RICOBLOG

RICOBLOG

miércoles, 17 de octubre de 2012

LA CRISPACIÓN



No voy a negar que una palabra con la que en la actualidad tropiezo frecuentemente es “crisis”, pero hay otra más intemporal y de presencia demasiado habitual, me refiero a “crispación”.
Si echo mano del DRAE como hago tantas veces, compruebo que el significado de crispación es la “acción y efecto de crispar”, es decir: “irritar, exasperar” por lo tanto es una expresión dirigida a la acción y no al resultado, sin embargo, el uso frecuente que encontramos responde al modo “estoy crispado”, “está crispado”, etc., que según los ortodoxos gramaticales es una perífrasis que conjuga un verbo en forma impersonal con otro en forma personal dando forma a la expresión “estar crispado”.
No obstante, mi opinión es que la crispación, al margen de su formulación gramatical, es un estado emocional negativo y pernicioso, por un lado porque obnubila a quién la padece y por otro lado porque es altamente contagiosa, la crispación incita a la crispación, pero además, su toxicidad se generaliza en la persona y el “crispado” acaba mostrándose como alguien enfadado con el mundo, nada le parece bien, todo lo discute, incluso más allá de aquello que la originó.
En definitiva, concibo la crispación como un estado irracional desencadenante de pasiones incontrolables, inhibidora de la inteligencia y que deja a la persona a merced de sus instintos más primitivos. Desde luego no estoy en contra del ardor y apasionamiento en la defensa de aquello en lo que creemos, ni de una prudente rivalidad en las ideas, pero es precisa la existencia del único antídoto eficaz, cultivar un cierto grado de objetividad, racionalidad y respeto ante las opiniones ajenas, sin olvidar la posibilidad del error propio y las limitaciones personales.
Si te consideras libre y con derecho a pensar y sentir, como piensas y sientes, ¿Qué te faculta para cuestionar de manera “crispada” como piensan y sienten otros? El único remedio que yo concibo se basa en la humildad, como la capacidad para reconocer que tu propia verdad está tan cerca de la auténtica como pueden estar la de los demás aunque sean diferentes a la tuya.
Pero hay otra dimensión de la crispación que me preocupa, se trata de la que trasciende a la individualidad, que sobrepasa a la persona, se trata de la ejercida por determinados grupos de presión con intereses generalmente ocultos o cuando menos no siempre explícitos, y que manejan o tratan de manejar la opinión pública y los comportamientos colectivos, mediante consignas populistas o inflamas partidistas, ya sea en el deporte, la política o cualquier otro ámbito.
Tanto para la crispación personal como para la colectiva, creo que solo hay una medicación: Piensa y siente con absoluta libertad, sin olvidar el derecho de los demás a que piensen y sientan también libremente. Es la diversidad y el contraste lo que provoca el crecimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario