RICOBLOG

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miércoles, 28 de mayo de 2014

QUIERAS O NO, ERES TU



Emoción, evolución, estímulo, etc., llámalo como quieras pero al final estarás hablando de eso que te ayuda a escaparte de tu día a día, de tu cotidianidad, de aquello que forma parte de ti pero no te gusta, existen cosas que deseas cambiar de ti pero te falta algo, tal vez un poco de convicción o tal vez un poco de decisión, tal vez un poco de ¿Qué pensarán los demás?


Nada de ello te ayuda, en cambio, por el contrario te inmoviliza, finalmente has de preguntarte quién manda en tu vida, ¿Eres tú o son tus circunstancias? Puede gustarte o no, pero has de terminar tomando una decisión: ¿Voy a cenar una sopa, voy a cenar pasta o voy a cenar ensalada?, ¡cenaré lo que sea, ya lo decidiré!, pero lo que tengo claro es cómo quiero ser.


“Quiero ser un espíritu libre, sin límites predeterminados, nadie ni nada me condiciona para hacer lo que hago, sin embargo a veces me pregunto si es un arte o una ciencia, soy consciente de que no hago solo lo que quiero sino lo que creo que los demás quieren, mi hacer se divide entre una cosa y otra”.


Es cierto que todo esto puedes evitarlo, solo tienes a veces que contradecir aquello que sientes, simplemente has de superar en ocasiones aquello que realmente registras o piensas, y al final no deja de ser más que una pelea entre lo que admites y lo que admitirías. Una pelea entre tus anhelos y tus miedos.


Sin ninguna duda existen tus pensamientos, ideas, creencias, experiencias y significados, pero también existen aspectos de tu vida que están sintonizados con tu existencia más auténtica y por tanto en conexión o afinidad con tu verdadera naturaleza, en definitiva, estamos ante un elevado número de elementos que no hacen sino enfrentar o comparar dos realidades.


Actuaremos de una u otra manera, consideraremos lo que creemos que piensan los demás, nos esforzaremos por parecer lo que creemos que opinan de nosotros o de lo que nos gustaría que opinaran, pero tarde o temprano surgirá nuestra verdad, nuestra autenticidad.


Solo tu verdadera y real experiencia puede expresar tu esencia y desde luego lo hará, solo tú eres la única autoridad en ello, absolutamente nadie tiene ni voz ni voto en tal tarea de hacerlo; te esfuerzas, simulas, te comportas como crees que te quieren, pero una y otra vez aparecerás tú mismo, no hay nada ni nadie que anule tu existencia más real.


En realidad nadie conoce tu verdadera realidad, a veces ni tú mismo la conoces, ellos no lo notan pero tú puedes llegar a hacerlo, cuando tu frecuencia se sintoniza con el impulso de tu existencia aunque los demás no lo noten, que muchos también suelen notarlo, estás en conexión con tu “yo”.

Nadie va a negar ni a contradecir tu competencia de autodeterminación, nadie se encuentra legitimado para cuestionar tu proceder, tú eres tú y con el paso del tiempo te vas consolidando, pero recuerda que al principio no resulta demasiado difícil confundir al resto, es el tiempo quién te va poniendo en tú sitio.


Si te gusta contradecirte vive para los demás, si dudas busca el equilibrio en la medida en que te resulte posible, si quieres ser tú mismo pelea una y otra vez contigo pero nunca puedes olvidar quién quieres ser y quién de verdad eres.


¡Se valiente y conócete! Los demás terminarán sabiendo cómo eres, no esperes a que el resto lo averigüe, hazlo tú y hazlo ya.

miércoles, 21 de mayo de 2014

LAS CATARATAS Y LAS TUYAS



Es evidente que todo el mundo sabe lo que es una catarata, incluso también conocida como cascada, caída o salto de agua, de la misma manera todo el mundo reconoce que la causa de dichas cataratas son un fuerte desnivel del curso fluvial, una pendiente brusca del lecho o cauce de un río.

Otro convencimiento general reside en el hecho de que las cataratas se forman con mayor frecuencia cuando el rio es joven, cuando aun presenta un cauce estrecho pero profundo y encuentra determinada resistencia rocosa, esa resistencia rocosa va a ser el determinante de un tramo tranquilo más o menos largo y de un tramo precipitado, acelerado y agitado.

