RICOBLOG

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domingo, 6 de mayo de 2012

¿HACER O SER? CUANDO EL FEEDBACK SE EQUIVOCA

Quién me conoce bien sabe que no soy nada amigo de ningún tipo de extranjerismo aunque admita que parece que nunca ha sido evitable, sin embargo, el modelo actual de comunicación social lo propicia claramente y cada vez incorporamos más vocablos de origen extranjero, sobre todo de raíz anglosajona. Este es el caso del término “Feedback” que evidentemente no figura en el diccionario de nuestra RAE, pero los serios intentos por traducirlo coinciden mayoritariamente en la utilización de otro término que tampoco figura en el diccionario de la RAE como es “Retroalimentación”, esto me empuja a situarme en el ámbito del eclecticismo y reconocer que ninguno de los dos términos resulta ser más ortodoxo que el otro. Por ello y por razones de economía de esfuerzos utilizaré el término Feedback que tiene bastante menos letras que Retroalimentación.
No obstante, antes de definir lo que yo entiendo por Feedback, me gustaría tratar de describir algo que se configura como nuestra realidad cotidiana: Hacemos y actuamos, en nuestro día a día, como creemos ser, pero como en una obra de teatro nosotros solo somos el actor y aunque pongamos todo nuestro empeño en escena, solo y en el mejor de los casos, creemos representar lo que realmente deseamos. Sin embargo, esa representación es vista y juzgada por críticos y espectadores. ¡Me doy pero no me veo, me reciben y me ven!
Generalmente somos conscientes de lo que pretendemos aunque no vemos como lo intentamos, eso lo ven los demás, nuestras conductas resultan de manera habitual como situadas en un ángulo muerto que nos resulta inaccesible, precisaríamos de un vídeo grabado que nos permitiese visualizarnos y aun así no tendríamos garantizada nuestra objetividad y es que el juicio sobre nosotros mismos puede resultar muy diferente respecto al de los demás.
Es aquí donde debe entrar en juego el Feedback al aportar la visión que uno NO tiene sobre sí mismo, sin embargo no funciona como una receta mágica o infalible, suele presentar claras carencias, tanto por parte de quién lo da como por parte de quién lo recibe:
El Feedback siempre debería formularse desde el “hacer” y no desde el “ser”, sin embargo es frecuente hacerlo desde la óptica errónea con expresiones como, por ejemplo: “eres…”, en lugar de decir: “la impresión que me has dado…”
Por parte de quién lo recibe el problema suele residir en la confusión de pensar “hago las cosas como yo soy” y si no se poseen las suficientes dosis de sencillez y humildad puede entenderse como un ataque personal y no como un regalo, es preciso entender que cuando alguien habla de nosotros habla de lo que hacemos y de cómo se nos ve, no de lo que somos.
Salvadas ambas carencias, el Feedback debería configurarse como una herramienta para la mejora personal, un elemento de aprendizaje y crecimiento, una oportunidad de acercar nuestras conductas a nuestros objetivos.
No puedes controlar el Feedback que recibes, solo admitirlo o ignorarlo y recordar que no habla de ti sino de lo que haces, aunque haya sido formulado erróneamente; pero desde luego sí debes tratar de controlar el que tú puedas proporcionar a los demás, recordando que debes orientarlo al “hacer” y no al “ser”. Y es que si damos Feedback a alguien no hemos de hacerlo desde la óptica de “como es” sino de cómo percibimos lo que hace.

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