Un hecho es algo que se puede comprobar: ¿Qué día
sucedió?, ¿A qué hora?, ¿Llovió o no llovió?, etc., en definitiva un hecho
presenta datos que pueden ser verificables.
Una opinión es una forma de ver los hechos: “sucedió
hace mucho”, “era muy tarde”, “resultó un día apetecible”, etc., las opiniones
dependen de las creencias, valores e intereses de quién las emite.
Mientras que los hechos pueden ser verdaderos o
falsos, con posibilidad de verificarlos, las opiniones pueden ser fundadas o
infundadas y ninguna de las dos condiciones les confiere la condición de
veraces.
La perversión surge cuando se nos pretende, o
pretendemos, vender opiniones como hechos, algo que parece consustancial con el
ser humano. No debiéramos olvidar nunca que pueden existir tantas opiniones
como observadores, entre los que nosotros también nos encontramos.
¿Argumentas con hechos o con opiniones?...
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