Remolinos creados por la turbulencia, trozos del lecho del rio arrancados por su fuerza, el desnivel del cauce, retrocesos generados por la erosión, piedras transportadas por el agua y un sinfín de razones más son las causantes de que la caída de la precipitación pueda variar y presente un rango lo suficientemente amplio para ir desde una caída lenta y acompasada a una caída brusca y atrapante.

Tampoco podemos olvidar la existencia de rocas fundamentalmente calizas, cuevas subterráneas por debajo de los niveles principales, hundimientos posteriores y otros fenómenos geológicos que participan e influyen en la configuración de una catarata, podríamos citar la confluencia de dos ríos en los que uno va a mayor velocidad que el otro, en definitiva son elementos que de una u otra manera van a influir en su velocidad de caída.

Y es que al final no todas las cataratas caen a las mismas velocidades, no todas las cataratas se precipitan desde las mismas alturas, no todas se nos muestran igual; todas ellas atienden y responden a sus orígenes, una son más elevadas que otras, unas son más extensas o amplias que otras, unas llaman más la atención que otras, etc.

Es evidente que existen cataratas súper famosas como:

  • Las cataratas de Iguazú entre Argentina y Brasil.
  • Las cataratas de Niágara entre Estados Unidos y Canadá.
  • Las cataratas de Yosemite en California.
  • El salto del Ángel en Venezuela.
  • Etc.

Aunque también existen cataratas singulares en nuestro país, como:

  • El río cuervo.
  • El salto de la Cimbarra en Jaén.
  • La cascada de Soeso en Odesa.
  • Los saltos del Purgatorio cerca de Rascafría.
  • El Monasterio de Piedra.
  • Etc.

Ahora haz una abstracción mental, trata de proyectar la imagen de una catarata a tu propia vida, trata de analizar cómo evoluciona o transcurre lo que tu consideras tu esencia, ¿Qué te lleva a mostrar fuertes remolinos? ¿Qué te lleva a precipitarte sin control a fondos desconocidos? ¿Conoces tus cauces?

Sin duda eres protagonista del agua que recorre tu cauce, de la piedra que saltes o de la caída que afrontes, pero… ¿También eres consciente de la condición del cauce, el perfil de la roca o la pendiente de la caída que te ayuda a que así sea?

No tengo soluciones mágicas pero piensa porqué te revuelves de vez en cuando, por qué te sobresaltas o por qué caes de forma incontrolada, puede que no te guste pero lo haces. Deja de pensar en todo ello, la solución no reside en la velocidad, la solución no se encuentra en la caída.

miércoles, 14 de mayo de 2014

PEGARSE CON UNO MISMO



Entre nuestras expresiones es fácil encontrar términos como “fuerza de carácter”, “fuerza de voluntad”, “fuerza mental”, “fuerza mayor”, “a fuerza de…”, etc., parece que el elemento fuerza está llamado a ser algo importante en nuestras vidas, tan importante que incluso llegamos a hablar de “pegarse con uno mismo” ¿Es autolesión, autoagresión, falta de amor por uno mismo,..? Se trata de reflexionar sobre ello.


Para empezar yo creo que se da una fuerte contradicción, tenemos miedos pero peleamos, nos adornamos pero nos evaluamos negativamente, gritamos pero enmudecemos, es como si viviéramos en una frágil armonía con nosotros mismos. No es contradictorio y por tanto no supone pegarse con uno mismo el hecho de subir unas veces y bajar otras, correr o descansar en ocasiones, estos son simplemente turnos, no puede mantenerse una misma actividad de forma permanente.


Es bastante probable que la autoagresión que supone el pegarse con uno mismo sea motivada por un determinado nivel de depresión, aunque no necesariamente, en cualquier caso todo apunta a que existen dos claras situaciones: la agresión auto lesiva y la agresión pasiva.


La primera de ellas es sin duda punible, demuestra abiertamente el deseo de ocasionarse un perjuicio, de provocarse o infringirse un daño, de herirse, de transformar el dolor y la tristeza en ira, aunque haya que matizar que el que fue educado y ejemplar seguirá siéndolo aunque de una forma airada, por el contrario quién ya tuvo dificultades previas con su carácter antes de su autoagresión, no solo las mantendrá sino que las acentuará.


La otra de las situaciones era la agresión pasiva, si buscáramos algunos adjetivos para esta conducta deberíamos acordar el ser una conducta indirecta e inadecuada, una conducta que nos quita más que nos da, que nos inhibe de nuestra verdadera responsabilidad enterrándola u ocultándola y que nos presenta como verdaderos “castigados” junto a nuestro sacrificio y a nuestro dolor.


