Es evidente que socialmente hemos ido
dando forma a determinados epítetos ligados a diferentes patronímicos y con
cierto aire descalificador; algunos de los más evidentes que me vienen a la
cabeza son el de “tacaños” de los catalanes y el de “chulos” de los madrileños.
Hoy, 15 de mayo, festividad de San Isidro
Labrador, patrón de Madrid, quiero referirme al segundo de ellos y lo hago
desde mi declaración de ser madrileño, “gato” de tercera generación (mis hijos
ya son de cuarta) y nacido y criado en una “corrala” de la calle Tribulete del
barrio de Lavapiés, barrio que en esa época fue un barrio de lo más “castizo” y
del que guardo un gran recuerdo.
Para quien no tenga claro lo que era una
corrala decir que, en Madrid especialmente, una corrala era una casa de
vecindad antigua constituida por viviendas de reducidas dimensiones a las que
se accedía por puertas situadas en galerías o corredores que daban a un gran
patio interior, viviendas en que la convivencia era inevitable y permanente,
con poca intimidad, con sus ventajas e inconvenientes.
Pero hoy quisiera reivindicar el término
“chulo” y hacerlo mediante las expresiones de “chulapo” y “castizo” por creer
que son las realmente aplicables:
Partamos del concepto de casticismo como la actitud de quienes al hablar o
escribir evitan los extranjerismos y prefieren el empleo de voces y giros de su
propia lengua, aunque estén desusados; admitido esto el término podría ser
aplicado sin ningún límite geográfico.
El de chulapo (también llamado Manolo)
si parece más propio de la condición matritense pues se aplicaba a aquellas clases
populares de Madrid, que se distinguían por cierta afectación y guapeza en el
traje y en el modo de expresarse y comportarse, con peculiaridad en su
vestimenta y en sus dichos, veamos algunos ejemplos:
Respecto
a la vestimenta.
Los
pantalones
|
Los
alares
|
Los
calcetines
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Los
bullos
|
La
camisa
|
La
limpia
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Los
calzoncillos
|
Los
gayumbos
|
La
gorrilla de cuadros
|
La
parpusa
|
El
pañuelo blanco
|
El
safo
|
Los
zapatos
|
Los
calcos
|
La
boina
|
El
remate
|
El
traje
|
El
terno
|
El
reloj
|
El
peluco
|
El
chaleco
|
El
chopín
|
El
baile
|
El
tueste
|
Respecto
a las referencias cercanas.
Yo
|
Mi
menda
|
Las
chicas
|
Las
gachís
|
Tu
|
Tu
menda
|
La
novia
|
La
jaz
|
El
otro
|
El
menda
|
La
esposa
|
La
socia
|
Los
padres
|
Los
batos
|
La
suegra
|
La
contraria
|
Algunas
expresiones.
“Esto está más
seco que el ojo de la Inés”
“Tienes menos chicha que un conejo de seis reales”
“Tienes más años que el hilo negro”
“Se gasta menos que un ciego en novelas”
“Estoy más frito que el palo de un churrero”
“Es más vago que la chaqueta de un guarda”
“Eres más chulo que un ocho”
“Eres más lento que el tren de Arganda, que pita más que anda”
“Das más la lata que Cascorro”
“Tienes menos chicha que un conejo de seis reales”
“Tienes más años que el hilo negro”
“Se gasta menos que un ciego en novelas”
“Estoy más frito que el palo de un churrero”
“Es más vago que la chaqueta de un guarda”
“Eres más chulo que un ocho”
“Eres más lento que el tren de Arganda, que pita más que anda”
“Das más la lata que Cascorro”
Lo cierto es
que lo chulapo y lo castizo pertenecen ya al territorio de la extinción y solo
se aprecian vestigios propios de su vestimenta en las verbenas, aunque aun
acompañados de la música de organillo, las rosquillas del santo (las tontas y
las listas) y las gallinejas y entresijos. Y además siempre podrás rememorarlo
mediante verdaderas joyas de la zarzuela que nos dejó el madrileñismo como: La
Verbena de la Paloma, La Gran Vía, El Barberillo de Lavapiés, La Revoltosa y
tantas y tantas más.
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