RICOBLOG

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domingo, 9 de junio de 2013

SUPERACIÓN Y SUPERACCIÓN



Un día tomas la decisión de modificar ciertos hábitos, de incorporar nuevas conductas en busca de la superación personal y al despertarte al día siguiente te miras al espejo y exclamas ¡Qué bien, desde hoy soy una persona diferente!
¡Craso error!, la superación personal no llega cuando te levantas, junto al desayuno como un “bollito” más que puedas mojar en el café, la superación personal es todo un proceso de transformación y desarrollo y es que el simple deseo no es suficiente, se precisa planificación, esfuerzo, sacrificio y tenacidad.
Un proceso de superación personal se inicia con el propósito de adoptar nuevas formas de pensamiento o potenciar ciertas cualidades, desterrando otras, en busca de una pretendida mayor calidad de vida desde la óptica de una satisfacción personal más satisfactoria que la anterior, desde la calma y armonía. Una satisfacción basada en la eliminación de conflictos personales y no en la acumulación de bienes materiales y es que sin duda gozar de ciertos bienes y comodidades nos proporciona cierta complacencia, pero son como “las tiritas” que si bien cubren la herida no la curan.
La evolución como persona no es un proceso fácil, realmente es un proceso exigente, requiere modificar pensamientos y comportamientos adquiridos con los años, es precisamente esa dificultad la que nos puede convertir en conspiradores de nosotros mismos, debilitando nuestro reto de superación, al aflorar miedos y temores que nos hacen recelar de posibles riesgos y no importa si estos son reales o imaginarios. En estos casos echamos mano de un parche llamado excusa que justifica nuestra decisión de postergar un propósito por no ser el momento adecuado.
Pero el minuto perfecto nunca llega, al menos no llega sin más y con solo esperarlo, hemos de provocar que así sea o de lo contrario estaremos una vez más en el ámbito de la pereza y el conformismo lo que dibuja un espacio que no favorece la superación de posibles obstáculos o dificultades.
Y es que a mí me gusta hablar de superación personal cuando nos superamos a nosotros mismos por encima de la necesidad de medirnos respecto a otros, cuando dirigimos los nuevos pasos que damos hacia nuevos retos, cuando desterramos esos viejos miedos que cercenan el logro de nuestras metas.
La superación tiene que ver con el esfuerzo y la autodisciplina, también con los deseos y el atrevimiento, la autoestima precisa de logros y el no alcanzarlos genera frustración e inseguridad, pero la verdadera superación solo se alcanza a base de actitud, una actitud que ha de provenir desde la más sincera intimidad personal.
El mayor limitante de la superación personal es el miedo, un miedo provocado en muchas ocasiones por interpretaciones confundidas sobre nuestras emociones o sobre las de los demás, por ejemplo miedo a la ambición por si es confundida con la avaricia, miedo a equivocarnos pensando que el error nos adjudica un fracaso cuando hemos y podemos transformarlo en un aprendizaje que nos confiera mayor fortaleza. Esos miedos han de superarse mediante la acción y es que no habrá superación sin acción, no creo que haya ninguna otra fórmula para superar obstáculos o dificultades. El verdadero motor de la superación será la superacción.
Tampoco es conveniente pensar que la superación personal es una tarea propia de titanes y que ha de acometerse en solitario, nos traicionaremos a nosotros mismos si caemos en el censurable orgullo del “yo puedo hacerlo solo”, a veces es imprescindible o conveniente apoyarse en los demás, buscar una orientación que nos ayude a definir la mejor manera de superarnos.

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