El coaching es una
técnica de desarrollo personal y profesional basado en la evolución de la
persona y por ello resulta ser una técnica de gran potencia que igual puede
conducirte al éxito que al fracaso.
En la actualidad
hace coaching cualquiera, los profesionales, los oportunistas y los cándidos,
pero hay grandes diferencias de unos a otros.
El coach
oportunista no voy a considerarlo un elemento de distracción para mi texto,
solo decir que es aquel que se beneficia de una situación propicia más que de
una capacidad personal adecuada. El cándido es aquel que por haber terminado un
curso, certificado o no, le confiere la condición de coach y se considera como
tal sin verificar si su trabajo le concede tal vitola. El coach profesional
precisa de una comunicación interpersonal adecuada y entender que sus valores o
creencias no son únicos en el universo, que la persona con quién trata es un
ser completo y que está para acompañar y no para decidir.
Un coach profesional
huye de las medias aritméticas para diagnosticar, de hecho no diagnostica, por
el contrario lo que hace es interpretar, indagar, sacar conclusiones, discutir
impresiones con el coachee buscando su reflexión y en todo momento apoyándolo,
motivándolo y acompañándolo.
Un asesor, un
consultor, no son un coach (aunque algunos digan que prácticamente es lo mismo),
un coach auténtico basa su esfuerzo por encima de todo en la idea de servicio,
ha de tener criterio suficiente para identificar a un cliente dependiente y
renunciar a él si considera que ha de ser atendido por otro tipo de
profesional. Un coach auténtico ha de ser fundamentalmente sincero y altruista.
Definitivamente, el
coaching está de moda. Solamente hay que mirar la parrilla de programación de
nuestra televisión para darse cuenta. El coaching no es una terapia, no es un
método, sino un entorno en el que una parte necesita mejorar un aspecto de su
vida, conocido como "coachee" y la otra parte, es el
"coach", o entrenador, que es el profesional que le intenta ayudar a
mejorar.
Mientras no se
saque una ley que diga lo contrario, el coaching no es una profesión regulada,
es decir, cualquiera puede ser coach profesional. Da igual la titulación
universitaria que se posea o que no se tenga ninguna, que simplemente se haya
hecho un par de cursos de fin de semana de coaching para ser legalmente un
coach y poder vender tus servicios a otras personas o empresas u organizaciones...
Mi padre, fruto de
la postguerra, fue mi “primer coach”, el me decía lo que debía ser mi vida
profesional con frase como: “Nunca me he dado de baja”, “Nunca he llagado
tarde”, “No he desobedecido jamás a mi jefe”, etc., pero no era mi coach, era
la proyección de lo que él pensaba, entendiendo que eso era lo mejor para mí y
eso es lo que les sucede a los coaches oportunistas o a los cándidos.
Los falsos coaches
te muestran un camino de progreso y de éxito si abrazas sus consignas, sus
recomendaciones. Un coach auténtico te ofrece una duda, una incertidumbre, ¡Si
tus formas actuales te aportan unos resultados no deseables, ¿Qué sucede si las
cambias?!
Coach, coaching,
coachee, palabras que hoy suenan a solución pero no son milagrosas, no resultan
ser situaciones extraordinarias y maravillosas que modifiquen las leyes
naturales.
Si decides
contratar, para ti o para tu empresa, un coach, no le preguntes por lo que ha
estudiado o donde lo ha hecho, algo que sin duda puede ser importante, pero
sobre todo pregúntale cual es su experiencia siendo coach o aun no siéndolo,
hay coach que lo son incluso sin saberlo.
La palabra mágica
es acompañamiento, quién en lugar de ofrecerte compañía te ofrece soluciones te
está aportando sus soluciones, la pregunta es ¿Por qué sus soluciones han de
ser las tuyas?