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miércoles, 16 de abril de 2014

LOS DIRECTIVOS



A lo largo de mis cuarenta cinco años de actividad profesional he sido botones, he sido administrativo, he sido economista, he sido actuario, he sido jefe técnico, he sido comercial (desde agente a director nacional), he sido director general, he sido coach y siempre ligado a los seguros personales, fundamentalmente al seguro de vida (riesgo o ahorro), no obstante los más difíciles y gratificantes han sido mis algo más de diez últimos años en los que he ejercido como director de formación.


Era mi sueño y finalmente lo logré, todo lo que el sector me había dado podía en alguna medida devolvérselo y así lo intenté, en mi travesía pedagógica fueron muchos y diversos colectivos los que pasaron por aquellas aulas que junto a un equipo maravilloso dirigía, un equipo entregado y comprometido, un equipo con ganas de darlo todo y así lo hacían.


En los colectivos de técnicos, administrativos y comerciales evidentemente tropecé con todo tipo de perfiles y no fundamentalmente por su edad sino por su actitud, representaban un gran colectivo con perfiles muy diferentes entre los que podías encontrar personas interesadas, pasotas o simplemente indiferentes; trabajamos con la materia prima que teníamos aunque en nuestra opinión algunos eran inaceptables.


Curiosamente, o no, donde mayor resistencia encontré siempre fue en el colectivo de directivos, ya fueran técnicos, administrativos o comerciales y a mayor nivel de responsabilidad mayor resistencia, tiene su lógica; cuando ostentas el papel de responsable de la formación no puedes olvidar que muchos de ellos han llegado por “meritos de guerra”, es decir, ¡Son lo que son!, porque en su día fueron lo que fueron. El problema es que tal vez fueron grandes técnicos, grandes administrativos o grandes comerciales, pero eso no les confiere la facultad de grandes líderes de personas.


Esto transforma la formación del directivo en una actividad compleja, aunque necesaria, cuanto mayor es el estatus del directivo peor es su receptividad de formación y desde luego no puede tenerse el timón de la empresa en manos inadecuadas, aunque lamentablemente es lo que hacen la mayoría de las empresas.

Y aunque diseñes una formación “flexible, realista y empática”, que se adapte al momento, que huya de idealismos y hable su lenguaje, siempre encontrarás su resistencia. Aunque pueda ser “agradable, diferencial e integradora”, es decir, divertida, que no se considere más de lo mismo y que suponga una oportunidad y no una crítica, nunca lo entenderán, siempre han de pensar que pretendes darles una lección que ya dominan por sus años de experiencia.



En definitiva, un elevado número de directivos españoles son escépticos y distantes respecto a la formación, es como si interpretasen que se les trata de enseñar lo que ya saben, cuando lo que se pretende es facilitarles ciertos conocimientos que nunca nadie les ha enseñado sobre la dirección de personas.


Hoy existen respuestas rápidas y eficaces, doctrinas que enseñan a manejar aspectos de liderazgo, de coaching y en definitiva de acompañamiento eficaz con quienes deben encumbrarte al éxito. Y esta formación debidamente acondicionada es aplicable a equipos técnicos, administrativos y comerciales, sean tropa, mandos intermedios y sobre todo y fundamentalmente directivos.

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