Al parecer no
existen dudas sobre la condición de “ensayo” y aunque no es menos cierto que la
definición de la RAE suena un tanto artificiosa al definirlo como el “escrito
en el cual un autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato
erudito”, en el fondo es un género literario libre y personal como medio de
desarrollar un tema sin ceñirse a una estructura o sin necesidad de
documentarlo profundamente.
Esta condición de
ensayo es lo que hace difícil definir sus características al representar un
género literario libre, y esa libertad es la circunstancia que lo identifica,
no obstante, hay algunos rasgos que le confieren tal formato, entre ellos y sin
la necesidad de encontrarlos todos, podemos observar la mayoría de los citados
a continuación:
- Estilo muy personal en la escritura.
- Incluyendo citas o referencias.
- Sin una estructura definida.
- Orden de desarrollo libre y optativo.
- Longitud según preferencias.
- Buscando el mayor público posible.
No cabe la menor
duda que los temas de un “ensayo” no tienen ningún tipo de corsé, al menos
literario y dependen fundamentalmente de su escritor, el solo y solo él,
decidirá sobre lo que va a escribir, sobre lo que desea exponer a los demás, el
“ensayo” es la forma más directa de mostrarse a los demás, de decirle al mundo
lo qué opinas.
El abanico de
posible temas que pueden abordar los “ensayos” no tiene límite, podemos
encontrar ensayos políticos, ensayos económicos, ensayos sociales, ensayos
filosóficos, etc. Lo verdaderamente importante es que el escritor note como la
sangre le hierve mientras lo escribe, que sienta una placentera comodidad en su
desarrollo y que le permita expresarse de una manera sincera y contundente, admitiendo
que puede haber otras opiniones pero esa es la suya.
Cuando usamos los
términos literarios de narrativa, poesía o teatro, todos comprendemos su
significado. La palabra ensayo, sin embargo, parece que se usa para todo
aquello que no es poesía, teatro o narrativa. El ensayo es una reflexión desde
la perspectiva personal de un autor y tal vez esto es lo que nos hace
contemplarla algo más alejada.
El ensayo es un
género literario en el que el fin estético surge entrelazado con el proceso
reflexivo sin sacrificar el uno al otro. El ensayo muestra las ideas en el
proceso de su formación, por lo que el juicio que se articula es tan importante
como el proceso mediante el cual se conciben y organizan dichas ideas.
Es más que probable
que el máximo esplendor del estilo “ensayo” corresponda el autor Michael
Montaigne, escritor francés del s. XVI, sin embargo, podemos encontrar otros
insignes ensayistas como Plutarco, Eugenio d'Ors, Pérez de Ayala o José Ortega
y Gasset y ni mucho menos pretendo parecerme o acercarme a ellos, pero desde
luego abrazo el estilo “ensayo” como la libre expresión de todo aquel que
quiera decir algo.
La técnica del
ensayo procura alejarse del dogmatismo que aporta el pensamiento hecho, es una invitación
a que quién lo lee reflexiones sobre sus propias ideas y sobre el tema que el
“ensayo” propone, al menos esa es la perspectiva con la que yo escribo, me
importan sobre todo las ideas y aunque cuido las formas, son los mensajes los
que de verdad me motivan.
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