RICOBLOG

RICOBLOG

miércoles, 27 de noviembre de 2013

LAS COSAS A MEDIAS



Me atrevería a empezar con una sentencia: “Jamás nada se puede hacer a medias, se hace o no se hace”, sin embargo, razones habrá para que el lenguaje coloquial haya acuñado la expresión “hacer las cosas a medias”, seguramente para identificar y agrupar todas aquellas acciones iniciadas y no acabadas.


Iniciar es fácil, empezar es rápido y puede ser divertido; empezar transmite sensación de ocupación y supone el inicio de una carrera incierta: ¿Llegaré hasta el final de la acción iniciada?, ¿Será una nueva actividad inacabada?


Pero antes de satanizar o beatificar el hecho en sí, tal vez sea prudente fijarse en las razones que lo determinan. Dejar algo a medias puede resultar o no un problema a la hora de empezar otras acciones, el que sea de una manera u otra dependerá de haber tomado una decisión o una dejación.


Si decidimos desactivar una acción por el convencimiento de que no nos conduce a ningún resultado satisfactorio, lo que hacemos es liberar los recursos personales que estamos dedicando a algo que no nos gusta o no deseamos, en beneficio de poder iniciar otras que realmente queremos o aspiramos a hacer lo que nos convierte en sujetos libres, podemos equivocarnos o no pero desde luego no es un abandono, es un posicionamiento respecto a nosotros mismos.


La otra razón de las actividades inacabadas es el desistimiento, es la rendición, no siempre consciente, por falta de persistencia ante algo que nos exige algún tipo de esfuerzo, en esta versión si hay toxicidad pues abandonamos cosas que no nos abandonan, al menos no lo hacen fácilmente, y es que las tareas a medio acabar se convierten en una carga, convirtiéndose en un lastre que nos proporciona el agotamiento de un recuerdo permanente y machacón de aquello que aun tenemos inconcluso.

Cuando la razón del abandono pertenece al grupo de causas nocivas como la desidia, la comodidad, la indecisión o la pereza, entre otras, aparece un sentimiento de culpabilidad que te empuja a asociarte con aliadas como una naturaleza desorganizada e innata, pretendidamente inevitable y corresponsable de tu actitud. Caer en el hábito nada deseable de dejar las cosas a medias nos condena a caminar por tierras de la mediocridad y gastar una energía que en otras circunstancias no sería preciso consumir, además:


Divide nuestra atención: Tener cosas a medias e intentar hacer otras nos dispersa.


Constituye un retraso disfrazado: Solo supone diferir un problema con el que no hemos podido.


Produce sensación de bloqueo: Eliminando cualquier sensación de progreso y dificultando el inicio de cosas nuevas.


Incrementa el agobio: Agobio y tal vez ansiedad y estrés.


Te condiciona: Cómo cualquier hábito, la repetición provoca acostumbramiento.


Cuando nos levantamos por la mañana no hay un inversor dispuesto a financiar nuestro proyecto, nuestra idea o nuestro sueño, al menos a hacerlo así porque sí; nosotros y solo nosotros podemos propiciarlo, impulsándolo con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra ilusión. Las cosas no van venir hechas, tenemos que hacerlas nosotros y no tiene ningún sentido hablar y hablar sobre lo que vamos a hacer para luego ni iniciarlo o abandonarlo a medias.


Las cosas se dejan a medias cuando se habla demasiado o alardea de ellas, evidenciando luego la falta de consistencia para su ejecución.

No hay comentarios:

Publicar un comentario