere generosidad, respeto,
tolerancia, humildad, ética y coherencia. Si no se respeta como entiende el
mundo el que aprende, si no se despierta la percepción de que actuamos conforme
a lo que decimos, nos estaremos limitando simplemente a transferir conocimientos,
faltará comprensión, y es que por lo general a la acción de aprender le suma
más lo que se ve hacer que lo que te dicen de cómo se ha de hacer.
Para enseñar hay que estar dispuesto a aceptar lo
diferente y además ha de ser una experiencia alegre por naturaleza, pues la
alegría no es contraria al rigor y es que la alegría ha de formar parte del
proceso de búsqueda y no solo del encuentro con lo buscado; el acto de enseñar
ha de encontrarse neto de arrogancia, solo la humildad te proporcionará la cercanía
precisa.
Aprender es previo a enseñar. Enseñar correctamente es
propiciar condiciones para provocar nuevos conocimientos. El que enseña
aprende, pero…, quién aprende enseña. Enseñar no existe sin aprender. Cada vez
que aprendes algo alguien está enseñando y cada vez que enseñas, alguien
debería estar aprendiendo.
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