Hace unos días
escribía en este mismo Blog: “La comunicación no solo es necesaria sino inevitable, ¡carecemos de la facultad de no comunicar!, siempre lo hacemos!”.
Cuando los expertos se refieren a la
comunicación hablan del emisor, del receptor o del código entre algunos otros
elementos, y ha sido el código el objeto de mi elucubración; al dejar volar mi
imaginación, sin mucho fundamento pero con la pretensión de dotarla de cierta
apariencia de profundidad, me ha llevado a establecer una diferencia entre
CONversar y SINversar.
Según la RAE, “CONversar”
consiste en hablar con otra u otras personas, es decir, articular palabras para
hacerse entender, por tanto es en la palabra donde reside la facultad de hablar,
las palabras resultan ser un conjunto de símbolos que nos permite formular y
comprender mensajes, algo sin duda importante dentro del fenómeno de la
comunicación aunque no único; mediante la palabra adquirimos la capacidad para
configurar y exponer juicios, pensamientos, incluso sentencias, pero no está
libre de un efecto de perturbación que puede desvirtuar el mensaje, se trata de
lo que queremos decir, como lo decimos y que entiende a quién nos dirigimos,
dimensiones que no siempre coinciden.
En cuanto a
“SINversar” la RAE es contundente al indicar que se trata de una palabra no
incluida en el Diccionario, algo más que lógico pues tan solo se trata de un
término de mi invención; tal hecho me exige una aclaración respecto al
contenido que pretendo dar a dicho concepto. La “CONversación” utiliza un
código verbal y un canal auditivo, sin embargo en la comunicación se dan otros
códigos y canales, como son el lenguaje corporal perceptible de forma auditiva,
pero también de forma visual o táctil y estos forman parte de lo que denomino “SINversación”.
Una posición del
cuerpo que muestre cierto interés, una mirada, un suspiro, un leve susurro, una
tibia caricia o un delicado beso sobre la mejilla de alguien, pueden y en la
mayoría de los casos es así, transmitir mucha más información que unas palabras,
esa misma intensidad pueden transmitir gestos corporales de desaprobación,
aburrimiento o apatía, pero mientras unas señales se percibirán de forma
positiva, otras nos generarán rechazo o desconfianza. Eso es SINversación.
De pronto e inmerso
en mi reflexión me di cuenta que estaba cayendo en algo que habitualmente pongo
en tela de juicio como es el tratar los temas desde la bipolaridad o dicotomía,
algo así como ¿Esto o aquello?, ¿Allí o allá?, ¿Vienes o vas?, ¿CONversación o
SINversación? No soy partidario del claroscuro como única opción, me gusta
buscar distintos y variados focos de luz.
Mientras la
expresión oral es una proyección de aquello que pensamos, la corporal es como
una danza que nos muestra o revela el estado de ánimo de nuestro compañero de
baile y viceversa y no es una metáfora; tanto en la palabra como en el gesto
siempre se puede encontrar insinuación, énfasis, proposición... El volumen o la
entonación, un giño o un ademán, todo termina siendo un testimonio de lo que
somos y transmitimos, en definitiva todo es comunicación.
La cuestión final
es ¿CONversamos o SINversamos?, y en mi opinión cualquier respuesta sería
incorrecta salvo que optásemos por decidir que lo que hacemos es comunicarnos
en todas sus dimensiones, está lo que decimos y lo que con nuestros gestos
transmitimos, es más, lo verdaderamente importante es la interpretación de
nuestro interlocutor, por ello deberemos esforzarnos en comprobar si el mensaje
recibido es el que deseábamos enviar, con nuestra CONversación y SINversación.
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