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sábado, 23 de julio de 2011

EL AMOR Y EL PRÓJIMO

Los inventos y avances tecnológicos han permitido al hombre alcanzar el fondo de los océanos o posarse suavemente en la Luna pero no le han permitido ni ayudado a  superar el mayor de sus retos: “amar al prójimo como a sí mismo”.

Amar al prójimo como a sí mismo, quiere decir, que así como nosotros nos cuidamos, nos guardamos, nos protegemos o nos amamos, así es como hemos de considerar y amar a cualquier ser humano, con independencia de su condición. Pero estamos convirtiendo el mundo en un lugar inhóspito, en el que sobresale el dinero como único fin, sin importar nada más.

El mundo actual está tan acostumbrado a desentenderse del prójimo que ya nadie es consciente de ello, hay innumerables acciones simples que ya no se ven como maldades, se contemplan con indiferencia y se dice “es lo normal”, pero no, desde luego puede ser “común” pero no “normal”, lo normal sería que todos nos amáramos y que nadie hiciese mal al prójimo, pero esta sociedad se ha deshumanizado y el trato suele ser cruel e intolerante, incluso con el medio ambiente en el que hemos de vivir. Es decir, se está perdiendo el sentido de la evolución.

Sabemos muy bien lo que es amarnos a nosotros mismos, aunque no siempre nos amemos bien, pero eso sería motivo de hablar del “amor propio” y hoy no es ese mi objetivo, sino tratar de forma cabal los conceptos amor y prójimo, sobre los que creo giran ciertas inexactitudes ya que de entenderlos correctamente, sin duda, el mundo sería distinto.

El amor se confunde con atracción, emoción, seducción, enamoramiento, celos, excitación, sexualidad, etc., conceptos quizás hermanos pero que no son el amor. El amor es una disposición de la persona que nace de la inclinación por ayudar y asistir a los demás, sin esperar nada a cambio; es una disposición interna de desprenderse de algo propio a favor de otros; es una vocación por hacer favores a cualquiera y servirles con entusiasmo.

El que ama, compadece, disculpa, apoya, condesciende, perdona y olvida; en cambio el que no ama, vive enfadado, resentido, triste y amargado. Personalmente estoy convencido que se siente una tremenda alegría y felicidad interior cuando percibimos que podemos hacer felices a quienes nos rodean, el amor engrandece el patrimonio espiritual de las personas y es que si compartir penas es dividir el sufrimiento pero compartir la felicidad es duplicarla, el amor y la felicidad que proporciona enriquecen a las personas.

Pero, ¿Quién es mi prójimo?, pues es muy sencillo, “cada una de las personas que componen el resto de la humanidad”, “mi prójimo” no solo son aquellos a los que conozco, aquellos con los que me llevo bien, aquellos que comparten mis ideas, en la categoría de “mi prójimo” también entran aquellos con los que no me hablo, aquellos con los que discuto, aquellos a los que no comprendo e incluso aquellos que no conozco y que no conoceré nunca.

No me importa confesar que soy de aquellos que creen, que los países desarrollados tienen todo el derecho de hacer riqueza y de sentirse grandes, si quieren poderosos; pero los países pobres también tienen derecho de convivir con ellos en paz, con dignidad y sobre todo, participar de esa riqueza, pues a fin de cuentas, la riqueza del mundo es de todos, aunque me digan lo contrario.

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