En ningún momento
de mi vida llegué a sucumbir a la tentación de escribir “Mi Diario” un
ejercicio que desde luego ni censuro ni critico, tampoco lo considero una
costumbre arcaica o propia de adolescentes enamorados, por el contrario me
parece un ejercicio de máxima intimidad y si se realiza de forma absolutamente
sincera, supone un dialogo profundo con uno mismo lo que pasa por la aceptación
de las emociones propias.
También es cierto
que las tecnologías actuales pueden haber desvirtuado el concepto tradicional
de “Diario”, ese cuaderno desgastado por el uso diario en el que cada día, con
bolígrafo en ristre, uno se confiesa de forma reservada sobre lo más importante
o destacable que le ha sucedido en el día. Los Blogs de dominio público o las
redes sociales como dominios semi-públicos a veces sobrepasando fronteras
personales que preferiblemente sería conveniente mantener, son utilizados de forma
que encajarían más en esas páginas íntimas de un “Diario”.
Si tu impulso es
escribir “Tu Diario” ¡Hazlo!, si deseas escribir en un Blog o en una Red Social
¡Hazlo también!, pero en todos los casos recuerda un importante axioma a la
hora de escribir: Cuando lo hagas no pienses en quién te puede leer, es más,
hazlo como si nadie te fuera a leer. Sin embargo, reconozco que sería bueno
alguna matización si el vehículo de expresión es un “Diario” o un “Blog”.
Si lo que vas a
escribir es “Tu Diario” solo necesitas dejar que fluyan las palabras, pues con
independencia de cómo lo escribas, un diario es un libro por y para uno mismo,
es una visión retrospectiva de los acontecimientos de cada día y como te has
sentido en cada momento en ellos, un diario sincero es un documento de
autoconocimiento.
Sin embargo, un
Blog es un espacio diseñado para compartir, lo conviertes en algo que no te
pertenece, al menos en su totalidad, no pierde su facultad de autoconocimiento
pero pretendes llegar hasta otros, buscas que los demás participen en lo que
sientes y piensas, lo que aconseja preservar ciertas normas, observar ciertas
pautas; acertadas o desacertadas no tengo ningún inconveniente en revelar las
mías.
Yo suelo elegir un
tema, a veces una sola palabra, desde ahí paso a la reflexión sobre la elección
que he realizado, ¿Qué pienso, que siento?, busco información al respecto, tomo
notas, configuro un esquema que desarrollar y después de hacerlo reviso el
resultado para hacer las correcciones que el texto me sugiera, por lo general
el primer texto suelo escribirlo sobre papel utilizando alguna de mis plumas y
la revisión la realizo conforme voy transcribiéndolo al ordenador.
Pero este no es el
final del proceso, está prohibido enamorarse de lo que acabas de escribir, es
fundamental archivarlo y volver a él unos días después, ganada esa distancia
respecto al texto archivado, es más que probable que haya aspectos que te pidan
ser revisados o modificados. Admito que en ocasiones altero mis propias pautas
pero nunca me permito eliminar el paso del desenamoramiento respecto al texto.
Tus textos no
siempre han de ser geniales, incluso habrá días en que el resultado será pobre
o que no seas capaz de escribir nada, pero eso no es importante, junto a las
luces siempre hay sombras y también habrá días brillantes.
Te recomiendo no
resistirte a la práctica de escribir pensando que no es lo tuyo, hacerlo puede
proporcionarte buena ortografía, capacidad de análisis y de síntesis,
vocabulario, objetividad y relajación, pero el culmen llega si, como a mí me
sucede con Ricoblog, aprendes a disfrutarlo.
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