RICOBLOG

RICOBLOG

domingo, 21 de abril de 2013

OTRA FORMA DE VIVIR



Verás, esto es muy sencillo; es más que probable que todos nosotros en algún momento nos hayamos hecho la pregunta de si nos gustaría vivir una vida algo diferente, un poco diferente o muy diferente de la que estamos viviendo.
En realidad tras esta pregunta hay una mayor o menor carencia, y nuestro estado de ánimo está reflejando esa ausencia que suele coincidir con la falta o privación del nivel de felicidad anhelada, estás ante algo distinto a lo que te gustaría estar, lo que te hace desear un cambio o soñar con él.
Son múltiples las situaciones que pueden colocarte ante tal inquietud, algunas de ellas sin duda pueden ser:

  • Percibir frustración por no estar viviendo lo que verdaderamente te entusiasma y sentir cierta saturación por la tolerancia hacia tu cotidianidad.
  • Sentirte rodeado de personas con las que realmente no te sientes identificado.
  • Encontrarte cansado de vivir conforme a los “deberías” de los demás.
  • Persistir en relaciones personales o laborales insatisfactorias que te conducen a considerarte en un laberinto sin salida.
  • Esperar y confiar que algo, algún día, tal vez… cambie tu realidad o tu entorno para sentirte en paz y feliz.
  • Etc.

¡Estás añorando un cambio!, pero mientras hay ocasiones en que está en tus manos lograrlo, otras no; desde luego las cosas no cambian solo por desearlo y en muchas ocasiones promover el cambio no depende de nosotros. Lo que sí está en nuestras manos es modificar algunas de nuestras expectativas, ese cambio nos debe conducir a experimentar nuestra vida de forma diferente.
Lamento no poder dar una fórmula mágica, pero mi pócima personal me funciona: “Vivo alineado con mi verdad, con paz interior, desde el entusiasmo de lo mucho o poco que poseo e independientemente de las circunstancias que a veces se muestran hostiles o incomprensibles”.
Soy consciente de que mi pócima puede pareceros una utopía, pero ¿No es mayor utopía confiar, esperar o desear, que las cosas sean diferentes, por el paso del tiempo?
Nuestra etiqueta de seres racionales debería dotarnos de la capacidad de priorizar la racionalidad sobre la radicalidad, ello nos permitiría cambiar algunos de nuestros paradigmas, lo que nos conferiría la capacidad de interpretar nuestra vida de forma diferente.
Esto me lleva a nuevas preguntas: ¿Mi concepto de la felicidad es razonablemente alcanzable? ¿Soy un elemento pasivo en espera de la felicidad o peleo por ser el protagonista? ¿Cuál es mi aportación real en esa búsqueda? ¿La culpa es de las circunstancias o de mis expectativas?
Es evidente que no tengo esa fórmula mágica a la que antes me refería, pero preguntas no me faltan, de lo que muchas veces adolecemos es de respuestas e incluso que las respuestas sean totalmente sinceras y meditadas, respuestas que busquen la verdad y no la justificación de cómo nos sentimos.
Pero desear y perseguir la felicidad es absolutamente lícito, aunque resulta conveniente no olvidar que no solo depende de los demás, la felicidad no es un fruto que cuelgue de un árbol próximo, la felicidad exige compromiso, esfuerzo y a veces renuncia, pero también responsabilidad y honestidad con uno mismo, y no olvidar que podemos ser más grandes que las circunstancias en las que nos movemos.
¡OS DESEO UNA VERDADERA FELICIDAD!

No hay comentarios:

Publicar un comentario