¿Quién no ha oído expresiones cómo?: “Tiene un don
especial”, “Ha nacido para…”, “Parece de otro planeta”, expresiones que
utilizamos para subrayar, no diré unos poderes sobrenaturales que parecen
poseer algunas personas, pero sí unas cualidades que entendemos como
extraordinarias y que solo unos pocos muestran; estas afirmaciones, aun
vigentes en el lenguaje común, tienen su origen en una doctrina determinista
que atribuía nuestro futuro en un ámbito de actuación concreto a un único
agente “el talento innato” y que como no podía ser de otra manera viene
determinado genéticamente.
Esta concepción determinista responde sin dudar a la
pregunta de ¿Un buen ……(1) nace o se hace?, establece claramente que
la influencia de la herencia genética es la responsable de esa excelencia, pero
la cuestión crítica se extiende hasta el extremo contrario: Con independencia
de la actividad o conducta de que hablemos, cuando en lugar de ser “bueno” se
es “malo” ¿También se debe a la herencia genética?
Por otro lado, los que siempre hemos manifestado un
importante escepticismo ante esta “dictadura del determinismo genético”, hoy
contamos con múltiples estudios que reivindican y demuestran que el sacrificio,
la tenacidad y los elementos ambientales (familia, educación entorno, etc.) son
generadores de aprendizaje, aspecto fundamental en el desarrollo del talento, a
este nuevo paradigma le podríamos llamar concepción evolucionista.
Reflexionando sobre una y otra posición, mi
convencimiento me acerca a la idea de que el talento no es una cosa en concreto
como promulgaría la concepción determinista, sino un proceso, que sería la
concepción evolucionista que defiende el aprendizaje de capacidades desde las
que se reciben o heredan genéticamente, pero no se limitan a estas.
Mi conclusión final es que el debate ¿Nace o se
hace?, se convierte en una falacia cuando se pretende señalar una sola causa
como germen del talento y su desarrollo; defenderé mi conclusión desde un
ejercicio de geometría básica, ¿Qué elemento determina el área de un
rectángulo, su largo o su ancho? ¿Un rectángulo con menor ancho que otro podría
alcanzar el mismo área con un mayor largo?
Es evidente que mi reflexión y análisis se sustenta
en la mayoría y común de los mortales, del que se escapan las “superestrellas”
con cualidades innatas fuera de lo habitual, pero incluso ellas no se ven
exentas del esfuerzo que exige desarrollar esas condiciones genéticas. Cuando
decimos de alguien con admiración ¡Es un monstruo!, lo solemos hacer evaluando
sus resultados y por lo general olvidando o desconociendo las exigencias que
conlleva el deseo o compromiso de ser “superestrella”.
Y es que hoy está claro que la genética te puede
ayudar pero no limitar y puedes agrandar uno de los lados de tu rectángulo a
base de dedicación esfuerzo y espíritu de superación, esto es una buena y una
mala noticia. La buena es que no todo depende de la herencia genética, la mala
es que también depende de tu determinación, ahora tú eliges. Pero… ¡Sin
excusas!
(1)
Aquí
puedes colocar: Deportista, líder, artista, ser humano, etc.,
No hay comentarios:
Publicar un comentario