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domingo, 13 de octubre de 2013

EL TALENTO ES PATRIMONIO DE TODOS


Considerando el talento, como realmente es, el potencial que puede tener una persona en el desarrollo de un conjunto de habilidades y competencias, podemos afirmar que todos tenemos talento.
Toda persona dispone de una serie de características o aptitudes que puede llegar o no a desarrollar, o hacerlo a un ritmo mayor o menor en función de distintas variables.
Tomar conciencia de esa habilidad innata forma parte del viaje hacia el conocimiento personal, sin embargo embelesarse deshojando la margarita sobre si tenemos o no algún talento impide o retrasa el momento de ponerlo en juego.

Todos tenemos talento, en el fondo es un concepto relativo a cada persona y consiste en la habilidad que se tiene de hacer de manera natural unas cosas mejor que otras; no se trata de si yo lo hago mejor que tú, eso pertenecería al terreno de la comparación o la competición y estos no son el hábitat propio del talento.

Pero el talento tiene dos dimensiones: La cantidad que de él se tiene (es como las cartas que te tocan) y como le utilizas (como juegas con ellas). El talento como potencial es una posibilidad, una promesa y sacarle partido requiere convertirlo en rendimiento real, lo que sin duda exige un determinado esfuerzo y una apuesta de compromiso; las cartas te llegan, como utilizarlas puede mejorarse mediante el aprendizaje.

El talento pone en acción tus habilidades y competencias, unas innatas y otras adquiridas pero todas mejorables, no negaré la necesidad de dedicar un tiempo pues nada que merezca la pena es inmediato, pero el camino más directo para lograrlo es la formación, la formación proporciona destreza y criterio, ayuda a optimizar el cómo y el cuándo lo que fortalece la materia prima de nuestro talento.

Y sí quiero entender como quiero, que el carácter es el conjunto de cualidades propias que te individualizan en tu entorno, el refuerzo de esas cualidades o habilidades/competencias te proporcionará un perfil más solvente que te ayudará a afianzar tu talento y lo hará alimentando tu confianza, ese elemento que nos dota de la seguridad precisa en nosotros mismos, que nos proporciona ánimo, aliento y vigor para acometer nuestras acciones.

Bajo estas premisas, las variables que inciden en un mayor o menor grado de desarrollo de nuestro talento son: Competencias, formación, carácter y confianza, aunque no sin la dosis adecuada de pasión; la pasión es el aderezo preciso que nos proporcionará el punto necesario para potenciar nuestro talento.

Una pasión que hemos de vivir como un compromiso, como la determinación firme e irrenunciable a desterrar la no acción y aplicar en nuestro viaje el mejor talento que poseamos para cada cosa, sin importarnos el talento de los demás.

Como dijo Kavafis en su poema Ítaca: “Es más importante el viaje que te ofrece que la propia isla”; por ello, si yo fuese alguien adecuado para dar un consejo diría que no condicionéis el disfrute a los resultados que consigáis con vuestro talento, disfrutar del viaje que hagáis con él. ¡Atreveros a embarcaros y disfrutar de la travesía!

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