Hoy me gustaría precisar
la expresión “Empezar de cero” y no por estar o no a favor de ella, sino por
creer que con demasiada frecuencia se utiliza con excesiva ligereza, incluso a
veces como argumento para volver a intentar algo cuyo resultado no nos resultó
gratificante, pero necesitamos justificarnos ante nosotros y/o ante los demás;
sin embargo, “Empezar de cero” suena a pretender una página en blanco, como si
nada que tuviese que ver con que lo no logrado hubiese sucedido.
El ejercicio de
regresar al principio para volver a intentar de nuevo algo, después de un
tropiezo, puede ser constancia, persistencia, tenacidad y ¿Por qué no virtud?,
pero… ¿Empezar de cero?, incluso cuando se nos derrumba un castillo de naipes
que estamos a punto de terminar y del que no queda ninguna carta en pie, volver
a intentarlo se inicia desde un punto que no es cero, hay un aprendizaje
previo, o debería haberlo.
Cuando un tropiezo
nos devuelve al punto de partida experimentamos un cierto sabor a fracaso por
haber cometido algún error o no haberlo conseguido en el intento; esa
sensación, en determinado grado frustrante, nos exige atenuarla y no solo ante
los demás sino ante nosotros mismos, es lo que nos conduce a reformular la
expresión “Empezar de nuevo” por “Empezar de cero”.
“Empezar de nuevo”
muestra una prueba de no rendición pero afecta a nuestro orgullo emocional, suena
a menos valiente que “Empezar de cero” que trata de mostrar nuestra disposición
a romper con todo, a borrar páginas anteriores para dejarlas en blanco y volver
a escribir sobre ellas. Un nuevo intento no significa empezar de cero, lo cual
es imposible, un nuevo intento implica
aprovechar toda la experiencia acumulada en procesos anteriores, incluida la
posibilidad de conocer donde podemos equivocarnos o tropezar una vez más.
Por otro lado, la
pretensión de “Empezar de cero” me suena a renegar del pasado, a negación de lo
que sucedió y de lo que uno fue; lo ideal es aceptarlo y dado que no resulta
modificable es conveniente intentar que llegue a ser aprovechable, pero si una
tarea resulta difícil, sin duda, es tratar de evitar que el pasado hipoteque
nuestro futuro.
Nuestra vivencia
pretérita, en base a la experiencia y conocimientos adquiridos, dibuja la
imposibilidad de “Empezar de cero” por lo que la mejor solución es convertirla
en aliada para “Empezar de nuevo”, y transformar en posibles ayudas puntuales
unos recursos que en su día no nos parecieron nada más que inconvenientes,
errores o fracasos.
Nunca negaré que
alguien sienta la necesidad de romper ataduras o cambiar el rumbo de su vida,
simplemente mi punto de auto-debate se centra en que algo tan lícito y
plausible no es un empezar de cero sino un empezar de nuevo. Lícito por la
libertad personal e individual que todos tenemos y plausible porque implica darse
una nueva oportunidad y en tanto en cuanto el rendimiento esperado se nos
presente como beneficioso merece la pena darse una segunda, tercera o enésima
oportunidad.
Admitir la
imposibilidad de “Empezar de cero” y abrazar la de “Empezar de nuevo” viene a
ser como asumir el pasado, vivir el presente y confiar en el futuro.