Ni la punitiva ni la no-deseada son conductas ansiadas, de una u otra manera ambas te llevan a la irritación y esta no deja de ser una respuesta desmesurada, en ambas, tal vez más en una que en otra, se muestra la carencia de ciertos frenos a la rabia y la ira, dando paso a la alteración de la forma habitual de comportamiento, lo que hace que ninguna de ellas sean deseables.


La punitiva ¡No y con mayúsculas! La no-deseada ¡No y con mayúsculas mayores que la anterior”! Si la punitiva resulta recriminable, que lo es, la no-deseada resulta peligrosa, es como si la punitiva la vieras venir porque viene de fuera, pero la no-deseada como indirecta actúa a escondidas, desde dentro, tú no la notas y a los demás les sorprende.


Curiosamente ante el doble problema la solución es triple: Proponerte luchar contra la agresión punitiva, clara, directa y en busca de infringirte un perjuicio, desear una pelea contra lo indefinido o agresión no-deseada que atenta contra tu propia personalidad y por último evitar ambas agresiones.


Lo que es cierto es que resulta absolutamente falso suponer que la mejor de las soluciones reside en entregarse a la pelea, también admito que la dificultad reside en evitarla, esa es la verdadera pelea, la otra es artificiosa y nos conduce al disimulo.


Si de verdad quieres pelear hazlo contigo mismo y no con tus circunstancias, se tú y no lo que dicten los demás.

miércoles, 7 de mayo de 2014

TU "VERDADERA VERDAD"



En un momento de sinceridad, en un momento de acercamiento me atrevería a hacerte una pregunta: ¿Hay algo que deseas vivir, hay algo que quieres pero aun no has hecho? Sin duda es la consecuencia de una cruenta pelea entre tu verdadero ser y tu mente y limitaciones.

Tu ideología, tus convicciones, tus costumbres, tus creencias, aquellas que vives con firmeza te moldean, te proporcionan una personalidad propia que a veces, e ignorándolo, te nutren de una forma radical de actuar, que te empujan a actuar desde lo que consideras tus principios y no desde tus deseos.

Creo que se puede y se debe abrazar la “verdadera verdad” de cada uno y desde ese punto de visto resulta lógico y aceptable el reconocerla y aceptarla, podemos hacerlo de manera inmediata o como resultado de algunas preguntas, tales como: ¿Cuál es mi “verdadera verdad”? ¿Cómo puedo identificarla? ¿Me sirve para algo vivirla? ¿Puedo modificarla?

Si de verdad te sientes libre, entusiasta, alegre, realizado, etc., entonces estás actuando desde tu verdadera identidad, si te sientes contrariado, condicionado, triste, desdibujado, etc., estás viviendo desde tus limitaciones. Despégate de tus justificaciones, supera tu racionalización y elévate por encima de los ¿Cómo?

Recuerda que nuestra mente es algo limitado y desde luego no está diseñada para presuponer como será el futuro y que cosas van a suceder, ello te legitima para pelear por tus sueños, por tus proyectos y tratar de que se materialicen tus ideas, no como son sino como te gustaría que fueran.

Llevas algún tiempo deseando que algunas cosas cambien pero no puedes limitarte a esperar, tienes que desprenderte de historias y convicciones, has de modificar unos cuantos paradigmas, tienes que emprender el vuelo sin miedos, romper tus ataduras y esa parálisis que te atenaza.

Es como volver a navegar desde que decidiste “quemar tus naves”, no te agradaba el rumbo y lo has vuelto a encontrar, tus cartas de navegación te ofrecen un destino satisfactorio, tu bitácora recoge experiencias gratificantes, el mar no solo no te mueve sino que te acompaña, ¿Qué más deseas? Se terminó navegar según las corrientes y solo tú serás quién definas el puerto de atraque.

Hay dos palabras claves: resistencia y resonancia; mientras que la resistencia impedirá que este proceso solo sea un aprendizaje, la resonancia supondrá encontrarte con tu “verdadera verdad”, actuar conforme a lo que también te dicta tu estado emocional y no solo a lo que te dicta tu estado racional.

¡Puedes ser tú con tu “verdadera verdad” o ser lo que pretendidamente entiendes que has de ser! ¡Tú decides!