RICOBLOG

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domingo, 24 de junio de 2012

MIENTRAS


El término “mientras” podemos utilizarlo o como adverbio (en tanto, entre tanto) o como conjunción (durante el tiempo que…), hay un tercer modo pero me referiré a él más adelante. En los dos primeros casos mencionados parecen representar la existencia de un espacio, bien entre dos momentos, bien entre dos acciones:
“Deberás esperar un par de horas mientras llego…”
“Haz…, mientras hago…”
El primero de los ejemplos es un enunciado meramente informativo, si me apuras preventivo lo que evitará la aparición de expectativas prematuras.
El segundo, transmite y formula un compromiso claro y una contrapartida al mismo tiempo; tú haces, yo hago, ambos hacemos.
Cualquiera de estas dos utilizaciones del término “mientras” no me genera ningún tipo de aversión, por el contrario las considero un uso correcto y que definen un posicionamiento claro de quien las enuncia, sin embargo, y este es el tercer uso al que me refería al principio, confieso que creo reconocer que también es utilizado de forma que me provoca cierto sarpullido emocional.
Hablo de la utilización de “mientras” como un subterfugio, un recurso mentiroso y cobarde, para ocultar el deseo de no hacer nada, ante una petición expresa que realizamos, pero pretendiendo transmitir la idea de que harán todo lo posible para ayudarte.
En mi dilatada vida laboral (45 años en activo) pasé por una situación difícil, por una operación societaria en la que se prescindía de la cúpula directiva, ello me llevó a contactar con amigos, colegas y conocidos en busca de un nuevo trabajo, encontré muchas respuestas positivas, pero también pude constatar que los que decidieron no hacer nada utilizaron fórmulas del tipo “No te preocupes mientras veo que podemos hacer”.
Realmente nadie está obligado a ayudarte, pero sí debería estar obligado a no mentirte, a no distraerte o confundirte, pero si su moral no se lo exige desde luego no es un aspecto exigible por vía legislativa, es una simple cuestión de valores, aunque muchas veces lo de simple resulta complicado.
Mientras se me ocurre como terminar, ¡Vaya yo también he caído en la trampa!, y es que “mientras” es un término traicionero que a veces propone un diferimiento, que puede llegar a utilizarse como coartada para retrasar una decisión o camuflar una no acción, en estos caso está escondiendo una realidad distinta a la que pretendemos exteriorizar.
Yo he decidido extremar el cuidado en la utilización del término “mientras” y es que tan solo es preciso desplazar levemente la letra “i” para convertirla en “”mentiras”.

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