RICOBLOG

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domingo, 7 de abril de 2013

¡YO SOY YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS!



“Yo soy yo y mis circunstancias” sin duda una de las citas más desgastadas y utilizadas del acervo popular, incluso objeto de un uso desmedido y a veces inapropiado, pero antes de adentrarme en ella me gustaría hacer dos precisiones; la primera es que la cita original no pluralizaba y que además no se ha popularizado de forma completa cuando lo más interesante de de esa afirmación es su segunda parte. Dicho esto me gustaría reivindicar la frase completa que no era otra que: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo”.
Solo puedo rendirme ante la capacidad de síntesis y precisión a la hora de expresar un pensamiento como el legado de nuestro celebérrimo filósofo Ortega y Gasset; mi lectura es que pretende una comunión entre dos doctrinas enfrentadas desde tiempos inmemoriales, el racionalismo (lo que pienso) y el vitalismo (lo que vivo), tal vez podría haber sido más explícito, aunque para mí el mensaje es claro, ambas concepciones son necesarias para dar sentido y explicar la vida en su totalidad.
Circunstancia es todo aquello que influye al yo, sin ser el yo, circunstancia es el círculo vital en que toda persona ha de desenvolverse: cultura, historia, sociedad…, con todas sus creencias, valores, usos y opiniones. La circunstancia se encuentra en el mundo al que nos toca llegar y nuestro “yo” se va forjando en ese mundo, sería insensato pretender la idea de que somos independientes de dicha realidad.
Desde luego no me refiero al mundo en su ámbito cósmico, sino al mundo que percibimos y a como lo hacemos; esto hace que ni el mundo ni yo seamos independientes el uno del otro y que aunque mi influencia en el mundo sea infinitamente menor que la del mundo en mi “yo”, no me exime de la responsabilidad de ocuparme de mi circunstancia. No hay mayor error que asumir que las cosas serán por sí mismas y con independencia de que me ocupe de ellas o no.
La mayor circunstancia que ha de negociar una persona es su propia vida, negándose a entenderla como un mero sobrevivir inmerso en una extraña y misteriosa sucesión de cosas ajenas e inevitables ¡Sí, La circunstancia existe, pero nuestro “yo” también!
Cuando alguien hace como propia la expresión o sentencia “Yo soy yo y mis circunstancias” (errática e incompleta) como justificación de lo acontecido, está haciendo uso de lo más parecido a una rendición, está invocando a fuerzas sobrenaturales, o cuando menos incontrolables que le impiden ser de otra manera, lo peligroso es cuando consiste en una mera coartada, cuando nunca se reconocen culpas o debilidades personales, cuando todo parece proceder de una conjura astral que nos condiciona y maniata.
“… Y si no salvo mi circunstancia, no me salvo a mí”, recordemos que esta es la parte olvidada de la famosa frase y de gran trascendencia, y es que no debemos olvidar que nuestro comportamiento también tiene un cierto grado de influencia en el entorno en que nos desenvolvemos. Esta capacidad nos debe permitir elegir la conducta más oportuna ante las diferentes situaciones, que nos permita acceder a las soluciones más acordes con nuestros propósitos.
El convencimiento de que esto ha de ser así será nuestro mayor y mejor aliado. El acudir a la circunstancia como argumento exculpatorio implica una renuncia a la finalidad de pelear por ti mismo.
“Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo”. Ahora tú eliges, la circunstancia existe ¿pero cuanto de importante eres para ti mismo?

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