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miércoles, 21 de mayo de 2014

LAS CATARATAS Y LAS TUYAS



Es evidente que todo el mundo sabe lo que es una catarata, incluso también conocida como cascada, caída o salto de agua, de la misma manera todo el mundo reconoce que la causa de dichas cataratas son un fuerte desnivel del curso fluvial, una pendiente brusca del lecho o cauce de un río.

Otro convencimiento general reside en el hecho de que las cataratas se forman con mayor frecuencia cuando el rio es joven, cuando aun presenta un cauce estrecho pero profundo y encuentra determinada resistencia rocosa, esa resistencia rocosa va a ser el determinante de un tramo tranquilo más o menos largo y de un tramo precipitado, acelerado y agitado.

Remolinos creados por la turbulencia, trozos del lecho del rio arrancados por su fuerza, el desnivel del cauce, retrocesos generados por la erosión, piedras transportadas por el agua y un sinfín de razones más son las causantes de que la caída de la precipitación pueda variar y presente un rango lo suficientemente amplio para ir desde una caída lenta y acompasada a una caída brusca y atrapante.

Tampoco podemos olvidar la existencia de rocas fundamentalmente calizas, cuevas subterráneas por debajo de los niveles principales, hundimientos posteriores y otros fenómenos geológicos que participan e influyen en la configuración de una catarata, podríamos citar la confluencia de dos ríos en los que uno va a mayor velocidad que el otro, en definitiva son elementos que de una u otra manera van a influir en su velocidad de caída.

Y es que al final no todas las cataratas caen a las mismas velocidades, no todas las cataratas se precipitan desde las mismas alturas, no todas se nos muestran igual; todas ellas atienden y responden a sus orígenes, una son más elevadas que otras, unas son más extensas o amplias que otras, unas llaman más la atención que otras, etc.

Es evidente que existen cataratas súper famosas como:

  • Las cataratas de Iguazú entre Argentina y Brasil.
  • Las cataratas de Niágara entre Estados Unidos y Canadá.
  • Las cataratas de Yosemite en California.
  • El salto del Ángel en Venezuela.
  • Etc.

Aunque también existen cataratas singulares en nuestro país, como:

  • El río cuervo.
  • El salto de la Cimbarra en Jaén.
  • La cascada de Soeso en Odesa.
  • Los saltos del Purgatorio cerca de Rascafría.
  • El Monasterio de Piedra.
  • Etc.

Ahora haz una abstracción mental, trata de proyectar la imagen de una catarata a tu propia vida, trata de analizar cómo evoluciona o transcurre lo que tu consideras tu esencia, ¿Qué te lleva a mostrar fuertes remolinos? ¿Qué te lleva a precipitarte sin control a fondos desconocidos? ¿Conoces tus cauces?

Sin duda eres protagonista del agua que recorre tu cauce, de la piedra que saltes o de la caída que afrontes, pero… ¿También eres consciente de la condición del cauce, el perfil de la roca o la pendiente de la caída que te ayuda a que así sea?

No tengo soluciones mágicas pero piensa porqué te revuelves de vez en cuando, por qué te sobresaltas o por qué caes de forma incontrolada, puede que no te guste pero lo haces. Deja de pensar en todo ello, la solución no reside en la velocidad, la solución no se encuentra en la caída.

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